Salma Hayek confiesa que lloró mucho durante su primera escena de sexo con Antonio Banderas

Hoy Salma Hayek es una de las grandes estrellas latinas de Hollywood. Pero para llegar a ese estatus en la industria, la actriz mexicana ha tenido que trabajar mucho. Y también sufrir, tal y como ella misma ha reconocido recordando en una entrevista la primera vez que lloró en un rodaje por tener que rodar una escena de sexo con alguien que, curiosamente, ahora mismo es uno de sus mejores amigos: Antonio Banderas.

Para entender la situación, tenemos que remontarnos a 1995, año en el que Salma todavía era una novata a la que Robert Rodriguez eligió para protagonizar junto a Banderas la película Desperado, adaptación americana que el director hizo de su aclamado debut El mariachi, por aquel entonces la película de bajo presupuesto que más dinero había recaudado en taquilla.

La idea era aprovechar que Hollywood le daba más financiación para contar a lo grande la historia de este personaje, y eso incluía para sorpresa de Salma tener que rodar una escena íntima con Antonio. Algo que dejó a Hayek totalmente paralizada porque nadie le había dicho cuando la contrataron que tendría que hacer algo así en pantalla.

“Cuando íbamos a empezar a rodar, comencé a llorar porque no sabía si podía hacerlo. Estaba muy asustada”, recuerda Salma en una entrevista con el programa Armchair Expert donde habló, entre otras cosas, de este filme que le permitió entrar por la puerta grande en Hollywood.

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“Una de las cosas que más me asustaban era Antonio. Por supuesto él fue un absoluto caballero y muy majo conmigo. De hecho, seguimos siendo muy amigos. Pero él era demasiado libre. Eso era lo que más miedo me daba. No había visto nada igual. Así que cuando comencé a llorar el me dijo que eso le hacía sentirse muy mal. Y yo, mientras tanto, totalmente avergonzada porque no podía parar de hacerlo”, confiesa.

Pese a lo difícil de la situación, Salma aclara en la conversación que tanto Banderas como Robert Rodriguez hicieron todo lo posible para que se sintiera cómoda. Que nunca la presionaron. Pero aún así recuerda aquello como una de las experiencias más traumáticas de su vida.

“Yo me negaba a quitarme la toalla que llevaba puesta. Ellos intentaban hacerme reír para que me relajara. Pero cuando me la quitaba a los dos segundos empezaba a llorar de nuevo. Al final logramos terminar la escena. Hicimos lo mejor con lo que podíamos hacer entonces”, admite la que actriz, que años después fue nominada al Oscar por su papel en Frida.

“Otra de las cosas en las que más pensaba era en mi padre y en mi hermano. En lo que iban a pensar cuando vieran la película. Los hombres no tenéis que pasar por esto. Si un chico enseña algo en una película su padre va a gritar orgulloso diciendo que es hijo suyo”, aprovechó para denunciar Salma sobre el machismo que esconden los sentimiento que tenían entonces.

Por cierto, que al final su familia sí fue a ver la película el día del estreno. Eso sí, cuando supo que se acercaba la escena de amor, bastante más editada de lo que ella imaginaba, Salma les pidió que salieran con ella del cine para entrar otra vez cuando había terminado.

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