Matrimonio de conveniencia; ‘Acacias 38’
QUÉ HA PASADO
• Fabiana y Servando al fin son marido y mujer.
• Vecinos de Acacias 38 fallecen en un atentado.
• Ignacio pide a Alodia que acepte casarse con él.
Tras la muerte de Anabel, Aurelio regresa a su hogar como esposo de Genoveva. El matrimonio finge antes los vecinos ser feliz y amarse profundamente, pero su unión solo obedece a intereses personales.
Una mañana, Valeria entra en el apartamento de los Quesada y le entrega una misteriosa carta al señor. “Debes dársela a mi marido, necesito tener noticias de él y saber cómo se halla”, explica ella, dejando claro que David no es su verdadera pareja. La conversación es interrumpida por Genoveva, que viendo la cercanía entre los interlocutores sospecha que su cónyuge conoce más de lo que dice a la recién llegada al barrio.
Por otra parte, Alodia finalmente se ha casado con Ignacio. La muchacha se esfuerza todo lo que puede por dejar atrás su pasado de criada y convertirse en una auténtica señora. Para ello, cambia por completo su apariencia, renovando su pelo y también su vestuario. No obstante, no consigue atraer totalmente la atención de su amado, que tiene perdición por las mujeres e intenta seducirlas.
José se da cuenta de la actitud de su sobrino y le aconseja que evite la tentación femenina: “Si sigues por ese camino, tu vida
marital terminará de un día para otro, ya no estás soltero, debes entenderlo”.
Cerca de allí, Hortensia y Azucena, hermana y sobrina de Rosina, se presentan en la ciudad con la intención de quedarse una temporada en casa de su familiar. Esta las recibe con los brazos abiertos, sin embargo, la situación empieza a torcerse cuando su hermana no disimula su interés por su estabilidad económica.
La recién llegada tiene intereses ocultos y escucha las conversaciones que Rosina mantiene con Liberto y que dejan en evidencia la crisis financiera que están atravesando desde hace tiempo.
Los cambios también llegan al restaurante Nuevo Siglo XX, que desaparece para convertirse en una arrocería. La dueña de la idea es Inma, quien ha hecho muy buenas migas con Fabiana. A ella, justamente, le cuenta su plan de ambientar el local como si fuera una tasca. “Quiero darle un aspecto más campechano, no tan estirado”, comenta.
La posadera apoya a su amiga, aunque no cree que la decoración cale muy bien entre la gente de alto postín. Una semana después, se produce la tan ansiada inauguración y las señoras no están contentas con el bar, por lo que se marchan.
Guillermo trata de animar a su abuela. “No te preocupes, seguro que saldremos adelante. Todo el mundo se pegará porque les sirvamos comida”, asegura a Inma. Luego, se marcha a pasear y se encuentra con Azucena, en quien se fija nada más verla.
Lolita tiene una nueva discusión con su suegro. Perder a Antoñito y a Carmen en el atentado de hace cinco años los ha destrozado. Mientras la mantequera, que sigue de luto pretende recuperar el ánimo, Ramón es ahora un hombre amargado.
Cuando su nuera le propone realizar un homenaje a los fallecidos, monta en cólera. “Ninguna misa nos los devolverá. Yo no quiero recordar el horror que viví”, afirma. Después, decide hacer las maletas y abandonar el hogar: “Me mudo con Felipe”. Al llegar a casa del abogado, este yace desmayado, aunque logra reponerse gracias a la ayuda de Gerardo, su enfermero, y el nuevo pretendiente de la joven Casilda.
En el altilllo se suma un nuevo integrante al grupo de los criados. Es Marcelo, el mayordomo de los Quesada y que desembarca en el edificio con la idea de gobernar a todos sus compañeros
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