¿La reina Sofía con la falsa Peregrina? ¿TODAS las familiares de la novia con mantilla? Así fue la boda más regia y elegante de España
Puede que el matrimonio entre SAR la infanta doña Elena y Jaime de Marichalar no acabase todo lo feliz que se suponía cuando se celebró, el 18 de marzo de 1995, en la Catedral de Sevilla. Pero de lo que no cabe duda es de que nos regaló una serie de imágenes impagables en lo que a moda se refiere. La primera de ellas, la de la novia, que acertó con un vestido en organza de seda natural de color marfil con bordados y velo de tul -que sujetó con una diadema de platino y diamantes de la familia Marichalar- del modista sevillano Petro Valderde. "Muy guapa", le dijo el novio nada más sentarse junto a él en el Altar Mayor.
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Pero no todas las miradas estuvieron sobre la infanta. Su madre, la reina Sofía, escogió un vestido de gasa azul, con zapato y bolso a juego que encargó en el taller del sevillano Toni Benítez,y mantilla española. Doña Sofía llevó ese día uno de los collares de perlas del joyero real y la falsa Peregrina que también pertenece a las joyas de pasar. La infanta Cristina también lució mantilla española y un traje de dos piezas de color rojo que, 26 años después, cumple con todos los estándares sobre cómo ir vestido a una boda de día -real o no- en primavera. Mantilla incluida. Que, por cierto, también tocó las cabezas de las infantas doña Pilar y doña Margarita, de la prima Simoneta y de la abuela paterna de la novia, la condesa de Barcelona. "Currista y bética", según reseñaron las crónicas de la época.
Pero si la Familia Real, con don Juan Carlos –que ejerció de padrino con el brazo escayolado debido a un desafortunado accidente de esquí en Candanchú– vestido con traje de gala de capitán General de los Ejércitos y el Toisón de Oro, y el príncipe de Asturias, que entró en la Catedral del brazo de la reina con el traje de gala de teniente de Navío, con cuatro condecoraciones al pecho, era un espectáculo, el de los invitados no le fue a la zaga.
El príncipe de Gales en morning dress, que no se quedó al almuerzo pero con la lección de elegancia que dio fue suficiente. Farah Diba con la pamela más espectacular de la jornada -con permiso de Marie Chantal de Grecia y su especie de canotier XXL-; Maria Teresa de Luxemburgo, vestida como en los felices años 20 –y viviendo, sin duda, tiempos más amables que los actuales–; Noor de Jordania con traje sastre en blanco y rojo; Carmen Romero con dos piezas gris con motivos de inspiración oriental; Matilde de Bélgica de rosa y con pill box; Marina Doria, esposa de Victor Manuel de Saboya, de blanco y negro y con un sombrero espectacular; Diana de Francia de verde atrevido; Rosario Nadal de Valentino… Y así, hasta representantes de 38 familias reales. La alfombra de terciopelo rojo que atravesaron los 1.300 invitados en su camino hacia la ceremonia religiosa haría palidecer a cualquier festejo actual. ¿Nuestra favorita? La novia, naturalmente.
Artículo publicado originalmente el 17 de marzo de 2020.
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