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Saray Carrillo ya ha abandonado las cocinas de ‘MasterChef’. Su marcha del ‘talent culinario’ de La 1 sigue dando que hablar porque dejó mal sabor de boca, ésa que nos dejó a todos abierta cuando presentó al jurado una perdiz sin desplumar. Hablamos con Saray para que nos cuente su experiencia en el concurso de cocina de TVE, que ya prepara su nueva edición con famosos en la que estarán Florentino Fernández, Raquel Sánchez Silva o La Terremoto de Alcorcón, y sus proyectos personales y profesionales.
¿Cómo viviste la expulsión de ‘MasterChef’?
Me tiré todo el programa llorando, lo mal que lo pasé… Se grabó en febrero; la final aún no. Fue antes de la cuarentena.
¿Cómo la estás viviendo?
No lo estoy llevando mal porque estoy a gusto, con mi novio, y estamos sanos gracias a Dios.
¿Cómo fue lo de presentar una perdiz sin desplumar?
Yo ya me empecé a oler que me estaban haciendo la cama. ¿Por qué de repente esas valoraciones en la primera prueba, cuando les entregué el batido? ¡Cómo se pusieron y cómo me trataron! No entendía nada. Entonces, después de ponerme como un trapo, me pusieron el delantal negro. Yo me quedé muerta y me vine abajo. Me dijeron que hiciera algo que me recordara a mi infancia, y a mí me salió un batido de fruta y unas galletas. Otros concursantes hicieron una leche frita, una macedonia, un vómito de limón… Y yo soy la que me llevé todos los palos.
¿Por qué? ¿Te dolió lo que te dijeron?
Muchísimo. Después de que me dieran el primer delantal negro no me quería ni levantar de la cama. Yo tenía la autoestima por el suelo, el ánimo fatal, la moral ‘comía’. Luego, también te encuentras con compañeros que, en cuanto pueden, te pisan el cuello. Con eso también me quedé muy sorprendida, como Teresa, a la que le dije que era «una pija de mercadillo». ¿Sabes lo que pasa? Que cuando una persona brilla por ser como yo soy, hay a quien le escuece. Pues yo para que veas, que siendo la peor cocinera, me tenían envidia. Me daban un papel a la cara y otro a la espalda.
Entonces, ¿con quién te has llevado mejor?
Con Luna, que es con la que más me he reído, y luego con Alberto, que tiene un corazón gigante, es muy buena persona, calladito y un gran cocinero.
¿Quién crees que ganará?
Yo creo que los tres finalistas van a ser Ana, Iván y Alberto. Pero, de hecho, aún no hemos grabado la final.
¿Con qué plato te has sentido más a gusto?
‘El reino del mar’, un atún a la plancha con una salsa de cebolla, piñones, pasas… Estaba riquísimo y hasta salió bonita la decoración, con lo basta que yo soy.
¿En casa qué cocinas?
Comidas tradicionales: un guiso de papas guisadas, carne en salsa, carne con tomate, paella…
¿Y cocinas tú o tu chico?
En mi casa cocino yo. Soy educadora social, pero estoy en paro.
¿Qué tal con el jurado?
Fatal. Tengo la sensación de que les caía mal desde el principio, que no me querían allí. Es cierto que he cometido fallos, pero se me juzgaba demasiado duro. Las cosas, dichas con tacto y una sonrisa, son mejor. Jordi es como el Risto de ‘MasterChef’, con Samantha tampoco tenía mucho trato porque es un poco estirada, y Pepe, que parece el más simpático en la tele, siempre estaba serio, muy seco. Desde casa hasta me hacían gracia, pero luego en persona… Conmigo no se han portado bien. Iban a saco a por mí, a cuchillo.
Además de ‘MasterChef’, estuviste en otro espacio. ¿Quieres seguir en la tele?
Hace cuatro años, cuando tenía 24, hice ‘Casados a primera vista’ y me encantaría seguir trabajando en la tele. Veo una cámara y me siento bien. Todos los que me están criticando me conocerían de verdad en un reality como ‘GH VIP’ o ‘Supervivientes’.
¿Qué te critican?
Que si lo mío fue una falta de respeto, que me había portado fatal… Me han mandado amenazas como «gitana, te vamos a cortar el cuello».
¿Ser transexual ha sido un handicap para ti?
El ser ‘trans’ lo que me ha valido es para no dejarme pisotear por nadie. Por mi condición he tenido que soportar que me pisoteen, que me insulten… y no lo voy a consentir nunca más. Por eso saltaba así. Entre mis compañeros y los jueces, me sentía como una leona herida rodeada de hienas. He sacado la leona gitana.
Algunos te veían como un icono.
Yo no me considero icono de nada. Soy La Saray, soy gitana, soy transexual, pero no represento a nada ni a nadie.
¿Cómo ha sido el proceso de pasar de ser Jesús a Saray?
Desde siempre me he sentido mujer, pero nunca me atreví a dar el paso. A raíz de que salí en ‘Casados a primera vista’, donde yo de verdad fui a encontrar el amor, me decidí y empecé mi proceso. Estuve un tiempo llevando una doble vida: por la mañana iba a la oficina y era Jesús, y cuando salía me arreglaba como chica y era Saray. Hasta que empecé a hormonarme y, poco a poco, he ido haciendo mi cambio hasta el día de hoy. Todavía me queda mucho. Me encantaría operarme el pecho y otras cosas, pero no tengo medios.
¿A tu pareja la conociste como Jesús o como Saray?
Yo estaba en una red social, y ponía en mi perfil «Soy una chica ‘trans’. Busco amistad». Conocí a un chico y estuvimos un mes hablando por teléfono y una noche me dice: «Saray, con la sonrisa tan bonita que tienes y con lo guapa que eres, nos van a salir unos niños más bonitos…». Me quedé… Le tuve que explicar. La cosa se enfrió y al poco lo retomamos como amigos, hasta que me dijo que no le importaba que fuera ‘trans’, que le encantaba como era. Llevamos un año y medio juntos.
¿Os habéis planteado boda, niños…?
¡Qué va! Mi ilusión sería tener un niño. Si hubiera ganado el premio de ‘MasterChef’ lo hubiera invertido en ser mamá, en un vientre de alquiler. Y lo de casarme, no sé.
¿La familia qué tal lleva tu situación?
Al principio fatal, hasta que poco a poco mi padre, que es un gitano viejo y tiene las costumbres muy arraigadas… Y son evangélicos, que dicen que tenemos el demonio dentro. Hasta me hicieron una especie de exorcismo. Ahora estoy feliz, tengo paz interior.
Como Jesús en ‘Casados a primera vista’
Antes de entrar en las cocinas de ‘MasterChef’, Saray, o mejor dicho, Jesús, participó en el programa ‘Casados a primera vista’, de Antena 3. Entonces, el joven cordobés se casó con un desconocido, Jesús Macías, pero no salió bien: «Era como una diva, pero luego venía la cámara y se ponía de buenecito», decía. Además, no le gustaba «ni por fuera ni por dentro». Es más, lo deja claro: «¡No me di con él ni un pico!»
Vía: Que Me Dices ES
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