La última vez que fui feliz
Todo esto, seguiré así, llamándolo esto, supongo que es inevitable, además de la angustia por el encierro, las malas noticias y la incertidumbre, acelera la producción de nostalgia y de melancolía. No sé de qué glándulas salen, pero lo hacen. Por días, a borbotones. Brotan de un grifo que ahora, por todo esto, cuesta más, supongo que también es inevitable, cerrar. No se trata ya de que para salir de este ahora nos imaginemos en otro lugar, idealizando el futuro que no sabemos todavía si vendrá ni cómo. En su lugar regresamos al pasado, a ese instante que se quedó, como nosotros hoy, congelado en la memoria y latente en los huesos. Y nos vemos de pronto, hablo por mí, pero tal vez a vosotros también os suceda, volviendo a ese momento en que fuimos felices o que nos sentimos felices. Lo recreamos para huir, pero también para dejarnos acorralar, sin poder ni querer evitarlo, por la nostalgia. A veces abriga.
No sé a dónde os llevan vuestra memoria y vuestros huesos. Sí sé dónde lo hacen los míos. La última vez que yo fui feliz el planeta giraba, supongo que mal, pero giraba, y volaban los aviones y yo lo hacía a Estambul. Había barcos que cosían continentes con estela de motor y la lluvia mojaba porque estábamos en el lado bueno del cristal, donde lo hace. La última vez que fui feliz no había distancias y nos tocábamos, vaya si nos tocábamos. La última vez que fui feliz confinarse era un sofá o una cama y cinco minutos más que duraban horas y un desear que no avanzara nunca, al contrario que ahora, el tiempo. La última vez que fui feliz bailamos borrachos de anís en un restaurante y lo sé solo porque hay vídeos porque no recuerdo nada desde que crucé la puerta para volver a la calle y a la realidad. La última vez que fui feliz me llamaste gilipollas por primera vez y me hice el sorprendido y después el ofendido y también pensé que qué razón tenías pero no te lo dije. La última vez que fui feliz eran los años lo que se terminaban y no los mundos.
David López Canales es periodista freelance colaborador de Vanity Fair y autor del libro ‘El traficante’. Puedes seguir sus historias en su Instagram y en su Twitter.
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