¿Es ‘Sálvame’ buena televisión?
No crean que lo digo para provocar, realmente lo pienso: ‘Sálvame’ hace mejor televisión que ‘Late Motiv’. No dejo de leer críticas sobre Buenafuente, acompañadas de expresiones como ‘La que sí’ y otras zarandajas que me parecen postureo intelectual. Me gustan muchos de los contenidos de ‘Late Motiv’, me gusta cómo están escritos sus monólogos y algunos de sus ‘sketches’, pero tengo la sensación de ver un buen programa de radio hecho en el plató de Jimmy Fallon, eso sí, con peores entrevistas. Andreu borda su papel porque lleva haciendo el mismo programa desde el siglo pasado, pero visualmente no aporta nada nuevo.
Por otra parte, detesto muchos de los contenidos de ‘Sálvame’. Parecen disfrutar con la tortura psicológica a sus colaboradores y las tramas permiten que el villano de hoy sea el héroe del polígrafo del mañana, pero es fascinante la capacidad de romper, no ya la cuarta pared, que se diría en el teatro, sino de reventar el plató para mostrar el ‘backstage’, los pasillos, las salas VIP e incluso los baños. La realización con multipantalla —que parece de cómic—, el uso de los colores, los cebos… Una maquinaria que funciona durante horas en directo sin perder un ápice de ritmo.
Siempre he pensado se podría aprovechar el formato para contar con más colaboradores y abordar otros temas, diferenciar los distintos ‘Sálvame’ (Naranja, Limón, Banana) para abordar la actualidad, la cultura y el espectáculo, abriéndose a un abanico de nuevas posibilidades. Pero es Telecinco.
Feliz cumpleaños
Hace 25 años, TVE estrenó La2 Noticias, un informativo desenfadado —más no por ello con menos credibilidad que los habituales Telediarios, antes al contrario— dirigido por Fran Llorente, realizado por Fernando Navarrete y presentado por Lorenzo Milá. Ha llovido mucho mucho.
No había más que ver las canas que lucía el ahora corresponsal al soplar las 25 velas junto a Mara Torres, otro de los rostros de un espacio que ha ganado en riesgo pero ha perdido en repercusión. “Alternativo e independiente”, “transversal”, un “informativo global” que usa las redes sociales para llegar a un público más conectado a día de hoy a la pequeña pantalla del móvil…
Podemos añadir muchos adjetivos a estas noticias que se centran en una oferta más sensible en temas como la cultura (incluso con actuaciones musicales en vivo), la ecología o cuestiones sociales, podemos incluso celebrar su apuesta digital que le lleva a tener cuenta propia en una red como Tik Tok, pero hay algo en la fórmula, por otra parte elaborada e interesante, que no llega a conectar con la audiencia: una media de 2% y unos 300.000 espectadores confirman que su público potencial no ve las noticias en directo, ni siquiera ve televisión a las horas. El mundo ha cambiado mucho en este cuarto de siglo…
Dramas y talentos
Tras las elecciones llega la calma a las parrillas. Gracias a la repetición de los comicios, ’Al rojo vivo’ ha superado el 21% y con ese dato, todos su récords. La Sexta ha superado a su hermana mayor, Antena 3, incluso en el ‘access’, con ‘El Intermedio’ comiéndose a las hormigas de Pablo Motos y ‘El hormiguero.’
Todo volverá a la calma. O no. Depende del vodevil que nos ofrezcan desde La Moncloa y los espectáculos taurinos de VOX en las barreras del Congreso. Ahora, los únicos votos que nos quedan en el ‘prime time’ son los de los jurados de los ‘talent’. Y, francamente, algunos parecen muy despistados. En los últimos tiempos hemos visto que en ’Got Talent’ a veces es mejor tener una buena historia personal que dotes artísticas. Y cuando digo ‘buena historia’ me refiero a dramón, ya sea enfermedad, exilio, muerte de un familiar…
En EE.UU. también resaltan estos casos, pero allí luego las actuaciones son brutales. No es el caso en la versión patria, en la que —por si fuera poco— se llega a dar el pase de oro incluso a un mamarracho solo para enfrentar a unos jurados con otros. Ya pasó con el Tekila, ¿lo recuerdan?, y esta semana hemos visto otro caso gracias al pique entre Dani y Risto. Lo sucedido con David García, por divertido que le parezca al publicista, es un insulto para la gente con talento que se esfuerza por dar lo mejor de sí mismo en un programa de televisión.
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