Isabel la Católica, ‘enfermera’ y responsable del primer hospital de campaña de España

A lo largo de la historia, la realeza que tenía poder sobre todas las cosas, dios mediante, fue partícipe y precursora de muchos avances médicos. Es el caso de Catalina la Grande, ávida y curiosa, se interesó por buscarle un remedio a la viruela. La emperatriz rusa contactó con un médico inglés que había desarrollado una vacuna contra esta enfermedad y fue la primera persona, junto a su hijo heredero, en testarla.

En España, encontramos el fascinante caso de la reina Isabel la Católica. Durante la guerra de Granada, mientras Fernando II de Aragón se encargaba de la reconquista enfrentándose a los enemigos en el campo de batalla, la reina católica buscaba una solución a sus consecuencias. Aunque Isabel visitaba las tropas y les infundía ánimos, no era suficiente. Los enfermos y heridos eran tantos y los lugares de cura estaban tan alejados del lugar del conflicto que la tarea de salvarlos se tornaba imposible.

Fue entonces cuando surgió la idea de trasladar a médicos, enfermeros y cirujanos al campo de batalla, en lo que se convirtió en el primer hospital de campaña de la historia española, adelantándose un siglo al resto de Europa. Creado en 1484, en el enclave de Loja (Granada), se le denominó El Hospital de la Reina. Un cronista de la época, recogía los hechos así: “Envió la Reina a hacer unas tiendas grandes convertidas en un hospital improvisado que llevaba su nombre”. La organización consistía en seis tiendas para alojar a los heridos y a quienes pedían asistencia. En este puesto se encontraban además del personal sanitario mencionado, ropa limpia, medicinas y todo lo necesario para afrontar los estragos de la guerra.

Mientras su marido batallaba al pie del cañón, ella acompañaba a los sanitarios, atendía a los soldados recién llegados y ayudaba en lo que podía. Estos hospitales de campaña funcionaron en Toro, Baza, Málaga y Granada capital hasta el fin de la contienda y marcaron tendencia hasta nuestros días.

Durante su reinado, los reyes Católicos también se encargaron de la organización administrativa sanitaria. En 1977 crearon el Real Tribunal del Proto Medicato, una organización cuya idea era la de ejercer una función docente, regular las tareas sanitarias y vigilar el ejercicio de los profesionales (no sólo médicos y cirujanos, también de boticarios, embalsamadores y especieros).

También se castigaba las malas praxis y los excesos cometidos por los trabajadores de la salud, se regulaba la venta de medicamentos en mal estado y placebos, apartaban el intrusismo laboral y se otorgaban licencias de trabajo a los profesionales que demostraban estar cualificados. De esta forma, Isabel y Fernando no sólo habían instaurado los hospitales de campaña sino que también habían creado un prototipo del Ministerio de Sanidad. Esta organización no actuaba exclusivamente a favor de los médicos de la corte (que en tiempos anteriores tenían que pertenecer obligatoriamente a la nobleza) sino en beneficio de todo el pueblo español.

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