La mayor mentira del actual presidente de EE.UU. no era política: cuando Donald Trump se inventó que Carla Bruni era su novia (e hizo el ridículo)
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se inventó un noviazgo con Carla Bruni. Sí, eso que hacía tu compañero del institutocon la ‘casquivana’ de la clase para engrandecer su reputación (y perjudicar la de ella porque claro, patriarcado). Desde luego, no es la peor mentira que Trump ha soltado en su vida (su recomendación de un medicamento antipalúdico para el coronavirus, sin base científica, ha sido un peligro para la salud pública), pero sí una de las que mejor le caracterizan cómo ser humano: ego desmesurado, masculinidad frágil, misoginia y deshonestidad. Todo esto nos lo recuerda el documental ‘Donald Trump: An American Dream’, un trabajo filmado en 2017 por un equipo británico que ahora puede disfrutarse en Netflix.
Los cuatro episodios de ‘Donald Trump: An American Dream’ repasan la vida pública del ‘líder del mundo libre’, desde que empezó a hacerse hueco mediático por su actividad inmobiliaria en Manhattan, sus frenéticos años 80 de riqueza y construcción de hoteles y casinos, sus 90 llenos de deudas y escándalos por sus divorcios y unos 2000 en los que se reinventó como presentador de reality para darse a conocer a toda una generación que apenas había oído hablar de él o solo le conocía como aquel señor que salía en’Solo en casa’.
Es en el tercero, ‘Ciudadano Trump’ (maravilla cómo un Donald Trump de mediana edad desgrana mirando a cámara los motivos por los que ‘Ciudadano Kane’ es su película favorita), en el que nos encontramos con uno de esos datos de la historia de la cultura pop que teníamos totalmente olvidados (como, por ejemplo, el noviazgo de Sandra Bullock y Ryan Gosling): Donald Trump quiso hacer creer al mundo que Carla Bruni había dejado a Mick Jagger por él.
En la década de los 90, la construcción del casino Trump Taj Mahal, del que el empresario presumía por ser el edificio más caro del mundo y por el que aseguraba los bancos hacían cola para prestarle dinero, fue el comienzo de una era de quiebras, salidas a bolsa y negocios fracasados para el antaño ‘rey Midas’.
Además, su aparentemente idílico matrimonio con Ivana Trump, que también se había involucrado en la gestión de varios de sus negocios, hacía aguas tras años de negación por ambas partes. Trump llevaba engañando a Ivana con Marla Maples. Cuando una periodista amiga de la pareja le preguntó por qué no quería seguir con Ivana, su respuesta fue: «No quiero seguir acostándome con una mujer que ha tenido hijos».
Donald Trump fingiendo ser un tal John Miller para difundir ‘fake news’
La cosa no se quedó ahí. Después de dejarse ver con su nueva novia y de copar titulares con los términos de un divorcio que en la época se calificó de «nuclear», Trump decidió que quería volver a ser un playboy, como en los años previos a conocer a Ivana, y empezaron a correr rumores de que bellas y famosísimas mujeres estaban interesadas en él: Madonna y Carla Bruni entre ellas.
Una periodista de la revista ‘People’ decidió ponerse en contacto con la secretaria de Trump para conseguir una declaración del empresario al respecto. En cambio, recibió una llamada de un tal John Miller, que decía ser una nueva incorporación al equipo de relaciones públicas del magnate. Miller dejó ver que la relación con Marla, la amante y ahora pareja oficial, empezaba a no satisfacer a Donald. Ahora había puesto sus ojos en Carla Bruni, que hasta había dejado a Mick Jagger para estar con él.
La redactora de la revista no podía dar crédito, no ya por la información en sí, sino porque le parecía que la voz de ese tal John Miller no era sino la del propio Donald Trump, haciéndose pasar por un supuesto empleado para difundir un bulo y, de paso, romper con su novia Marla sin tener que tener ninguna conversación con ella. Cuando la reportera dejó a varios compañeros de la redacción escuchar la grabación se reafirmó en sus sospechas: Donald Trump había fingido ser otra persona para tirarse un farol sobre lo irresistible que era para las mujeres. La confirmación definitiva fue la de Marla Paples, que quedó destrozada cuando escuchó la cinta.
En 1991, Trump llegó a confirmar al New York Post su romance con Carla. Ese mismo año en una entrevista con el mismo medio unos meses después, Bruni desmintió por completo la historia. «Es obvio que Trump es un lunático», declaraba entonces, llena de vergüenza ajena, la que sería primera dama de Francia.
Más de una década después, cuando a Trump le preguntaron por Carla en un programa de televisión dijo que «era plana» y que por eso no era su tipo y contestó a la pregunta de si estuvo o no con ella con un «voy a ser diplomático, así que diré sin comentarios». Nosotros también nos hemos quedado ‘sin comentarios’.
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