David Verdaguer, el ‘muso’ del cine indie que descartó la Medicina por su miedo a la sangre y hacía magia para no aburrirse de niño
Con apenas nueve años, David Verdaguer (37) ya sabía que de mayor sería actor. Este sábado el actor catalán se enfrenta a su tercera nominación a los Premios Goya por su papel en Uno para todos (donde comparte pantalla con Patricia López Arnaiz, nominada a mejor actriz por Ane), categoría en la que tendrá que ‘competir’ con tres pesos pesados de la interpretación Mario Casas (No matarás), Javier Cámara (Sentimental) y Ernesto Alterio (Un mundo normal). Mucho ha vivido Verdaguer desde aquella vez que con siete años vio una representación de El enfermo imaginario de Molière y sintió que lo suyo sería la interpretación.
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Antes de eso, soñaba con ser médico, pero un día se dio cuenta de que la sangre le daba cierto reparo (se considera muy aprensivo y siempre cree que se va a morir, según contó en El Hormiguero hace unas semanas), cambió la bata por las tablas. Nacido en la localidad costera de Malgrat de Mar, hijo de una andaluza contable y de un catalán profesor de yoga, con 9 años decidió que quería ser actor y sobre todo tener un trabajo de cara al futuro que no fuera rutinario y le permitiera tener contacto continuo con la gente. Siempre fue un niño divertido y en el colegio hacía reír continuamente a sus compañeros de clase. Dice que el más gracioso de su familia siempre fue su abuelo y que cada semana le llevaba al teatro, algo que aún hoy recuerda con cariño.
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Rostro habitual en la tele catalana
Con 18 años llegó al barrio del Born en Barcelona (de adolescente había trabajado como monitor en campamentos de verano) y poco después le picó el gusanillo de subirse a un escenario mucho más en serio y sus padres le dieron todo su apoyo para que lo intentara. Empezó a ganarse la vida con papeles en obras de teatro en su tierra natal y comenzó a trabajar en TV3 haciendo pequeñas apariciones en series como El cor de la ciutat (2002-2003), Plats Bruts (2001) y Ventdelplà (2005). Dicharachero y con un sentido del humor que traspasa la pantalla, en 2006 le ficharon como reportero del programa Alguna pregunta més?. Dos años después lograba su primer papel de largo recorrido en la ficción catalana Zoo y ese mismo año debutaba en el cine en la cinta Tres días con la familia, de Mar Coll y presentaba el programa de humor Prepara’t per la TDT en la cadena autonómica catalana.
En 2011 formó parte del reparto de la tv movie Barcelona, ciudad neutral, ambientada en el inicio de la Primera Guerra Mundial y de la segunda temporada de La Sagrada Familia, además de la sitcom de Canal 33 Pop Rápid, junto a Alain Hernández y Miki Esparbé, uno de sus grandes amigos con los que además compartió piso durante unos meses en Barcelona. Su trabajo se ha podido disfrutar sobre todo en su tierra, de hecho, cuenta Verdaguer que en la Ciudad Condal es feliz y que aunque le encanta Madrid, siempre le gusta volver a su casa desde hace casi dos décadas.
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Ha participado en la webserie Les coses grans, en programas tan famosos como Polònia y Crackòvia y en 2014 le llegó uno de los mejores momentos cuando obtuvo el papel protagonista para 10.000 km, ópera prima de su amigo Carlos Marqués-Marcet, que compartió con Natalia Tena. Gracias a su personaje ganó un Premio Gaudí y fue nominado por primera vez como actor revelación a los Goya y los Feroz, además de convertirse en uno de los rostros del llamado cine indie español.
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Su gran año: 2017
A partir de entonces, su rostro fue más conocido también a nivel nacional y formó parte del elenco de Requisitos para ser una persona normal, de Leticia Dolera. Poco después se incorporó a Nit i dia, una serie a modo de thriller realista para el prime time de TVE3 en el que daba vida a un forense, y fue uno de los personajes de La embajada, serie para Antena 3 que no tuvo un gran éxito de audiencia. Ese mismo año, 2016, estrenó No culpes al karma lo que te pasa por gilipollas, junto a Verónica Echegui y Álex García, y participó en 100 metros con Dani Rovira, otro de sus buenos amigos dentro del mundillo de la interpretación. Su papel más reconocido hasta ahora lo obtuvo en 2017 cuando estrenó Verano 1993, el primer largometraje de Carla Simón que protagonizó junto a Bruna Cusí, que fue elegida para representar a España en los Oscar de ese año. Por Verano 1993 David Verdaguer ganó el Goya a mejor actor, además de un Feroz y un Sant Jordi de Cinematografía.
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Una película sobre el embarazo de su pareja
Y es que los años impares para él son mejores siempre que los pares, según explicaba el actor en una entrevista en La Vanguardia. Precisamente ese 2017 fue uno de los mejores para Verdaguer ya que además de todos los premios que se llevó a casa, en mayo nació su hija Lupe, por la que siente adoración. Su pareja es la también actriz María Rodríguez Soto (35), a la que conoció mientras ambos hacían teatro. María es licenciada en Arte Dramático en el Instituto del Teatro de Barcelona y ha participado en varias obras teatrales en Cataluña, en series como Kubala, Moreno i Manchón de TV3, El tiempo entre costuras y El ministerio del tiempo en Antena 3 y TVE, Benvinguts a la família, Les molèsties o la película Animals de Marçal Forés. En los últimos dos años la hemos podido ver en La hija de un ladrón (2019) de Belén Funes y en El Practicante (2020), de Carles Torras.
David y María vivieron poco después uno de los proyectos más especiales de su vida: grabar una película en la que relataban todo el proceso que vive una pareja cuando se entera que va a tener un hijo hasta el nacimiento del bebé. La idea surgió cuando David se encontraba en Londres con Carlos Marqués-Marcet ensayando para el rodaje de Tierra firme. María le llamó por Skype y juntos vieron el predictor que indicaba que estaba embarazada. Él volvió unos días a Barcelona para celebrarlo con su pareja pero el director le propuso que convenciera a su novia para hacer una película contando todo el proceso. Ella aceptó y ahí nació Los días que vendrán.
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“Es ficción narrada como documental. Lo único que es de verdad es que María estaba embarazada y es mi señora. El parto no era real. Se grabó un año después. Además, imagine: era nuestra primera hija y entrar en eso… No nos venderíamos tanto. María y yo no somos Mario y Alaska. No era el reality de los Verdaguer-Rodríguez”, bromeaba el actor en El Periódico. La película relata algunos detalles reales, como que a María no la contrataron en una obra de teatro al informar de que estaba embarazada, pero contado desde su personaje, una periodista. Se rodó de manera casi artesanal durante 50 días a lo largo de un año y medio y logró la Biznaga de Oro a mejor película y ella el premio a mejor actriz en el Festival de Málaga de 2019 y en los Gaudí.
Después de ese proyecto, Verdaguer ha protagonizado Tierra Firme, 7 razones para huir o la comedia Lo dejo cuando quiera, todo un éxito de taquilla. Hasta hace unas semanas estuvo sobre las tablas con la obra de teatro El método Gronholm en Barcelona y ha presentado varias temporadas del programa Tabús, de TV3, en el que además es guionista y productor. En Uno para todos, película por la que está nominado al Goya este año, interpreta a Aleix, un profesor de instituto de un pequeño pueblo que tiene que hacerse cargo de un grupo de adolescentes al más puro estilo El club de los poetas muertos en versión española.
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Dibujo, magia y mucho humor
Además de la interpretación, cuando no está trabajando a David le encanta pasar tiempo con su hija, pero también ir a la piscina a nadar y dibujar, una pasión que ha intensificado durante los meses de confinamiento. “Soy muy malo. ¡Horrible! Lo que pasa es que me calma mucho y me he dado cuenta de que, ya que no podía hacer deporte o ir a la piscina, era la mejor manera para no pensar. Si ves mis dibujos te darás cuenta de que muy pensados no están”, decía en una entrevista en La Vanguardia. Se reconoce un tipo negativo pero muy vitalista y que siempre trata de encontrar el lado bueno a todo lo que le sucede. Su sentido del humor es más que patente en sus fotos de Instagram.
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Es muy casero y muy de su barrio, el Born barcelonés, y cuando viene a Madrid suele quedar con uno de sus grandes amigos, el actor y presentador David Broncano, con el que coincidió en Estas no son las noticias. “Soy hombre de costumbres, y como el trabajo no lo es mucho, me gusta ir a tomar el café al mismo sitio, leer el diario en el mismo sitio, esta cosa casi aburrida, me gusta repetir patrones, tener una vida tranquila. Lo que me vuelve loco y donde a veces se me va el dinero es en comer bien. Me flipa”, contaba en Sideout. Además, le gusta salir de cañas con amigos de toda la vida, hacer viajes en coche, colecciona libros de teorías del humor y le interesa mucho la magia, afición que tomó desde niño porque dice que al ser hijo único, para no aburrirse, leía libros de magia e intentaba hacer trucos a su familia.
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