Lunares: ¿cómo vigilar su evolución, crecimiento y tamaño?
Con el verano a la vuelta de la esquina y los rayos del sol cada vez más perpendiculares es conveniente recordar ciertos hábitos que pueden ayudarnos a prevenir la salud de nuestra piel. El cáncer de piel es uno de los tumores que a pesar de ser más prevenibles, más están creciendo en incidencia, según la Organización Mundial de la Salud.
La excesiva exposición al sol en búsqueda del ansiado bronceado está contribuyendo a ese aumento. Según la Asociación Española de Dermatología, el melanoma cutáneo representa hoy por hoy el 10% de los cánceres cutáneos, pero es el responsable de más del 90% de las muertes por cáncer de piel.
Para hacernos una idea, en el mundo cada año se diagnostican 132.000 melanomas y 3 millones de casos de cáncer de piel no melanoma, es decir, carcinomas de células cutáneas. Ambos se producen por el crecimiento anormal y descontrolado de las células epiteliales que han sido expuestas a la radiación ultravioleta.
Además de tomar todas las precauciones posibles frente al sol, una de las recomendaciones más eficaces para prevenir el cáncer de piel es acudir una vez al año a un dermatólogo para que nos realice un examen cutáneo y revise la forma y el tamaño de nuestros lunares.
¿En qué consiste la regla ABCDE de los lunares?
Según recogen desde IMED Hospitales, podemos tener lunares de nacimiento o congénitos, y otros que aparecen a lo largo de nuestra vida con motivo de la exposición solar.
Observar y aprender a identificar la evolución de éstos es de vital importancia porque los lunares sólo cambian de forma, tamaño y textura ante la exposición solar continuada y sin la protección adecuada. Conocer qué forma y qué tamaño son preocupantes es interesante de cara a una detección precoz.
Así, siempre que un lunar cumpla alguna de las siguientes características involucradas en la regla ABCDE, debemos consultar lo antes posible a un dermatólogo para que pueda realizar un examen más detallado:
En algunos casos, si la exploración clínica de los lunares no aporta suficiente información, el dermatólogo puede proponer la realización de una microscopía de epiluminiscencia, una prueba no invasiva que consiste en observar los lunares con un microscopio especial que ofrece una visión ampliada de las estructuras cutáneas.
Por último, algunos de los factores de riesgo que influyen en la aparición de un melanoma son los fototipos de piel bajos (personas con tez clara), estar entre los 30 y los 60 años y tener un elevado número de lunares a lo largo del cuerpo.
Vía: Women’s Health ES
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