5 películas para recordar por qué Ángela Molina es Goya de Honor 2021
«Hija, hermana y madre de artistas, Ángela Molina recibirá el #Goya2021 de Honor por «la trayectoria excepcional de esta compañera tan querida por todos por su autenticidad, su talento indiscutible y su especial sensibilidad». Así daba la noticia, en su cuenta de Twitter, la Academia del Cine. Así explicaban los motivos que habían llevado a elegirla para que se lleve a su casa un ‘cabezón’ que se ha quedado a las puertas de conseguir hasta en cinco ocasiones.
Sí, ese es número de nominaciones que figuran en su palmarés. Y de veces que se ha ido del auditorio de vacío. Pero en esta ocasión será diferente. Ella es la única que sabe, a ciencia cierta y casi tres meses antes de que tenga lugar la gala (la fecha está fijada para el 27 de febrero), que esa noche dormirá con el reconocimiento de la profesión entre sus manos.
Y cinco son los papeles de Ángela que queremos recordar. Empezando por uno de esos que le valió para estar a las puertas de llevarse un Goya. En 1997 fue candidata en la categoría de Mejor actriz de reparto por su interpretación de Clara en ‘Carne trémula’, a las órdenes de Pedro Almodóvar.
En 1989 fue Pepita en ‘Las cosas del querer’, con Jaime Chávarri dando órdenes desde el otro lado de la cámara. Un filme que tuvo una segunda parte, en 1995, que le permitió volver a meterse en la piel de esa cantante de copla andaluza que forma un grupo con dos amigos terminada la Guerra Civil española para recorrer España con su música. Esta segunda parte, también le valió para estar nominada al Goya, en aquella ocasión, como mejor actriz protagonista.
En la versión española del clásico ‘Blancanieves’, dirigida por Pablo Berger en 2012, Molina fue doña Concha, la abuela de la protagonista que daba nombre a la cinta. Otro de esos papeles que la situaron como candidata a un Goya re parto que tampoco pudo llevarse. «Si me dan el Goya, desde luego que es para agradecer». No se lo dieron. Y ha tenido que esperar casi una década más para tenerlo asegurado y, no nos cabe duda, para agradecerlo como se merece un reconocimiento así.
Para remontarnos a sus comienzos, hay que ir justo a mitad de los años 70. En 1975 debutaba en el cine en ‘No quiero perder la honra’, de la mano de Eugenio Martín. Una película con la que dar el salto de la mano, nada menos que de José Sacristán. Allí empezó la carrera por la que, ahora, se le reconoce un trabajo de casi medio siglo de rodajes.
Unos años más tarde, en 1986, pisaba el escenario del Festival de Cine de San Sebastián para llevarse la única Concha de Plata que guarda en su casa y que, ahora, tendrá la compañía del Goya de Honor. Fue como mejor actriz por ‘La mitad del cielo’, donde daba vida a Rosa, una chica de una familia humilde de la Cantabria de los años 50, que tras morir su marido se desplaza a Madrid para ganarse la vida sirviendo en una casa.
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