3 técnicas de meditación para solucionar el estrés del síndrome postvacacional

Se habla mucho de la cuesta de enero y poco de lo que supone septiembre para muchas personas. Aunque nos quieran vender que septiembre es el nuevo enero y el momento ideal para hacer planes y ponerse nuevas metas, para muchos asumir que “winter is coming” y que hay que volver a la rutina puede ser una experiencia entre lo estresante y lo triste. Por si te incluyes en el segundo grupo te proponemos una solución: que aprendas a meditar. Si conviertes la meditación en tu objetivo saludable del mes de septiembre empezarás el nuevo curso con buen pie, lo prometemos. Iniciarse en sus virtudes es tan sencillo como aprender las técnicas de relajaciónvía Youtube. Estas son las técnicas de meditación más comunes que te pueden alegrar la vuelta a la rutina.

1. La meditación de las actividades repetitivas

Meditar no es otra cosa que hacer que nuestra mente y nuestro cuerpo se centren en el aquí y el ahora. El ideal es que consigamos eso centrándonos en la respiración y dejando la mente en blanco, pero para muchos principiantes esa capacidad de concentración está fuera de nuestro alcance. Por eso es buena idea empezar a practicar meditación con una técnica que permita, al mismo tiempo, moverse.

El truco es escoger actividades repetitivas en las que podamos concentrarnos pero que no exijan, en realidad, un pensamiento profundo sobre lo que estamos diciendo. ¿Un ejemplo? Hay gente que lo consigue fregando las platos. Otros son más de plancha o de colorear mandalas. Si somos capaces de centrarnos en lo que están haciendo nuestras manos sin dejar que nuestra mente divague hacia la lista de la compra o la pelea con el vecino estaremos meditando, y los estudios demuestran que las personas que son capaces de concentrarse en el trabajo manual logran reducir sus niveles de estrés y ganan en capacidad de concentración.

2. Meditación de escaneo corporal

Este tipo de meditación es la base de muchas técnicas antiestrés y consiste en llevar nuestra atención de forma consciente a diferentes partes del cuerpo mientras respiramos profundamente e ir desplazando esa atención de un sitio a otro hasta hacer un “chequeo” mental completo de cómo se siente cada parte de nuestro cuerpo. Es una técnica muy versátil y se puede practicar en cualquier posición, con los ojos cerrados o abiertos y durante media hora o en tan solo tres respiraciones profundas.

Normalmente se empieza concentrando la atención a los dedos del pie izquierdo y después se desplaza la atención a todo el pie, de ahí a la pierna izquierda, de ahí a la cadera… así hasta recorrer toda nuestra anatomía. A medida que dirigimos la atención a diferentes partes del cuerpo, también hay que concentrarse en hacer una respiración calmada y profunda. El escaneo corporal permite la relajación de las zonas de nuestro cuerpo más afectadas por el estrés haciendo desaparecer la tensión. Con una sesión a la semana ya se notan los resultados.

3. Visualización guiada

Crear con nuestra mente imágenes hermosas para calmarnos es una buena idea. Usar tu imaginación para construir un “lugar feliz” puede ser el recurso que necesitas para afrontar el estrés con otra cara. Los estudios muestran que concentrarnos en imágenes agradables en lugar de negativas es un buen motor para construir una mente en calma.

Esí, no basta con que te pongas en bucle las imágenes de la playa de este verano, las sesiones de visualización no van de eso. Para hacerlas correctamente necesitas a alguien que guíe tu mente en la creación de esas situaciones de paz. En internet y por todo Youtube puedes encontrar visualizaciones de 20 o 10 minutos guiadas por voz que te ayudarán a vivir en calma.

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