Sabemos porqué Kate Middleton siempre sale del avión con sombrero (y vas a querer hacer lo mismo)
Es una constante en los viajes de la familia real británica por todo el mundo: la gran mayoría de las veces vemos a las ‘royal’ llevando sombreros y tocados. Hay excepciones, claro, sobre todo cuando viajan a países muy calurosos o si se desplazan en verano, cuando podemos ver diademas o el pelo cuidadosamente recogido. Sin embargo, en el caso de Kate Middleton llama muchísimo la atención la fidelidad a los sombreros precisamente para descender del avión, un detalle que no ha pasado inadvertido a los analistas de estilo y protocolo y que tiene una explicación bastante lógica: la duquesa de Cambridge ha aprendido que es un momento que se puede complicar bastante y cuanto más control pueda tener sobre su pelo, mejor. La lógica es aplastante.
La preocupación de la realeza por este momento clave en cualquier viaje oficial, el descender de la escalerilla del avión para saludar a las personalidades que integren el comité de recepción, es comprensible. Casi siempre esperan multitud de fotógrafos que van a inmortalizar sí o sí cada movimiento de las royals. La presencia de sombre, tocado o diadema es clave: permite controlar al máximo en pelo y que el aire que muchas veces corre por las pistas de aterrizaje no arruine la foto. En el caso de Kate Middleton, el sombrero es una aliado necesario: con las manos ocupadas sujetando a sus hijos, podría perder el equilibrio en cualquier momento si el pelo le jugara una mala pasada.
Las ‘royals’ guardan en su manual de secretos de estilo varios trucos para que descender de la escalerilla del avión no se lleve nada por delante. Además de la sujección del pelo, muchas princesas cosen en el bajo de sus faldas o vestidos algún tipo de peso para evitar que vuelen más de la cuenta. Se trata de evitar a toda costa que los fotógrafos consigan esa imagen que se va a convertir en viral instantaneamente. Además, alguna confidente de la realeza ha revelado que alguna reina lleva zapatos medio número o un número más grande, para evitar rozaduras y ampollas si los pies se hinchan tras un vuelo largo.
Otra estratagema estilística para que todo se mantenga bajo control al bajar del avión, y que el viento no arruine el estilismo de llegada, es optar por faldas y vestidos rectos o sobreponer un abrigo que añada peso al conjunto. Se trata, de nuevo, de evitar que el aire muestre más pierna de la cuenta, como a veces puede suceder. No son problemas que nos agobien a la mayoría, pero definitivamente podemos aplicarnos el truco de recurrir a una gorra o sombrero al aterrizar de nuestros viajes. Ocultaremos un cabello que seguro delata que nos hemos pasado el vuelo durmiendo.
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