Mirko Sajonia-Coburgo, el príncipe que prefiere el quirófano de un hospital público a los jardines de un palacio

Siguiendo con la tradición familiar, Mirko Sajonia-Coburgo (26) comenzaba en 2013 la carrera de Medicina en la Universidad de Navarra. Su padre, Kubrat de Bulgaria (55), hizo lo mismo licenciándose como doctor con calificación Magna Cum Laude en 1990 en la misma facultad del Opus Dei, se especializó después en cirugía general y digestivo en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid y fue cirujano colonorrectal en la Clínica Ruber Internacional de Madrid, para en 2003 comenzar su trayectoria como Jefe de la Unidad de Coloproctología en el Hospital San Camilo de Madrid, donde desde 2006 ejerce como Director Asistencial y miembro del Equipo de Dirección.

Su hijo mayor, Mirko, siempre quiso seguir los pasos de su padre y desde muy pequeño le interesó el mundo de la medicina, tanto como el de la magia, afición que tiene desde niño y con la que asombraba a toda su familia con sus trucos aprendidos gracias al mago Jorge Blass. En 2013, después de terminar sus estudios de Secundaria en el colegio Fomento Fundación, centro privado y mixto asociado al Opus Dei, ubicado en la calle Padre Claret en el barrio de Prosperidad, y por el que han pasado otros jóvenes de la jet como Tana Rivera (en los últimos cursos de Bachillerato), hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera, Mirko, que un día heredará el título de príncipe de Panagiuristhe, se instaló en Pamplona para continuar con la saga de médicos, carrera que también elegiría tres años después su hermano Lukas, que el pasado mes de julio cumplió 23 años.

Siempre quiso ser cirujano

Dispuesto a encaminar su profesión hacia el mundo de la cirugía (nunca contempló otra rama), en 2016 llevó a cabo un periodo de prácticas en cirugía cardiotorácica en el Royal Brompton Hospital, ubicado en el exclusivo barrio de Chelsea y centro de referencia en Reino Unido en esta especialidad. Entregado a su vocación desde el inicio de la universidad, también ha colaborado en diferentes ocasiones con la Fundación Abracadabra y ha pasado un tiempo en Latinoamérica llevando a cabo labores de cooperación. Dicen que su implicación con los enfermos es total y absoluta.

En el verano de 2018, Mirko, un joven discreto y apasionado del surf y los deportes acuáticos en general, dedicó buena parte de sus vacaciones universitarias para seguir estudiando y así poder presentarse en septiembre bien preparado a la primera parte del USMLE (United States Medical Licensing Examination), una especie de MIR estadounidense cuyo objetivo es evaluar si los estudiantes de medicina o los graduados pueden aplicar conceptos importantes de las ciencias fundamentales para la práctica de la Medicina. Un par de meses después supo que había aprobado y continuó en la facultad un año más hasta terminar la carrera en el verano de 2019.

Médico en un hospital público

Un año después, Mirko ha comenzado una nueva aventura profesional después de conocer hace tan solo unas semanas que había aprobado con buena nota la segunda parte del USMLE para poder ejercer si quisiera en Estados Unidos. Una noticia que recibió en la casa de sus padres junto a su dos hermanos menores, Lukas (23) y Tirso (18), con los que se lleva de maravilla y con los que comparte aficiones como la música o las motos. En julio de este año, el hijo de Kubrat de Bulgaria y Carla Royo-Villanova conseguía una plaza en el departamento de cirugía general y del aparato digestivo del Hospital Clínico San Carlos, centro hospitalario de titularidad pública situado en el distrito de Moncloa de Madrid. Allí, Mirko es un médico más y ya ha participado en algunas intervenciones quirúrgicas como ha mostrado en sus redes sociales. Para él la medicina es su vida y cuando está en un quirófano no hay títulos nobiliarios que valgan.

Cuando termina su jornada laboral en el hospital, le encanta practicar todo tipo de deportes, sobre todo los relacionados con el agua. Surf, wake board o kite surf son sus disciplinas favoritas y las practica tanto en el Pantano de San Juan, a pocos kilómetros de la capital, como en sus lugares de veraneo desde que era un niño: Santander (en Cantabria), donde con sus hermanos asistió de niño a más de un campamento en la Escuela Berria de Santoña para aprender a surfear, y las playas gaditanas o Cabo de Palos, en Murcia, donde la familia suele disfrutar de las vacaciones estivales cada año. Ahora que está de nuevo instalado en Madrid, seguro que Mirko ha vuelto a vivir la tradicional paella de los domingos que cada semana preparaba su padre cuando eran unos niños.

Una vida en la que huye de los focos

Aunque se sabe muy poco de él gracias a la educación que le han dado sus padres para que viva su vida alejado de los focos, entre sus buenos amigos se encuentra el príncipe Jaime de Borbón Dos Sicilias, hijo mayor de Pedro de Borbón Dos Sicilias, duque de Noto, y de Sofía Landaluce y mantiene una relación muy cercana con Victoria López-Quesada Dos Sicilias y con la hija de Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro Jota, Cósima Ramírez. Como muchos de los chicos de su edad y de su entorno, él también es fan del grupo de moda entre los niños bien de Madrid. Le gusta Taburete y se declara seguidor de Mafalda Sajonia-Coburgo, su prima hermana y cantante, hija de Rosario Nadal y Kyril de Bulgaria, que triunfa con su música entre la jet set de Nueva York.

La única vez que hemos visto a Mirko Sajonia-Coburgo en un evento público fue en noviembre de 2018 cuando asistió como cavalier al glamuroso Baile de Debutantes de París. Allí Mirko hizo su entrada del brazo de su amiga la condesa Gabrielle de Pourtalès, descendiente de una de las familias más importantes de Francia, que durante siglos ha participado de la diplomacia, la literatura y el comercio del país. La joven, graduada en el Instituto Superior de Gestión de París, es embajadora de la marca Wine’s Link Limited.

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