Pablo Iglesias vs. Nadia Calviño: de dónde viene y quién gana en el pulso entre ministros
El enésimo roce del vicepresidente Pablo Iglesias ha llegado a cuenta de una entrevista concedida al programa Salvados: En ella, el líder de Podemos ha Pablo habló de las presiones al Gobierno de la gente "rica y poderosa" de España: "Son más malos de lo que pensaba", dijo y a nadie se le escapó que es Nadia Calviño la compañera de su Gobierno que debe tratar más de tú a tú con banqueros o empresarios. Otro disparo al propio Ejecutivo del que forma parte y que tiene en la titular de Economía una de las dianas favoritas del vicepresidente segundo de Pedro Sánchez.
Los intentos de Moncloa por apaciguar la relación entre vicepresidentes fracasan constantemente. La última vez que ambos se enfrentaron fue por la aplicación del Salario Mínimo Interprofesional el 1 de enero. La medida es un logro de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que insiste en que se haga efectiva al empezar el año debido a la grave situación que viven muchas familias por la pandemia. Pero la titular de Economía prefiere esperar y eso ha hecho que Iglesias entre en acción amenazando, según informa El Mundo, hablar directamente con Pedro Sánchez para que desautorice a la socialista.
La falta de sintonía entre los vicepresidentes es de origen. "Absurdo" y "cristalino" son adjetivos que la ponen de manifiesto. El primero lo usó la ministra de Economía para referirse al acuerdo del Gobierno con EH Bildu para derogar la reforma laboral del anterior Ejecutivo. El segundo lo empleó el líder morado para mostrar su conformidad sobre el mismo asunto, uno que hizo que la gallega, de talante templado, diera un golpe sobre la mesa para mostrar su desacuerdo.
En la historia de la política española siempre ha habido ministros enemistados. Cristóbal Montoro se hablaba poco o nada con algunos miembros del Consejo de Ministros de Mariano Rajoy: Por ejemplo, con Luis de Guindos. También los ha habido celosos del jefe y la prueba es que el mismo Rajoy llegó a tener dos gobiernos en el suyo: el de los afines a Soraya Sáenz de Santamaría y el de quienes, además de ser amigos, estaban unidos porque no podían ni ver a la entonces vicepresidenta. La prensa los llamó "el G-8". También, aunque más antigua, está la pugna que mantuvieron Felipe González y su número dos, Alfonso Guerra, a finales de los ochenta por imponer sus tesis ideológicas.
En todos esos casos los enfrentamientos eran entre miembros de, por decirlo de alguna manera, la misma familia. Y ese es otro de los retos a los que se enfrenta un gobierno de coalición con apenas seis meses de vida: gestionar unas fricciones entre ministerios que tienen consecuencias en la alianza de dos partidos que no se fían el uno del otro. Lo sugieren fuentes del PSOE consultadas, que aseguran que lo que ocurre entre Calviño e Iglesias no es personal sino fruto del acuerdo que firmaron PSOE y Unidas Podemos "porque no había más remedio".
Marca de nacimiento
El problema arranca en el mismo momento en que el líder morado descubre que Sánchez no va a tener tres vicepresidencias contando con la suya, sino cuatro: la de Teresa Ribera al frente de Transición Ecológica y Reto Demográfico. De ese modo, el presidente del Gobierno se rodeaba de tres mujeres muy afines a él y al partido: Carmen Calvo, Calviño y Ribera. Los análisis del momento aseguraban que uno de los objetivos era neutralizar o minimizar el poder de Pablo Iglesias. Efectivamente, si Calvo suponía una barrera entre él y el presidente, Ribera contrarrestaba su poder en las cuestiones de emergencia climática –incluidas en las atribuciones de la Agenda 2030 que competen a Iglesias– y Calviño, por su parte, tendría mucho que decir también en las cuestiones relacionadas con la erradicación de la pobreza, también entre las competencias del poítico morado.
En Podemos recibieron la muralla levantada en torno a su líder sorprendidos, aunque no había nada sorprendente en ese movimiento de un Sánchez que se había resistido a pactar con ellos mostrando una dureza que no se le recordaba desde el "es usted un indecente" que le dedicó a Rajoy. "No dormiría tranquilo", dijo el socialista sobre su negativa a aliarse con Iglesias tras la fallida formación de Gobierno después de las elecciones de abril de 2019. La respuesta que le dio Iglesias completa el retrato de una relación basada en la desconfianza e incluso, en cierto desprecio: "Pedro Sánchez quiere todo el poder para dormir tranquilo". Lo que hizo el aludido fue confirmarlo al nombrar tres vicepresidentas de su máxima confianza que contuvieran a Iglesias.
Los enfrentamientos con Calviño
Las diferencias entre Iglesias y Calviño las vio venir el equipo de comunicación de Sánchez, que a finales de marzo, cuando apenas hacía 15 días que se había decretado el primer estado de alarma por el coronavirus, los convocó a ambos para dar una rueda de prensa conjunta. El objetivo: explicar que no había tensión entre la batalla sanitaria y la económica. Eso decían con palabras pero lo que querían transmitir con esa comparecencia era unidad.
Esa armonía duró poco. El pacto con EH Bildu fue lo que hizo explotar a la ministra, a quien en aquel momento algunos hacían fuera del Gobierno. "Eso no se planteó en ningún momento", comenta la fuente socialista. De hecho, su candidatura a presidir el Eurogrupo fue una manera de afianzarla en el puesto, pues dirigir el órgano que debate sobre las cuestiones relacionadas con el euro exige que siga siendo titular de Economía en su país.
Ese nominación fue otra oportunidad para mostrar unidad, aunque fuera Alberto Garzón y no Iglesias quien diera su apoyo público a la candidatura de Calviño. En las filas de Unidas Podemos hubo más de un crítico con esa postura: "Es un sapo que hay que tragarse, pero Calviño representa muchas cosas que van en contra de nuestro programa", explica un militante de la formación madrileña en referencia a algo que los líderes han dejado de exponer con tanta vehemencia. Por ejemplo, su rechazo a lo que representa en Europa la Troika –Banco Central Europeo, el FMI y la Comisión Europea-, triunvirato en el que mandan mucho Alemania y Francia, a quienes se acusa de controlar también el Eurogrupo. Por eso la felicitación a Calviño por parte de los morados suena a compromiso.
Distintas estrategias
Según cuentan a Vanity Fair de un lado y del otro, para ganar posiciones en ese enfrentamiento, Calviño ha buscado apoyos en su partido. Por ejemplo, en María Jesús Montero, la titular de Hacienda y portavoz del Gobierno con quien ha logrado frenar una de las promesas electorales de Podemos: tumbar el impuesto a las rentas superiores a los 130.000 euros. Por su parte, el vicepresidente ha recurrido a la prensa para coger posiciones o al menos, mostrar el juego no siempre limpio que le han hecho los socialistas.
Ese comportamiento no es puntual ni nuevo. En el reportaje que publicó Vanity Fair en el número de junio sobre los efectos de la pandemia en Moncloa, una de las cosas que más repetían funcionarios y periodistas que cubren esa información es que Unidas-Podemos no había dejado de filtrar información durante la pandemia. La queja que trasladaban, casi siempre, tenían que ver con el "ninguneo" al que el núcleo duro de Sánchez sometía a sus socios de Gobierno.
La publicación de La Última Hora va en la línea de esa estrategia. Tras haber acuñado Iglesias el término "cloacas mediáticas", su exasesora y exmiembro de la gestora de Podemos, Dina Bousselham anunció que abría un nuevo medio con ella como directora. Un repaso a las noticias que ha publicado la web desde que arrancó a principios de mayo demuestra que Calviño es una de sus ministras más observadas, tanto en la sección de opinión como en las de noticias, donde pueden leerse piezas tituladas de este modo: "¡Calviño impone que los trabajadores no esenciales vuelvan al trabajo a pesar del riesgo de rebrote!" Como otros artículos donde desvelan información, no lleva firma y arranca con esta fórmula: "Según hemos podido saber, la vicepresidenta tercera del Gobierno, Nadia Calviño, ha presionado en el Gobierno para acabar ya con el permiso retribuido y para que los trabajadores no esenciales vuelvan a sus puestos de trabajo este mismo lunes".
Por eso, no llama la atención que la otra persona que centra las noticias menos amables de la web sea Carmen Calvo. Según indica la fuente socialista, "el peligro que Podemos ve en ella es más estratégico, les impide más cercanía con el presidente", con quien aseguran desde la formación morada que su líder come con cierta regularidad. "Lo de Calviño desgasta más, les quita autoridad, por su experiencia y porque aunque es una mujer tranquila no va a tragar con nada que no pueda defender". Tampoco esos comentarios son inocentes. Si Podemos es más dado a filtrar, desde Moncloa prefieren callar o dar informaciones y entrevistas con cuentagotas, y por eso hay que pensar que en dar esas declaraciones también hay una estrategia.
Artículo publicado el 25 de junio y actualizado.
Fuente: Leer Artículo Completo