Así es Gabriel Rufián en la intimidad: fan de Al Pacino, de Jurassic Park y enamorado de una periodista
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Sus intervenciones en el Congreso de los Diputados son siempre de las más esperadas. Su ironía, su lenguaje afectado y la tranquilidad en su forma de expresarse, los zascas a sus adversarios políticos y más de una puesta en escena que quedará para los anales de la historia del Hemiciclo (todos nos acordamos de cuando sacó una impresora o unas esposas para referirse a la corrupción en el PP y al encarcelamiento de los miembros del Govern tras el 1 de octubre) han convertido a Gabriel Rufián (38) en uno de los políticos más controvertidos de cada sesión de control al Gobierno.
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Creció en un barrio obrero
Rufián nació el 8 de febrero de 1982 en Santa Coloma de Gramanet, un municipio de unos 120.000 habitantes a menos de diez kilómetros de Barcelona. Gabriel creció en el barrio de Fondo junto a sus padres Antonio Rufián y Josefa (Pepi) Romero. Sus progenitores son de origen andaluz. Su familia paterna procede de Bobadilla, Jaén, y la materna de Turón, Granada, y emigraron a Cataluña a principios de los años 60 como muchos andaluces en esos años. Su abuelo era republicano y socialista y llegó a luchar unos meses contra el ejército de Franco durante la Guerra Civil en Melilla. A su regreso tuvo que ser ingresado en un hospital y más tarde retomó el servicio militar en el cuartel cordobés de Cerro Muriano. Tuvo cuatro hijos, uno de ellos, el padre de Gabriel, Antonio.
Los padres de Gabriel se conocieron en un mitin de la organización comunista Bandera Roja y regentaban un taller de peletería, pero en los años ochenta se vieron abocados a cerrarlo por la creciente competencia de negocios asiáticos en el barrio de Fondo, uno de los que más inmigración española recibió tras la Guerra Civil. Tras el cierre del negocio, Antonio trabajó como transportista y como comercial en diferentes empresas del sector textil. Por su parte, Pepi estudió auxiliar de enfermería y trabajó cuidando ancianos en una residencia y en un centro comercial. Después se convirtió en administrativa en una oficina de vivienda de la Generalitat.
Hijo único, el niño, algo tímido y solitario, comenzó estudiando en el colegio Virgen de las Nieves en Santa Coloma y luego pasó al centro concertado Cultural de Badalona, donde se mudó la familia en los años noventa. Los veranos viajaba con su familia a Bobadilla, donde todos le conocían como Juanga (su nombre completo es Juan Gabriel) y pasaba los días montando en bici con sus primo. Buen estudiante y siempre dispuesto a extenderse en sus explicaciones en los exámenes del colegio, quiso estudiar Periodismo para ser corresponsal de guerra, pero finalmente la nota le dio para hacer Relaciones Laborales en la Universidad Pompeu Fabra. Tras terminar la carrera en 2004, amplió sus estudios con un máster en Dirección de Recursos Humanos especializándose en selección, formación y comunicación.
Sus inicios en la política
Ya entonces, Gabriel se había interesado por la política. En 2012 empezaba su andadura en Súmate, una asociación de castellanoparlantes próxima a ERC que defendía la independencia de Cataluña, y en febrero de 2014 se subía por primera vez a un estrado para dar un discurso y poco a poco fue convirtiéndose en uno de los rostros más conocidos del independentismo.
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Un año más tarde se unía a la Asamblea Nacional Catalana y era elegido miembro de su secretariado nacional. En septiembre de 2015 participaba en el mitin de cierre de campaña de Junts pel Sí antes de las elecciones al Parlamento catalán. Apenas un mes después anunciaba su candidatura como cabeza de lista de Esquerra Republicana de Cataluña para las elecciones nacionales de diciembre de 2015. En mayo de 2016 repetía como número uno formando tándem con Joan Tardá y ese mismo mes se constituía como organización política Esquerra Republicana de Catalunya-Catalunya Sí, coalición para concurrir a las Elecciones 2016, de la que fue nombrado formalmente presidente.
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Separado y enamorado de una periodista
Siempre discreto con su vida privada, Gabriel Rufián nunca ocultó su relación con la madre de su hijo Biel. El político catalán y Mireia Varela estuvieron juntos una década. Gabriel vio por primera vez a la que sería la madre de su hijo en el metro. Tras encontrarse varios días seguidos en el suburbano, un tímido Rufián se atrevió a escribirle en un papel su teléfono y su dirección de email. Ahí comenzó su romance.
En ese momento, Mireia aún estaba en la universidad. En 2015, la joven se graduaba en Lengua y Literatura Española en la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, tiene un máster en Lengua Española, Literatura Hispánica y Español en la misma facultad y terminó su doctorado con una tesis titulada "Silencio en Max Aub". Mireia ha colaborado en diferentes grupos de estudio, como uno sobre el Exilio Literario para “reconstruir la memoria histórica, cultural y literaria del exilio español de 1939” y llegó a escribir un blog personal, además de artículos para El Matí Digital o Món Terrassa.
Al poco tiempo de enamorarse, Gabriel y Mireia tuvieron un hijo, el pequeño Biel, que paradójicamente nació un 12 de octubre, día de la Hispanidad, y que hoy tiene 10 años. La pareja trató de llevar el ascenso en política de él con la mayor discreción y tranquilidad posible y vivían en un modesto piso en el barrio de la Creu Alta en Sabadell. Era habitual verles en sus perfiles de Instagram, sobre todo en el de ella, compartiendo bailes (son expertos en chachachá y tango), conciertos y festivales de música, y tardes tranquilas en compañía de su hijo.
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Pero su amor llegaba a su fin en los últimos meses de 2018. Mireia nunca ha hecho declaraciones al respecto aunque sí que ha mostrado sus sentimientos en las redes sociales con algunos mensajes. "He despedido 2019 llorando sabiendo que ya no podré recuperarle. Lloro en este 2020 por perder al amor de mi vida, al que escogí como padre de mi hijo, a mi mejor amigo, a mi apoyo incondicional, a mi alma gemela (…), a mi sueño de familia ideal. No he perdido a una persona en mi vida, he perdido parte de mí misma en él", escribía en Fin de Año. Como anécdota, hace unos días, la propia Mireia nos hacía saber que tras adoptar a un galgo le ha puesto de nombre Rufi, tal vez como dardo hacia su ex.
En el verano de 2019, Gabriel comenzaba una nueva historia al lado de la periodista Marta Pagola Galardi (37). Su amor no surgió esta vez en el transporte público sino en los pasillos del Congreso. Marta es jefa de prensa del PNV desde 2013 y ella y Rufián empezaban a conocerse en su lugar de trabajo. Marta, nacida en Pamplona, estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Navarra y ha trabajado como corresponsal de Euskadi Irratia, hizo prácticas en 2006 en la BBC en Londres (en su emisión para Latinoamérica y España) y en los informativos nocturnos de Onda Vasca. En 2008 comenzó su andadura en el mundo de la política llevando a cabo tareas de recopilación de información en EAJ-ONV y tres años después se ponía al mando del gabinete de prensa del Partido Nacionalista Vasco. El hermano de Marta, Jon, también es periodista cultural.
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Fan de Brad Pitt y de Jurasic Park
Gabriel Rufián muestra su lado más polémico en el hemiciclo, pero cuando sale del Congreso, le gusta disfrutar de tardes tranquilas en su casa, de los fines de semana junto a su hijo leyéndole cuentos (en catalán, claro), montando en bicicleta o viendo fútbol (es seguidor del Espanyol pero también le gusta ver jugar a La Roja), paseando por la montaña o practicando atletismo. Apasionado de la música (tiene un tocadiscos en su despacho) se declara fan de Dire Straits y Led Zeppelin, pero su canción favorita de todos los tiempos es El sitio de mi recreo de Antonio Vega, según confesaba a LOC. Lector empedernido, le encanta la poesía y se queda con los libros de Cormac McCarthy, pero también con otros más actuales como Morder la manzana de Leticia Dolera.
Aunque ahora le es más complicado ir al cine, una de las películas que más ha disfrutado en los últimos tiempos ha sido Jurassic Park, de Juan Antonio Bayona. De las clásicas se queda con Blade Runner y Alien, y pasa muchas tardes de sofá viendo Big Little Lies, Breaking Bad o Peaky Blinders. Si tiene que elegir un par de actores no lo duda: Brad Pitt y Al Pacino (es mítica su frase asegurando que todo lo que sabe de política lo aprendió viendo El Padrino).
A pesar de su aspecto moderno y con un toque hipster, Rufián asegura que le gusta también seguir tradiciones de su tierra, como ir a la Fira de Santa Lucía en Navidad o la castañada en el Día de Todos los Santos. Desde hace unos meses, Gabriel ha confesado que se ha apuntado a la alimentación saludable porque antes comía muy mal, pero no se resiste a una buena tortilla de patatas.
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