El lado personal de Manuel Castells: encontró el amor en Siberia, vivió cuatro exilios y tiene dos nietos

The Wall Street Journal lo describió como "el primer gran filósofo del ciberespacio" y es que Manuel Castells (78), actual ministro de Universidades, está considerado toda una eminencia en el mundo de la Sociología. El 13 de enero de este año tomaba posesión de su cargo en el Gobierno de coalición PSOE-Podemos y lo hacía marcando las distancias del resto de sus compañeros. “Me han dicho mis asesores que no podía hacer esto”, dijo levantando la cartera ministerial ante los fotógrafos que aguardaban en La Moncloa. Un acto tan comentado como algunas de sus camisetas para ir al Hemiciclo, como aquella de Equal Rights que ya había llevado cuando fue portavoz de la plataforma de apoyo a Ada Colau unos meses atrás.

Este lunes, Castells debía haber asistido a la Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria de cara al inicio del nuevo curso escolar, pero no le ha sido posible ya que el pasado 28 de agosto tuvo que ser sometido a una operación quirúrgica por un problema en la espalda “de carácter no grave pero sí urgente", según han explicado desde su gabinete.

Superdotado para los estudios

Castells Oliván es un hombre de letras. Nació en Hellín (Albacete) el 9 de febrero de 1942. Hijo de dos funcionarios de Hacienda, su familia paterna tenía raíces catalanas y siendo muy niño se mudó con su familia a Cataluña y allí creció entre libros. Con solo 16 años, un joven superdotado para los estudios, ingresó en la Universidad de Barcelona para hacer Derecho y Económicas y muy pronto se unió a las protestas antifranquistas junto a un grupo clandestino universitario. Esto le llevó a exiliarse cuatro años después. Como muchos españoles de la época, viajó a París y allí le siguió su novia de la universidad, con la que poco después tendría a su única hija, Nuria, que hoy es una reconocida economista.

Vivió hasta cuatro exilios

En la capital francesa, Manuel comenzó a destacar muy pronto. Retomó sus estudios en La Sorbona y para poder pagar el alquiler de su casa comenzó a trabajar en una editorial. Se acercó al sociólogo francés Alain Touraine, cuya obra ha sido de una gran influencia en las ciencias sociales latinoamericanas, para intentar obtener una beca y un trabajo en esa disciplina. Touraine se sintió identificado con Castells y descubrió en él a un joven con las ideas claras y con ganas de triunfar. Le ayudó en todo lo que pudo y se convirtió en su director de tesis doctoral en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, una de las instituciones más prestigiosas del mundo en la investigación y la enseñanza en esa materia. Además obtuvo un doctorado en Letras y Ciencias Humanas por la Universidad de París, otro en Sociología por la Sorbona y por la Universidad Complutense de Madrid. Con apenas 24 años, Castells se convirtió en el profesor más joven de la Universidad de París como sociólogo urbano.

Por aquel entonces ya se había separado de la madre de su hija y en la Ciudad de la Luz vivió el Mayo del 68 con la misma implicación que había tenido en España para luchar contra la dictadura franquista, y eso no gustó a las autoridades de la universidad. Poco después, la policía francesa le deportó a Ginebra, en Suiza, y desde allí tuvo que exiliarse de nuevo y optó por cruzar el charco por primera vez en su vida, primero a Chile y más tarde a Brasil, donde los militares le deportaron una vez más junto a su amigo Fernando Héctor Cardoso, también sociólogo y profesor universitario y que luego sería Presidente de Brasil de 1995 a 2003. De allí se mudó, no de manera voluntaria, a Quebec, en Canadá y poco después obtuvo plaza como profesor en la reconocida Universidad de Berkeley en San Francisco, donde trabajó como catedrático de Sociología y Planeamiento Urbano y Regional desde 1979 hasta 2003 y hoy es catedrático emérito.

Una obra traducida a 20 idiomas

En 2001, Castells regresaba a España para dirigir el área de investigación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Como uno de los sociólogos más importantes del mundo, ha sido académico de la Real Academia Española de Ciencias Económicas y Financieras, de la Academia Británica, de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Estados Unidos, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la Academia Europea. Ha sido director del Centro de Estudios de Europa Occidental en la Universidad de California (1994-1998), también profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Barcelona (1996-1997), profesor visitante en la Universidad de Cambridge (2012-2014), en la Universidad de Santa Clara, en la de Oxford y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (2004-2009), así como director del Internet Interdisciplinary Institut de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) hasta su nombramiento como ministro.

En 2012, fue galardonado con el Premio Holberg, y en 2013, con el Premio Balzan de Sociología. En 2017, fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cambridge. Hace más de 20 años, Castells inició en Berkeley (Estados Unidos) el estudio de las transformaciones sociales y económicas ligadas a las nuevas tecnologías, trabajo que plasmó en la trilogía en La era de la información, reconocida a nivel mundial y que ha sido traducida a 20 idiomas. Investigador infatigable, ha publicado más de una veintena de libros y fue observador de la revolución tecnológica en Silicon Valley, y ha dado conferencias en más de 300 instituciones de 50 países, además de ser considerado todo un gurú experto en internet citado por investigadores, analistas y políticos de todo el planeta.

Su reunión con Sánchez en California

Dos años antes de acceder al cargo, Pedro Sánchez lo visitaba en California tras ser retirado de la secretaría general del PSOE. “Yo, que tengo una debilidad romántica por las causas perdidas, como bien saben mis amigos, le animé a que no se rindiera. Yo fui testigo de esa reflexión y de su decisión final por uno de esos azares de la vida. Hablamos y hablamos, paseando entre el rumor de las olas. Me quedó claro que él tenía la fuerza suficiente para resistir”, explicaba después Castells sobre ese encuentro con el hoy Presidente de España. En enero de 2020, Sánchez le nombró ministro de Universidades, cargo que él recibía con honor pero con cierta crítica al asegurar que no entendía muy bien la existencia del mismo ya que esas competencias estaban en las comunidades autónomas. “Yo no comunicaré, lo hará mi obra”, expresó al ser criticado por no aparecer ante los medios.

Encontró el amor en Siberia

Aunque Castells reconoce que “el gran bastión y la brújula de mi vida” es su hija Nuria, tras la separación de la madre de la joven volvía a enamorarse en uno de sus viajes a la antigua Unión Soviética. Era 1984 y en Siberia conoció a la intelectual Emma Kiselyova, que fue investigadora en la Universidad de Berkeley desde 1993 hasta el año 2000, y en 2009 era fichada como directora de Relaciones Internacionales en la Universidad Oberta de Catalunya. Hoy es directora ejecutiva de la Cátedra Unesco de Educación y Tecnología para el Cambio Social en E-learning en la misma universidad.

Manuel y Emma se casaron en 1993 y justo ese mismo año a él le diagnosticaron un agresivo cáncer de riñón del que tuvo que ser operado de urgencia para que le fuera extirpado uno de los riñones. A pesar de la enfermedad, Castells seguía trabajando en su obra pero en 1996 el cáncer reapareció de una forma aún más aguda y el matrimonio optaba por publicar la trilogía de manera inacabada por lo que pudiera suceder. Fue operado de nuevo y superó la enfermedad.

Manuel Castells es todo un intelectual pero también disfruta de los placeres más mundanos como pasar tiempo con sus dos nietos, Clara y Gabriel, dos jóvenes veinteañeros que siguen los ideales de su abuelo. Además de su hija Nuria, el ministro considera casi como una hija más a Lena, nacida de un matrimonio anterior de Emma, y como una nieta a la hija de esta, Alexandra.

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