Álex O’Dogherty: "Mi casa está llena de instrumentos pero Lía solo ha destrozado su trasportín"
Alejandro O’Dogherty nació en San Fernando (Cádiz) el 7 de marzo de 1973. Actor humorista de ascendencia irlandesa, la vida le llevó a viajar a otros países: USA y Reino Unido. Pero es en España donde comienza su carrera profesional: teatro, cine, televisión y la música. Le hemos vista en ‘Camera Café’ (Telecinco), nominado al Goya por ‘Doctor Mateo’ (Antena 3), alcalde en la serie de ‘Olmos y Robles’ (TVE) y en ‘Los hombres de Paco‘ (Antena 3).
Ha presentado los Premios MAX , y colaboró con Payaso sin fronteras. Además tiene su propia banda de música, La Bizarreria. Su último trabajo, ‘Imbécil’, se estrenó en enero en el teatro Arlequín, un trabajo muy personal que se vio suspendido por el Covid-19, pero que podremos volver a disfrutar cuando los teatros abran sus puertas al público.
Lía, una joven mestiza, vive con Alejandro O’Dogherty y su pareja Ana. La adoptaron hace nueve meses. ¿Cómo surgió la idea?
Llevábamos tiempo queriendo tener un perro y mi chica se puso a buscar por centros de acogida y asociaciones. Al final la encontramos en el refugio de animales de Barbate. Estábamos de vacaciones en la zona y cuando nos mandaron la foto dijimos: «Vamos mañana a por ella». No llegaba a los dos meses cuando la trajimos a casa.
¿Lía ha sido la primera en su vida?
Yo nunca había tenido perro porque he tenido que viajar mucho por motivos profesionales. Ahora es más fácil, porque se puede quedar Ana con ella, aunque por su tamaño podremos llevarla con nosotros. Ya está acostumbrada, su primer viaje largo fue de San Fernando a Madrid.
Lía está en la edad del mordisqueo, ¿algún destrozo casero?
Mi casa está llena de instrumentos de música y al principio pensé que iba a tener que cambiarlo todo, pero solo ha destrozado su transportín. Desde el principio ha respondido muy bien a lo que le decíamos que no podía hacer.
En las cosas del querer siempre hay favoritismos, ¿por quién bebe los vientos?
(Risas) Conmigo batalla más y con Ana se muestra más cariñosa. Pero lo que he notado es que cuando salimos le gusta relacionarse mucho con otros perros, y con la gente es sociable, cariñosa y muy independiente. Durante el confinamiento nos ha ayudado mucho, sobre todo a mí. Ana trabaja en el hospital de La Paz y yo me he quedado solo en casa. Me he sentido muy acompañado con Lía.
‘Imbécil’ es el monólogo que se representaba con gran éxito en el teatro Arlequín (Madrid). ¿Qué ha supuesto para usted este parón?
Nos dio tiempo a hacer nueve funciones. Arrancar una obra requiere una gran inversión económica en publicidad y cuando tuvimos que confinarnos empezábamos a recuperar lo invertido. Es una gran faena a nivel profesional y económico. Lo bueno que hemos sacado es que sabemos que ha funcionado y hemos llenado la sala.
Con tanto tiempo parado, ¿corre el riesgo de que se le olvide?
Las previsiones apuntan a que podremos volver en septiembre, y es mucho tiempo. En estos momentos dedico un día a la semana a representar la obra en mi casa. Es como un ritual que además me sirve para memorizar. No te lo he contado pero cuando Lía llegó, empezaba a ensayar y estaba conmigo, ahora ocurre lo mismo, hago la función para ella.
‘Imbécil’. Solo el título de este monólogo despierta curiosidad… ¿Qué nos quiere trasmitir?
Es un espectáculo que habla sobre las palabras en general, cómo nos afectan y el poder que tienen. También hablo de los insultos, la ofensa y cómo hacer que no nos afecte. Son muchas reflexiones con juegos, música y contacto con el público. Estoy deseando volver, ha quedado para quedarse muchos años y hacerlo por muchos sitios.
¿Qué palabra le ha hecho o le hace daño a Alejandro O’Dogherty?
A mí lo que más daño me hace es la mentira o cuando ponen en mi boca palabras que no he dicho. Otra cosa que me duele son los bulos, hay mucha gente que se los llega a creer y aunque luego se desmienta, da igual. Es triste y preocupante, lo dice la frase: «miente, miente, que algo queda». Tengo una canción en mi CD que se titula Me quedo con lo bueno, y me lo he tatuado porque me lo tengo que recordar todos los días porque soy ‘imbécil’.
Quedan algunos meses para volver al teatro y un día a la semana de ensayo me parece poco para una persona inquieta como Alejandro O’Dogherty.
rio que se llama cuarentena, lo hacía después de los aplausos. Y además hicimos un sketch en pleno confinamiento con los compañeros de Camera Café. Escribí el guion, se lo envié a Arturo Valls, le gustó y les llamé, con muchos hacía tiempo que no hablaba. Es de lo mejor que he hecho.
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