Las nuevas zapatillas deportivas de Nike van a poner de acuerdo a Rosalía y a todas las chicas: modernas, clásicas y bohemias

Poco se puede decir sobre Rosalía que no se haya dicho ya. La artista española cuenta con tantos fans como detractores, pero en este inmenso océano de opiniones no se juzga solamente su trabajo (que también), sino esa particularidad única para interpretar las tendencias a su manera y crear otras nuevas. El mal querer la convirtió en emperatriz de la vanguardia musical y sus siguientes trabajos no han hecho sino confirmarlo. A Rosalía se la ha llegado a comparar con Rihanna y se ha dicho que sigue los pasos de Madonna. Que esto se aproxime a la realidad es algo que se verá con el tiempo, pero de lo que no hay duda es que la cantante ha jugado un papel clave en la renovación del flamenco y ha conseguido reunir en sus conciertos a gente de cualquier edad, condición y grupo social. La música de Rosalía es como las Converse All Star, no hay nada más democrático.

A ella le debemos el regreso del chándal –pero no el pantalón gris de algodón que se lleva con una camisa masculina, sino el de influencia callejera, de tactel y bandas laterales–, los abrigos de pelo rosa, los pendientes de aro dorados y las zapatillas deportivas en todas sus posibles versiones. Son precisamente estas últimas la gran piedra angular alrededor de la vertebra el armario de la catalana. Le gustan blancas –lo ha comentado en varias ocasiones–, con plataforma contundente, ugly… no hay ninguna que se le resista.

 

Por eso –y porque lo ha documentado a través de sus redes sociales– sabemos que ya se ha hecho con una de las últimas incorporaciones a la gran familia de Nike. En colores pastel y pensadas para llevar durante las estaciones más cálidas, las Air Max Verona ya ocupan un lugar preferente en el zapatero de Rosalía.

© Cortesía de Nike

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No importa si eres más de mocasines que de bailarinas, tampoco que el athleisure perdiese protagonismo durante los últimos meses a favor de una corriente estética mucho más burguesa, porque todo apunta que el confinamiento y las largas horas en casa recuperarán de forma indefinida el amor por los básicos y por el confort chic. Así que, una primavera más, bienvenidas (de nuevo) zapatillas deportivas.

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