La historia de amor de Carey Mulligan y su marido, Marcus Mumford: de conocerse en un campamento religioso a triunfar en la alfombra roja de los Oscar
La ocasión lo merecía: Carey Mulligan tenía esta noche más cerca que nunca el Oscar a Mejor Actriz, 11 años después de su primera nominación por An Education. Así que ella y su marido, el músico Marcus Mumford, han aparecido arrebatadores en la alfombra roja de los Premios Oscar 2021: ella de Valentino, vestida de color de Oscar; él de esmoquin clásico con pañuelo en blanco satén. Y han sido varios los sorprendidos al enterarse de que Mulligan está casada, porque no es nada habitual que comparezcan juntos en galas o alfombras rojas. Algo tan poco conocido como el hecho de que Mulligan tiene dos hijos (Evelyn y Wilfred) . O que viven en una finca en Devon, Inglaterra, aunque siguen manteniendo casas en Londres. O que Mumford y ella se conocieron en unas convivencias religiosas cuando tenían 12 años.
Mulligan y Mumford son dos personas bastante reservadas sobre su vida privada. Que ambos vivan en Inglaterra (Mumford nació en California, pero sus padres son ingleses, y ha vivido desde pequeño allí) también facilita alejarse del cotilleo propio de Hollywood. Y eso que su historia es preciosa: los dos son amigos de la infancia, hijos de padres religiosos (tanto, que sus progenitores oficiaron en su boda, que se celebró en una finca de Somerset en 2012). Tras conocerse en unas convivencias religiosas de verano, los dos se convirtieron en amigos por correspondencia, y…. ¿Una relación de cartas de amistad, que luego se vuelven de amor y que acaba en boda? Sí, pero no.
Las amistades por correspondencia se pierden, se olvidan y se apagan. Hasta que en 2011, tras varios noviazgos breves de Carey –cuando no problemáticos, como Shia LaBeouf–, Jake Gyllenhaal invitó a su amiga Carey Mulligan a un concierto. De Mumford & Sons, el grupo de Marcus. La casualidad hizo que reconectaran al instante, se enamorasen en el posconcierto (cantando juntos Amazing Grace) y reemprendiesen las cartas, ahora sí de amor, que incluso hoy se siguen mandando. Se prometieron a los cinco meses de conocerse y se casaron casi inmediatament después, en abril de 2012.
Fue una boda rodeados de amigos, desde Colin Firth y su entonces esposa Livia; por supuesto que el celestino Jake Gyllenhaal y Siena Miller; Adele cantando (Marcus había sido músico de la cantante), y así hasta 100 personas deseándoles lo mejor. Ella y sus damas de honor iban de Prada, por una sencilla razón: Prada había sido la primera marca que se fijó en Carey y la había vestido para su primera aparición en los Oscar, en 2010. Un gesto que la actriz no olvidó. Aunque hoy haya "traicionado" a una de sus marcas favoritas –poco, si consideramos que Prada sigue siendo la marca con la que más fácil es ver a la actriz en las grandes noches– por un Valentino de la suerte. Y con la compañía de su marido, otra excepcionalidad.
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