Algo nuevo, viejo, prestado y azul: el zafiro de Noor de Jordania que le ha dado suerte a su hija en su boda

Para tener suerte el día de su boda las novias tienen por costumbre llevar “algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul”, y es lo que consiguió ayer con una sola prenda la princesa Raiyah, menor de los hijos de los reyes Hussein y Noor de Jordania, en su enlace con Ned Donovan, nieto del escritor Roald Dahl y la actriz Patricia Neal. La diadema de diamantes con el que combinó su largo velo cumplía los cuatro requisitos: la joya era nueva, pero el zafiro que llevaba incorporado es parte de un broche de su madre.

La reina Noor de Jordania lo tiene desde al menos 2005, cuando lo llevó en una cela de gala organizada por la Fundación del Rey Hussein, de la que es presidenta. A la velada asistieron personalidades tan destacadas como el expresidente Bill Clinton o la actriz Meg Ryan y la reina viuda de Jordania quiso darle un toque de distinción a su vestido de terciopelo prendiéndose en el escote un broche de diamantes de inspiración árabe, con un gran zafiro engarzado en el centro a tono con el vestido.

No es la pieza más impresionante del joyero de Noor de Jordania. Ese puesto en el podium joyístico de la reina viuda lo ocupa la tiara “fringe” de diamantes que le regaló el rey Hussein por su boda, celebrada en 1978. Diseñada en forma de rayos de sol, se desconoce qué firma de joyería en particular fue la encarga de confeccionarla, aunque posiblemente el monarca la encargara a Cartier como ya hizo en el caso de la tiara que le regaló a su anterior esposa, la reina Alia.

La reina Noor la usó en las ocasiones más especiales del reinado de su marido, incluida la visita que hizo a Jordania la reina Isabel II en 1984, aunque desde la muerte de su marido en 1999 no ha vuelto a ponérsela más veces. Tampoco la llevó el día de su boda con el monarca, lo que podría explicar que no se la haya cedido a su hija y haya preferido regalarle su broche de zafiros y diamantes.

De las tres anteriores esposas que había tenido Hussein I, solo la primera, la reina Dina, se había casado con una tiara, y cuando le llegó su turno Noor de Jordania se sujetó su velo de novia con un sencillo cintillo de flores. La reina solamente llevó dos joyas en su boda: un brazalete y unos pendientes de diamantes. Faltó aquel día el toque azul que sí ha tenido la boda su hija pequeña, aunque curiosamente ese es el color que domina su joyero. La reina posee una gran colección de turquesas, y como la gran supersticiosa que es, es muy habitual que lleve puesto algún nazar, el característico amuleto de tonos azules que en países como Turquía o Grecia suele emplearse contra el mal de ojo.


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