Lo que sí y lo que no debes hacer en la limpieza facial diaria para desmaquillarte correctamente y tener la piel siempre sana y bonita

La limpieza es, sin duda, el paso más importante de tu ritual de belleza. Y es que eliminar bien los restos de maquillaje es imprescindible para que tu piel esté sana y bonita. Hay productos (como el agua micelar) y utensilios que pueden ayudarte a lograr un mejor resultado e incluso las famosas los usan. Sin embargo, lo más importante es hacerlo siguiendo los pasos adecuados. Es como lavarse el pelo, parece fácil pero tiene sus claves para que el resultado sea perfceto.

Empecemos por uno de los errores más comunes: usar agua demasiado fría o demasiado caliente. Debería estar templada, ya que ambos extremos pueden producir daños.

Con la piel húmeda, aplica un limpiador realizando movimientos circulares. Los hay de muchos tipos y precios, por lo que seguro que encontrarás el que mejor se adapte a tus necesidades. Una de esas cosas que no deberías hacer en este paso es frotar con demasiada fuerza. La limpieza debe hacerse de forma suave o, de lo contrario, podrías dañar tu piel.

A continuación, debes enjuagarte el rostro asegurándote de que eliminas por completo el limpiador. La mejor forma de cerciorarte de ello es enjuagarte una segunda vez. Cuando lo hayas hecho, el siguiente paso es secarse y la forma de hacerlo es más importante de lo que parece. Frotar la cara puede provocar irritaciones, por lo que deberías hacerlo dando pequeños toques.

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Una vez limpia y seca, ha llegado el momento de exfoliar la piel. Es importante hacerlo una o dos veces por semana, ya que tu cuerpo produce nuevas células a diario y es necesario eliminar la piel muerta.

Después de la exfoliación, el cutis se encuentra mucho más sensible. Para compensarlo, es importante incluir en la rutina una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel. Además, si aplicas la crema realizando movimientos circulares, estimularás la circulación de la sangre. Esto, a su vez, hará que tu piel tenga un aspecto más luminoso.

Quizá estés acostumbrada a incluir en tu ritual otro tipo de cosméticos, pero es preferible que la rutina termine aquí o esos productos se adherirán a tu piel, echando a perder todo el trabajo.

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