Antes de Tamara estuvo María Cristina: la fascinante historia de la primera marquesa de Griñón, hija del aya de la princesa de Asturias

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Con el testamento de Carlos Falcó, fallecido el pasado 20 de marzo por coronavirus, el marquesado de Griñón volverá a manos de una mujer. Según confirmó ayer ella misma en su cuenta de Instagram, será Tamara, la mediana de los seis hijos de Carlos Falcó, quien se convierta en la VI marquesa de Griñón, un título al que no acompañaba un nombre femenino desde los tiempos de María Cristina Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias Bohorques, la aristócrata para quien precisamente fue creado a mediados del siglo XIX el hasta entonces inexistente marquesado de Griñón.

La antepasada de la popular hija de Isabel Preysler lo recibió de la reina Isabel II en 1862 y desde entonces todos sus sucesores habían sido hombres, como habría sucedido ahora también de no ser por la última voluntad de Carlos Falcó, que finalmente decidió cederle el título a su hija mediana en lugar de a su primogénito, Manuel Falcó, quien heredará solamente el marquesado de Castel-Moncayo.

La segunda hija de Falcó, Alejandra, ya es marquesa de Mirabel, mientras que los hijos pequeños, Duarte y Aldara, herederán algunos de los títulos de su madre, Fátima de la Cierva. “Queda por asignar Griñón y podría ser para Tamara, pero ya se verá”, explicaba Carlos Falcó al ser preguntado por el reparto de sus títulos en una entrevista concedida al diario La Razón hace cinco años.

Las razones de la creación del marquesado de Griñón por la reina Isabel II obedecen a la importancia que tenían en la corte española los padres de su primera titular. Nacida en Madrid en 1931, María Cristina Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias fue bautizada en el palacio real sosteniéndola en la pila los reyes Fernando VII y María Cristina, un honor nada extraño si se tiene en cuenta que el padre de la niña era el VI duque de Arión –y nieto del duque de Medinaceli– y que como gentilhombre grande de España era muy cercano al monarca. También tuvo el duque la plena confianza de la siguiente reina, Isabel II, quien lo condecoró con las insignias de la Orden del Toisón de Oro por sus servicios a la Corona.

La madre de la primera marquesa de Griñón, María de la Encarnación Álvarez de las Asturias, también fue una figura importante en la corte. Además de dama de la reina Isabel II, la duquesa de Arión fue aya de Isabel de Borbón, princesa de Asturias, encargándose por tanto de la crianza y educación de la entonces heredera del trono (Isabel de Borbón fue princesa de Asturias hasta el nacimiento de su hermano, el futuro Alfonso XII). La madre de la futura marquesa de Griñón también era miembro de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa, una orden española creada para distinguir a las mujeres nobles por sus servicios a la Corona, y dos años después de fallecer en 1863, la reina Isabel II quiso que su hija María Cristina tuviera un título propio creando para ella el de marquesa de Griñón.

Más tarde, la marquesa de Griñón se casó con Fernando Rámirez de Haro, conde de Villariezo (y antepasado del marido de Esperanza Aguirre). El matrimonio, sin embargo, no tuvo descendencia, y a la muerte de la marquesa en 1917 el título pasó a su sobrino nieto, Joaquín Fernando Fernández de Córdoba, abuelo a su vez de Carlos Falcó… y bisabuelo de la flamante sexta marquesa de Griñón, Tamara.

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