La complicada relación entre Esther Doña y Tamara Falcó: unidas por un marquesado y ahora también por la televisión
Tamara Falcó (38) ya es una estrella mediática. Desde su paso por Masterchef Celebrity, programa de cocina de TVE en el que además se encumbró como flamante ganadora el pasado mes de noviembre, la hija de Isabel Preysler ha conquistado a los espectadores con su habitual simpatía y naturalidad. Tras el talent culinario, Tamara fue fichada como colaboradora para el espacio matinal del Ente Público presentado por el exministro de Cultura Máximo Huerta, A partir de hoy. El programa fue suspendido en marzo tras iniciarse la crisis sanitaria por el coronavirus y en mayo fue cancelado definitivamente por la cadena. A principios de julio, la diseñadora se estrenaba al frente de Cocina al punto junto al chef vallisoletano Javier Peña en La 1. En la cadena pública, Tamara va a coincidir con alguien de su familia.
Hace apenas unos días conocíamos el fichaje como colaboradora de Esther Doña, cuarta esposa de Carlos Falcó, padre de Tamara, fallecido el pasado 20 marzo tras varios días ingresado en el hospital tras haber contraído el Covid-19. La marquesa viuda de Griñón comenzará su andadura televisiva el próximo 7 de septiembre en el programa La hora de la 1 (presentado por Mónica López) con una extensa entrevista en directo, la primera que realiza en este medio tras el fallecimiento de su marido, y después aparecerá semanalmente como tertuliana del programa en la sección de crónica social en la que estará al frente al periodista Cristina Fernández.
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La sorpresa de Tamara Falcó ante este fichaje ha sido mayúscula. “Flipo”, ha dicho la hija de Isabel Preysler con su habitual gracejo, según ha explicado el periodista Daniel Carande en La mañana de Federico. Aunque no coincidirán en los pasillos de Televisión Española, puesto que los dos programas se graban en diferentes localizaciones, sí que lo harán en la parrilla de las mañanas televisivas de la cadena, primero Doña y justo después de su programa, Tamara con su espacio de cocina.
“Si coincidiéramos, la educación estaría por encima de todo”, añadía la que será la VI marquesa de Griñón (y la segunda mujer en ostentar el marquesado) después de que su padre le dejara el título en herencia en sus últimas voluntades. “Gracias papi por dejarme el legado más bonito que se le puede dejar a una hija: tu amor”, escribía la diseñadora en su perfil de Instagram junto a una fotografía del escudo de armas del título nobiliario poco después de salir a la luz esta información. Y es que parece que la heredera desconocía por completo los planes de su padre recogidos en el testamento.
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Tamara no fue a la boda de su padre
Pese a que todos en la familia mantienen una educación exquisita y nunca han querido entrar en polémicas ni confirmar ni desmentir rumores, la relación de los hijos del marqués de Griñón con su última mujer nunca ha sido del todo buena. Aunque Carlos Falcó aún seguía casado con Fátima de la Cierva, madre de sus dos hijos menores, Duarte (26) y Aldara (23), y con la que estuvo casado hasta 2011 (su separación no se hizo pública hasta tres años después) a finales de 2015 comenzaba a salir con una misteriosa joven modelo, Esther Doña (41), 42 años menor que el marqués y famoso bodeguero. Esther había estado casada en dos ocasiones. Su primer marido fue un empresario español 25 años mayor que ella y su segundo matrimonio se llevó a cabo en Reino Unido, donde se casó con otro empresario español 18 años mayor que ella y con el que vivió en Londres. La joven había regentado varios negocios de belleza en la capital con no demasiado éxito.
La malagueña renunció a su carrera como modelo para marcharse a vivir al campo con el marqués y en noviembre de 2016 se inscribían como pareja de hecho en el Registro Civil, un día después de que él firmara el divorcio de su anterior mujer. Salvo sus dos hijos pequeños, el resto de los vástagos de Carlos no aprobaron esta unión y no estuvieron presentes en la oficialización de su amor.
La pareja se casaba por lo civil en secreto en julio de 2017 en la finca El Rincón y dos meses después organizaron una gran fiesta en el Palacio El Rincón de Aldea del Fresno (Madrid) para unos 150 invitados entre los que se encontraban Mar Flores, la experta en estética Maribel Yébenes, Fiona Ferrer, Mónica Martín Luque y Emiliano Suárez y su mujer, Carola Baleztena, el padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, que daba su bendición al matrimonio, o el cantante Juan Peña, que hizo llorar a la novia con sus canciones.
Pero al enlace no asistieron ni el hermano mayor de Carlos, Fernando, marqués de Cubas, ni los tres hijos mayores del marqués (Manolo, Sandra, que alegaron estar fuera de España en ese momento, y Tamara, que únicamente dijo: “Al final no voy”) –que según publicó entonces Vanitatis, se habían enterado de la boda civil días después de llevarse a cabo y no les habría sentado demasiado bien–, algo que propició nuevos comentarios sobre la no relación de estos con Esther Doña. Aldara, la hija pequeña, tampoco estuvo presente pero por “motivos académicos”.
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Buenas palabras en público
Ella, por su parte, siempre ha querido un acercamiento, sobre todo a Tamara, la más mediática de todos los vástagos. “Nos llevamos fenomenal. ¿Cómo no te vas a llevar bien con Tamara?”, decía en una entrevista del año 2016, pero hasta el momento nunca las hemos visto juntas ni siquiera en una fotografía, algo que Tamara sí ha hecho con la pareja de su madre, Mario Vargas Llosa, con el que vive en Madrid en la casa de Isabel Preysler y con el que no ha dudado en posar y asistir a diferentes eventos sociales en los que siempre se ha deshecho en halagos hacia el Nobel de Literatura.
Pero Tamara adoraba a su padre y ella era la niña de los ojos del bodeguero y alababa todo lo que su hija hacía siempre que tenía oportunidad. “Siempre he vivido con mi madre, desde que ellos se separaron. Pero mi padre siempre ha estado en los momentos importantes de mi vida”, explicaba con cariño Tamara en una entrevista a El País en 2019. “Yo lo único que quiero es que mi padre sea feliz”, decía al ser preguntada por esa supuesta distancia entre ella y la pareja de su progenitor.
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Hace dos años, la propia Esther comentaba en un photocall por el aniversario del diario La Razón que le encantaban los diseños de moda de la hija (y ojito derecho) de su esposo y que sin duda se pondría todos y cada uno de ellos, algo que tampoco ha sucedido. Tras la muerte de Carlos Falcó, Doña ha dado dos entrevistas a la revista ¡Hola!. En la primera, publicada a comienzos de abril, Esther comentaba que “los hijos de Carlos han estado muy cariñosos, se han preocupado por mí” y casi tres meses después, Doña abandonaba la finca El Rincón, donde había vivido los últimos tres años junto a su marido, para instalarse en su antiguo piso en Majadahonda con su perrita Chloé, un bichón maltés que le había regalado el marqués dos años antes.
Esta semana, justo antes de iniciar su nueva aventura en televisión, la marquesa viuda de Griñón vuelve a dar una entrevista a la misma publicación. “He vivido la peor época de mi vida. Perder a tu marido es una de las peores cosas que te pueden pasar, pero perderlo de esta manera, sin poderte despedir, sin poder cogerle de la mano… Es terrible, es una gran pesadilla. Sientes mucha impotencia, piensas en él, que está solo, sin nadie a su lado”, explica refiriéndose a los últimos días de Falcó.
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