El ex de la princesa Margarita, su extravagante tío y un pequeño museo muy queer

Pudo contestar que no, pero cuando su biógrafa le preguntó si era bisexual, Antony Armstrong-Jones prefirió dejar en el aire una duda. “Nunca me enamoré de otros chicos… pero hubo unos cuantos que sí se enamoraron de mí”, cuenta la periodista Anne de Courcy que le contestó Lord Snowdon durante una de sus entrevistas. Puesto que la mayoría de los amigos íntimos del exmarido fotógrafo de la princesa Margarita eran homosexuales, al verle gastar sus mismas bromas y saludar con un beso en los labios a algunos como el coreógrafo John Cranko, las mujeres daban por hecho que también él era gay, y lo mismo pensó al conocerle la princesa Margarita. Por eso decía que al principio no le prestó demasiada atención, aunque más que repelerle el amaneramiento de su futuro marido debió de reconfortarle cuando le sentaban junto a él en las fiestas.

Al final y cabo, la hermana de la reina Isabel II había crecido al son de las canciones chispeantes que Noël Coward tocaba en esa especie de cabarets que la Reina Madre organizaba en Clarence House para deleite de un séquito dominado por hombres gay, y cuando en 1960 se casó con Lord Snowdon, también ella y su marido convirtieron su apartamento del palacio de Kensington en “un refugio seguro para cualquier homosexual en esos tiempos difíciles”, dice Anne De Courcy.

Un reflejo de todo esto lo ofrece la colección de arte de Anthony Armstrong-Jones que subasta este jueves la casa Christie’s en su sede de Londres. De los diecisiete retratos fotografiados por Lord Snowdon incluidos en los lotes, más de la mitad muestran a artistas británicos abiertamente homosexuales como Ian McKellen, el dúo Gillbert & George, David Hockney o Sybille Bedford, mientras que las pinturas subastadas constituyen un pequeño museo que la galería Tate Britain bien podría adquirir para ampliar la exposición que, coincidiendo con el Día del Orgullo Gay, dedicó al arte queer británico en 2018. Recorrámoslo ahora con la biografía de lord Snowdon en la mano, porque entre su vida y su colección existen algunas conexiones asombrosas.

La clave está en Oliver Messel, el famoso escenógrafo tío de Lord Snowdon. De él no solo heredó este el grueso de los lotes subastados, sino que también fue quien le inculcó esa sensibilidad camp que tanto confundía a sus admiradores, y de la que su mujer tendría ocasión de burlarse cuando, en una fiesta a la que asistió en Nueva York, le preguntaron qué tal se encontraba la Reina: Margarita le pidió entonces a su interlocutor que le aclarara si se refería “a su hermana, a su madre, o a su marido”.

Fue tío Oliver quien le envío a Marlene Dietrich para que le cantara The boys in the backroom en el hospital en el que tuvo que ingresar cuando de niño contrajo la polio; quien celebró la mayoría de edad de su sobrino con una alocada fiesta amenizada por un grupo de bailarines del West Side neoyorquino; y quien le enseñó a desentrañar los secretos del arte durante las vacaciones que pasaban juntos en Venecia. “Al final acabábamos en un bar gay a las cinco de la mañana”, recordó en una ocasión Lord Snowdon de aquellos días en Venecia.

A diferencia de la frialdad que encontraba junto a sus distantes padres, la casa de Londres que Messel compartía con su novio –un danés llamado Vagn Riis Hanson– espoloneaba la imaginación y creatividad del joven Snowdon. “Con sus alfombras Aubusson, su porcelana de Derby, sus bustos de papel maché con pelucas, sus espejos dorados”, y los candelabros victorianos que se han subastado hoy, Pelham Place “exudaba una atmósfera de invernadero en la que Tony, fascinado por la belleza, el exotismo y el erotismo, se sentía en casa”, describe De Courcy el exuberante hogar de Messel.

Fue allí donde Lord Snowdon se acostumbró a la compañía de los actores y estrellas del teatro que luego retrataría, y a una bohemia en la que “la homosexualidad de daba por hecho, los modales amanerados eran tan naturales como respirar, y la promiscuidad era un hecho aceptado”. También fue en casa de su tío donde aprendió a diseñar y fabricar objetos, una habilidad que pondría en práctica en 1969 como escenógrafo de la ceremonia de coronación de su sobrino Carlos como Príncipes de Gales.

Dos de las sillas creó para este acto son algunos de los diseños de Lord Snowdon subastados hoy. También una vajilla de porelana que diseñó por encargo del príncipe Carlos y dos relojes.

Y hablando de artistas exuberantes, escenografías aparatosas y miembros de la casa Windsor: Cecil Beaton, retratista de la familia real y de las Bright Young Things, también aparece en la colección.

Según la descripción de Christie’s, el álbum de fotografías realizadas por él que se subasta hoy perteneció originalmente a la cantante de ópera e infatigable socialité Olga “Oggie” Lynn, impresario de muchas de las fiestas de las Bright Young Things que aparecen retratadas en las imágenes. De ella el álbum pasó luego a Oliver Messel, lo que explica qué hacían las fotografías en poder de un hombre al que Cecil Beaton siempre consideró más un rival que un amigo.

Los dos nacieron en 1904 con un solo día de diferencia, estuvieron envueltos en un triángulo amoroso con el coleccionista Peter Watson, y triunfaron en el cine y el teatro: Cecil Beaton ganó un Oscar por la dirección artística y el diseño de vestuario de My Fair Lady, y Messel estuvo nominado por su trabajo en De repente el último verano y diseñó la ropa de Vivien Leigh en Cesar y Cleopatra (la subasta incluyo uno de sus bocetos para esta película). Incluso vivían en la misma calle de Londres, solo que la casa del segundo era más grande. Allí cuenta De Courcy que se presentó Beaton vestido de negro y con un ramo de lilas tras enterarse del falso rumor de que su vecino estaba muy enfermo. “Cuando vio que era el propio Oliver quien abría la puerta, mudó la expresión de su rostro. ‘Me habían dicho que te estabas muriendo’, dijo antes de girarse sobre sus talones y marcharse con sus lilas”.

Es fácil imaginar lo mucho que debió de molestarse Beaton cuando, en 1956, la reina Isabel II encargó al sobrino y discípulo de su rival en los escenarios que retratara a sus hijos, el príncipe Carlos y la princesa Ana. La fotografía de los dos niños jugando con un globo terráqueo distaba mucho de los teatrales retratos de Beaton, que vio su trono amenazado. ¿No resultaban ahora sus fotos un poco anticuadas en comparación? Al rey de los snobs tampoco le hizo mucha gracia cuando la Reina Madre le telefoneó para anunciarle la boda de su hija pequeña con Tony Armstrong-Jones, aunque pensó que al menos eso le quitaría de en medio. “Señora, ¿puedo darle las gracias por haberme librado de mi rival más peligroso?”, cuenta De Courcy que le dijo el fotógrafo a la princesa Margarita. “¿Qué le hace pensar que Tony va a dejar de trabajar?”, le contestó ella. Entonces Cecil Beaton palideció.

William Bruce Ellis Ranken, autor de un retrato de un joven Oliver Messel incluido en la subasta, también llegó hasta palacio gracias a su arte. Más recordado por los apuestos y jóvenes boxeadores, jugadores de polo y lacayos que solía dibujar, en los años veinte tuvo mucha fortuna como retratista de los miembros y hogares de los Windsor y de poderosas sagas como la de los Vanderbilt.

Pintó a María de Teck, a la Reina Madre y, en 1927, viajó a Madrid con el permiso de Victoria Eugenia de Battenberg para retratar con sus acuarelas el Salón del Trono y otras de las estancias del Palacio Real. Amigo de artistas y estetas eduardianos como el barón Adolph de Meyer, precursor de la fotografía de moda, o Robert Ross, albacea literario y primer amante de Oscar Wilde, Ranken pertenecía a una época en la que el homosexual todavía era un amor que “no se atrevía a decir su nombre”. Tal vez por eso se use la palabra amistad para hablar de la estrecha relación que le unió el actor Ernest Thesiger: cuentan que cuando éste se casó con su hermana, Ranken se afeitó la cabeza.

Dorothy Brett es la única pintora incluida en la subasta. Era hija del vizconde de Esher y de niña fue a clases de baile junto a las nietas de la reina Victoria en el castillo de Windsor, pero al contrario que los artistas que la preceden en este artículo, su arte la alejó de la corte británica.

En la Escuela de Bellas Artes de Slade, se hizo íntima de la famosa pintora Dora Carrington. Las dos vestían ropa masculina y se cortaron el pelo al tazón, un aspecto andrógino al que la mismísima Virginia Woolf puso nombre bautizándolas como las “cropheads de Slade” (algo así como cabezas-cosechadas). También Dorothy Brett formaba parte de ese eslabón entre la generación de Oscar Wilde y la de Oliver Messel o Cecil Beaton que fue el grupo de Bloomsbury, pero lo más curioso es la relación que se da entre la vida de Snowdon y el cuadro de Dorothy Brett incluido en la subasta.

Según la descripción que hace Christie’s de la pintura, el joven modelo podría tratarse de Lionel Gomme, un jardinero apodado “El Tigre” con el que la aristócrata y mecenas lady Ottoline Morrell mantuvo un breve pero sonado affaire que luego D. H. Lawrence, íntimo de la pintora al igual que Morrell, tomaría como inspiración para escribir El amante de Lady Chatterley.

La historia también también a la aventura que la princesa Margarita tuvo con Roddy Llewellyn, un jardinero paisajista 17 años menor que ella. En 1976, las fotografías de los dos amantes en la isla de Mustique pusieron fin al matrimonio de la hermana de la reina Isabel II con Lord Snowdon, aunque para entonces el fotógrafo había dado también motivos de sobra al juez para sentenciar el que fue el primer divorcio de la familia real británica: todos esos motivos tenían nombre de mujer.

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