El desgarrador relato de Irene Rosales sobre la muerte de su madre

Amén de la pandemia, para Irene Rosales este 2020 le marcará la muerte de su madre, que perdía la batalla contra el cáncer el pasado febrero. Un fallecimiento que, reconoce, le ha causado un terremoto interno y le ha llevado a reflexionar sobre muchas cuestiones. La principal de ellas, que no podemos dar las cosas por sentadas.

Ayer por la tarde, se abría en ‘Viva la vida’ para confesar hasta qué punto le ha marcado esta muerte por la que siente una cierta culpabilidad. «Si tengo que poner la palabra culpa en mi vida la pongo con el hecho de que yo me siento culpable de que damos por hecho que las personas nos van a durar toda la vida«, comenzaba antes de dar los detalles que nos llevaban a esa pérdida de su madre.

«Me acostumbré a ver que mi madre tenía que cuidar de mi padre y yo tenía mi vida, podía salir… Entonces me siento culpable por no haber hecho que mi madre hubiese disfrutado de su vida también», explicaba Irene, que la semana pasada ya había revelado que su padre se marcha a vivir con ella y con Kiko Rivera, su marido, para poder atenderle mejor.

Me he sentido muy egoísta»

«Me he sentido muy egoísta. Lo pienso todos los días. Creemos siempre que nunca nos va a faltar esa persona, que la vamos a tener siempre ahí y quien se me ha ido a mí ha sido la primera figura en mi familia, mi pilar», añadía Irene, que terminaba por romperse en llanto de la emoción por ese recuerdo y el no haber hecho un poco más.

El hecho de ser ella también madre, pesa en esta sensación que tiene: «Desde que soy mamá no he pensado que mi madre también tenía que tener vida. Mi madre no se quejó pero si yo le hubiese dado esa vidilla le hubiese venido muy bien. Nos olvidamos de que esa madre también necesita una vida. Me va a costar quitarme esta culpa».

Además de poner el acento en todo lo que la echa de menos, tenía palabras de halago hacia Kiko: «Lo que más me gusta de él es que está muy pendiente de mí, es muy cariñoso, siempre sabe sacarme una sonrisa, siempre me pregunta qué te pasa, cómo estoy. Me evade muchísimo de los problemas, le quita hierro al asunto».

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