Marta Gayá pasa la tormenta en Formentera arropada por sus amigos y disfrutando de su barco

La mallorquina Marta Gayá vuelve a estar en el objetivo público tras la entrevista que ha concedido este jueves 20 de agosto la princesa Corinna zu-sayn Wittgenstein a la BBC. En ella, entre otras sorprendentes revelaciones, la consultora afirma que el monarca mantuvo una relación de "20 años" con una mujer antes de conocerla a ella en una cacería del duque de Wellington en Granada. Y de nuevo las miradas se han dirigido hacia Gayá. A diferencia de Corinna, el sello de esta dama balear ha sido la discreción y el silencio absoluto. De hecho, hoy en día sigue manteniendo una buena amistad con don Juan Carlos e, incluso, mantiene una excelente relación con algunos miembros de su familia.

Algunos medios aseguraban hace unos días que Marta Gayá había acompañado al rey en su exilio a Abu Dhabi y que era la persona que le hacía compañía en estos momentos tan delicados. Nada más lejos de la realidad. Gayá ha hecho lo que todos los veranos, sin variar un ápice sus planes y sin esconderse de nada ni de nadie.

La mallorquina es una mujer familiar. Está muy unida a su hermana María Victoria Gayá Chiqui y su cuñado, el prestigioso urólogo Mariano Rosselló. Con ellos fue vista hace dos semanas cenando en al menos dos ocasiones en Cala D’Or, una zona residencial de lujo cerca del mar donde tienen casa algunas de las familias más prominentes de España. Gayá había llegado en su barco de 21 metros de eslora, llamado Ex -Ex- El, con el que desde julio había estado recorriendo las Islas Baleares, primero disfrutando de las costas de Menorca, para continuar hasta Mallorca, donde hizo una parada de pocos días y continuar, siempre acompañada por amigos de toda la vida, en una travesía que la iba a llevar hasta Ibiza y después Formentera, donde se encuentra en estos momentos.

La embarcación cuenta con un camarote en proa, dos a babor y estribor y otros acondicionados para la escueta tripulación que se ocupa del mantenimiento y el servicio. Navegar es una de las principales aficiones de la dama, de ahí que luzca siempre un moreno perfecto. Hace deporte a diario y cuida su alimentación con esmero. Apenas prueba el alcohol, aunque sí tiene botellas de vino de Rioja personalizadas con sus iniciales pintadas en oro sobre la etiqueta que sirve a sus invitados. Es una gran anfitriona que cuida de todos los detalles y que se desvive para que sus invitados se sientan en casa. Durante el día es habitual verla en traje de baño, cubrirse con un caftán para el almuerzo y recoger su pelo en una coleta. Para las noches de cena o fiesta con amigos destaca siempre por su elegancia, le gusta la moda, adora los complementos vistosos y se maquilla lo justo. Suele retirarse a dormir a las doce en punto: cumple a rajatabla los horarios que se impone.

Cuando era una veinteañera, se casó con Juan Mena, un ingeniero malagueño que trabajaba para su padre. El matrimonio duró cuatro años y, en contra de lo que se ha publicado, no tuvo hijos. Tras separarse, entró en la corte del rey: el príncipe georgiano Zourab Tchokotua y su mujer, Marieta Salas, el por entonces playboy Juan Marqués, el arquitecto Luis García-Ruiz y el empresario Rudy Bay y su mujer, Marta Girod. A pesar de vivir durante el invierno en un pequeño pueblo suizo, nunca ha dejado de pasar los veranos en Mallorca. Este año tampoco.

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