Vivimos del culto a la nostalgia, pero… ¿de verdad eso de ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’ es cierto? Tenemos la respuesta
Convertidos en Ulises angustiados por la odisea pandémica, la nueva normalidad nos aleja de nuestra confortable Ítaca para sobrellevar el presente y mirar hacia el futuro desde la tranquilidad del pasado. Si antes luchábamos por abandonar nuestra zona de confort, en tiempos convulsos es precisamente ese espacio en el que todo está bajo control el que más deseable se antoja y hacia el que ahora el cine, la música y los libros dirigen su mirada.
Una nueva oleada de editores enfrascados en la traducción de los clásicos grecolatinos así lo demuestra. El lema de Koan Libros, una editorial con obras de Cicerón y Epicteto, es “Sabiduría clásica para lectores modernos”. ¿Por qué ese regreso a los clásicos? “Son textos súper valiosos, que tocan esos grandes temas y esas grandes respuestas que nos pueden inspirar y a los que siempre terminamos por volver”, explica la editora Eva Congil.
Incluso las grandes plataformas de streaming, repletas de novedades semanales dispuestas a ofrecernos una vía de escape desde el sofá, se recrean en el cine clásico y en los remakes. Un mes después de su lanzamiento, Disney+ solo había estrenado dos ficciones, pero el que cuente con más de 70 millones de suscriptores demuestra que la nostalgia encandila al espectador. Sin embargo, la mirada al pasado de algunas salas de cine se debe a motivos menos sentimentales. “A causa del coronavirus, los cines están programando contenido clásico y de culto para rellenar sus carteleras”, explica Jesús Mateos de la Varga, director de Comunicación y Eventos de MK2, cadena de salas que hasta finales del año proyecta el Ciclo Quentin Tarantino.
Mientras que algunos cines recuperan obras del pasado, la industria se recrea en las adaptaciones de películas. Desirée de Fez, experta en cine y autora de Reina del grito (Blackie Books), no menciona a la nostalgia, sino que alega la necesidad de generar contenido para las plataformas. “Una solución fácil es recuperar cosas del pasado y reinterpretarlas. Gran parte de los remakes actuales destacan por el esfuerzo por adaptarse a los tiempos, como ocurre con Jóvenes y bmrujas, en la que hay voluntad de tratar temas como el consentimiento y la camadería entre mujeres”.
Coincide con Ernst Bloch, que recalcaba que el pasado siempre está vivo y es susceptible de ser transformado. El neurólogo y psiquiatra Alan R. Hirsch señala en Nostalgia: un entendimiento neuropsiquiátrico que la causa por la que nos enamoramos del pasado es que lo hemos despojado de negatividad. “Al recrear este pasado idílico, descargamos energías psíquicas para satisfacer nuestras necesidades nostálgicas. El reflejo son las secuelas cinematográficas y los remakes televisivos”, indica. La reunión de El príncipe de Bel Air (HBO Max) y la secuela de Física o Química (Atresplayer Premium) lo atestiguan. “Algunos lo achacan a falta de creatividad, pero yo no estoy de acuerdo. Hay un equipo enamorado de la versión original que quiere darle un nuevo tinte. Lo peligroso de mirar únicamente hacia el pasado es centrarte en el tuyo”, advierte la escritora Valeria Vegas.
El negocio de la nostalgia, que hace a la gente más propensa a pagar por productos con los que recrear sentimientos de seguridad vinculados a épocas pasadas, como indica un análisis llevado a cabo por la consultora Euromonitor, también ha alcanzado a la industria musical. El vinilo no es el único formato que se está beneficiando de esta tendencia, sino que músicos independientes españoles como Futuro Terror o Los Caramelo y artistas internacionales como Kylie Minogue o Dua Lipa han editado en casete en 2020. “Se están lanzando clásicos, ediciones especiales de aniversario de álbumes emblemáticos e incluso discos relativamente recientes que solo salieron en CD”, señala Diana Cortecero, codirectora de La Fonoteca.
Incluso la última campaña de Gucci sitúa a sus modelos en una atmósfera laboral inspirada en los 90 que responde a la nostalgia con la que el teletrabajo ha empujado a muchos a recordar las oficinas. Lo que nos lleva a admirar productos tecnostálgicos, como el nuevo Motorola Razr, un smartphone de tapa que nos hace soñar con volver al pasado y solo regresar cuando recibamos la llamada de un futuro menos incierto. Que el flashback nos pille con buena cobertura
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