Comunistas, nazis, escritoras y hasta una duquesa… Así fue la fascinante vida de las hermanas Mitford, las protagonistas de la serie que está arrasando en Reino Unido

Se puede decir que las seis hermanas Mitford (Nancy, Pamela, Diana, Unity, Jessica y Deborah), hijas de David Bertram Ogilvy Freeman-Mitford, lord de Redesdale, y de Sydney Bowles, reunían lo peor y lo mejor de la aristócrata inglesa del siglo XX. Las Mitford vivían en la casa señorial familiar con un padre profundamente clasista, machista y racista empeñado en arruinar económicamente a la familia con negocios absurdos, y a pesar de ello consiguieron codearsecon la flor y nata de la aristocracia y en el caso de Diana Mitford hasta convertirse en íntima de la duquesa de Windsor Wallis Simpson.

Sin dinero para usar servilletas y la prohibición paterna de ir al colegio, las Mitford crecieron desarrollando un instinto de supervivencia digno de admiración entre la prohibición paterna de hacer deporte (estaba en contra de las mujeres que hacían ejercicio porque nada había peor que una mujer con las pantorrillas gordas) o ir a la universidad, formándose por su cuenta leyendo libros en latín y mendigando el afecto de una madre sentimentalmente ausente.

Milagrosamente en cuanto las seis estuvieron en edad de merecer irrumpieron en la alta sociedad inglesa como una fuerza de la naturaleza, a la caza de cualquier oportunidad para poder escapar de su vida y sin los remilgos ni límites del resto de jóvenes aristócratas casaderas. Las Mitford girls se convirtieron en una obsesión para el país y cada una de ellas tomó su propio y sorprendente camino que fue ilustrado paso a paso por las páginas de sociedad de la época.

La unión de las hermanas Mitford con el nazismo

En pleno periodo de entreguerras dos de las Mitford se decantaron descaradamente por la vía más extrema: apoyar el nazismo y el fascismo públicamente y en la intimidad. De un lado estaba Diana Mitford, que había dado el braguetazo del siglo casándose en 1929 con un cariñoso escritor heredero de una fortuna Bryan Guinness.

Su vida marital fue breve: en 1932 sus propios padres le presentaron al fundador de la Unión Fascista Británica, Sir Oswald Mosley, y se convirtió en su amante oficial. Mientras ella abandonaba marido e hijos para compartir cama y reflexiones con el hombre que consideraba el amor de su vida, Mosley seguía con su matrimonio. No pudieron celebrar su unión hasta que murió la mujer de Oswald pero para ambos debió de merecer la pena la espera. Finalmente se casaron en una ceremonia íntima en el despacho de Goebbles con un invitado “de lujo”: Adolf Hitler.

El mismísimo führer alabó en público a otra de las hermanas Mitford, Unity, a la que consideraba “el ejemplo perfecto de la feminidad aria”, no es extraño que lo hiciera, algunos investigadores afirman que la lady inglesa fue una de sus amantes.

Unity se dedicaba a perseguir e insular comunistas en Inglaterra hasta que con 19 años consiguió fugarse de casa y mudarse a la Alemania nazi donde su sueño se cumplió y consiguió hacerse un hueco en el círculo más íntimo de Hitler. Sus cartas hablando de lo triste que debía de estar Hitler por haber mandado ejecutar a su mejor amigo dan fe de lo enamorada (y ciega) que estaba Unity.

Su reacción cuando Inglaterra le declaró la guerra a Alemania en la Segunda Guerra Mundial fue tan exagerada como imprevisible: un torpe intento de suicidio disparándose en la cabeza en un parque de Munich. Sobrevivió, pero tuvo que volver a Inglaterra a que la cuidara su madre. La bala en la cabeza que nadie se atrevía a retirar le provocó una meningitis que acabaría con su vida nueve años más tarde.

Jessica y Nancy Mitford: las escritoras de la familia

Mientras dos de las hermanas apoyaban a Hitler al menos una las Mitford restantes planeaba su asesinato. Jessica Mitford también se fugó de casa a los 19 años (desde los 12 ahorraba para poder hacerlo), pero en su caso lo hizo para acompañar a su amor, su primo Esmond Romilly, a luchar en las Brigadas Internacional contra el fascismo en España. El ministro de exteriores británico envió un barco de la armada a recoger a ambos tortolitos en el puerto de Bilbao, pero ambos continuaron en España hasta la victoria de Franco.

El comunismo llevó a Decca a ser desheredada por su familia. No le importó demasiado a estas alturas y se instaló en Estados Unidos con Esmond Romilly. Pero no fue afortunada, tanto su marido como su hija murieron al poco tiempo de instalarse. Aunque se volvió a casar Decca siempre será recordada más que por sus matrimonios por su ideario político y sus escritos.

Continuó siendo comunista en Estados Unidos (con lo que ello supone en aquel país) y emprendió una lucha por los derechos civiles. Al mismo tiempo desarrollaba una carrera como periodista de investigación. Con el tiempo escribió libros que conmocionaron a la sociedad americana, como aquel en el que denunciaba el turbio negocio de embellecer la muerte que se había apropiado de los funerales en Estados Unidos.

Pero quien siempre destacó en el mundo de las letras fue Nancy Mitford, la autora de The Pursuit of Love, la novela basada en una vida amorosa endulzada y que se ha convertido en la miniserie de éxito en Reino Unido. Nancy Mitford era tan ingeniosa y hábil escribiendo como desafortunada escogiendo interés amoroso. Su buena percha la hicieron convertirse en modelo de Lanvin y Dior y su buena cabeza en una reputada ensayista, novelista y biógrafa.

Pero a pesar de que escribía mucho del amor en la vida real se casó con el más aburrido posible de los maridos y se enamoró del más despiadado de los amantes. Su corazón le perteneció siempre a Gaston Palewski, jefe del gabinete de De Gaulle en el exilio, y por estar a su lado y siempre disponible se trasladó a vivir a París. Nunca consiguió que él se comprometiera con ella, ni siquiera cuando el cáncer estaba a punto de acabar con su vida.

Queda por desvelar la vida de dos Mitford más: Deborah Mitford, que llegó a ser duquesa de Devonshire, consiguió criar sus propias gallinas, escribir libros de jardinería, vivir en el campo y provocó que su marido se paseara por la casa señorial con un jersey que ponía “Nunca te cases con una Mitford”. Y por último está Pamela Mitford, la Mitford de la sospecha, la mujer de cuyo marido, el físico multimillonario Derek Jackson del que se sospechaba su pasión filonazi y su bixesualidad. ¿Era su matrimonio una tapadera? Ese es otro misterio Mitford a resolver.

Fuente: Leer Artículo Completo