Todos los frentes que el rey Juan Carlos tiene abiertos

Mientras el rey Juan Carlos continúa en su exilio en Abu Dabi, su situación en España se complica. El diario El Mundo ha tenido acceso a una de las comisiones rogatorias de la Fiscalía del Tribunal Supremo en la que directamente se indica que al rey emérito se le está investigando por cuatro posibles delitos: "Blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, cohecho y tráfico de influencias". También se señala a la fortuna amasada por el rey, cuyo origen el Supremo sospecha que se debe al cobro de comisiones.

Una fortuna oculta a los ojos de Hacienda durante años que ya ha llevado al rey a dos declaraciones tributarias "sin requerimiento previo" para regularizar parte de su situación: una en diciembre, por importe de 678.393,72 euros, incluyendo intereses y recargos; y otra en primavera, de 4.395.901,96 euros, relativas a los vuelos privados supuestamente regalados por Álvaro de Orleans, mediante una fundación interpuesta, Zagatka.

Las dos regularizaciones se efectuaron para evitar que prosperase el delito fiscal (Juan Carlos pagó deudas e intereses antes de ser imputado), pero por su parte Hacienda quiere comprobar si las regularizaciones también se ajustan a derecho. Y si cumplen los requisitos que realmente librarían a Juan Carlos de esas acusaciones (o incluso si derivan otras, como en el caso de esos casi 4,4 millones de euros que reunieron los empresarios amigos del rey para la segunda regularización).

El primer pago estaba relacionado con el supuesto uso por parte del rey, de sus hijas y de sus nietos Froilán y Victoria Federica de tarjetas bancarias con fondos opacos, presuntamente del empresario mexicano Allen Sanginés-Kraus que se habrían usado tras la abdicación y por tanto, cuando don Juan Carlos ya no tenía inviolabilidad.

Sobre este asunto de las tarjetas también informaron en noviembre de 2020 la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, y el responsable de Anticorrupción, Alejandro Luzón, indicando que esta investigación la asumiría directamente la Fiscalía del Tribunal Supremo y no la Fiscalía Anticorrupción. Es el mismo procedimiento que se sigue con otra de las causas pendientes del emérito: la de la investigación abierta tras recibir una alerta del Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblanc) dependiente del Ministerio de Economía, que habría descubierto una nueva fortuna del rey emérito oculta en la isla de Jersey. Por su parte, la Fiscalía suiza ha descubierto durante este verano nuevas cuentas con fortunas aún por justificar, en Andorra y en Suiza, ambas millonarias y ocultas a la Hacienda pública.

En el caso de las cuenta de Jersey, su origen se trataría de un trust que habría recibido la fortuna en 2005 y se nutre de fondos de otro entramado financiero similar constituido en la década de los noventa cuyo beneficiario sería don Juan Carlos. A través de él se habrían movido al menos cinco millones de euros de los que hasta diciembre de 2020 no se tenía constancia. Una estructura financiera que, como se ha visto en los últimos meses, es sólo una parte de un puzle destinado a ocultar la cuantía y los movimientos de la fortuna del rey, que el Supremo sospecha que se creó durante sus años de reinado, como comisionista en la sombra de grandes contratos internacionales.

El AVE a la Meca

Esas comisiones componen una de las tres investigaciones del Supremo, bajo la dirección del fiscal jefe de lo Penal Juan Ignacio Campos, que lleva tiempo indagando sobre el cobro de comisiones cuando aún era rey, en el proceso de adjudicación a empresas españolas de la construcción del AVE a La Meca. La duda es si siguió beneficiándose de esa cuantía tras dejar la Corona en manos de Felipe VI.

Fue Corinna zu Sayn-Wittgenstein –que este verano ha presentado una demanda por acoso a Juan Carlos– quien habló de esta mordida a Villarejo en una de sus conversaciones grabadas en 2015. Según la que fuera amiga íntima del rey, la cuantía habría ascendido a 80 millones de euros.

El Supremo aún no ha imputado a Juan Carlos, pero la situación del rey emérito es bastante más problemática en Suiza. La investigación que inició allí el fiscal Yves Bertossa lleva bastante tiempo avanzando, en busca de un presunto delito de blanqueo de capitales. Su detonante fue elr conocimiento de una donación en 2012 de 65 millones de euros recibida por Corinna desde una cuenta suiza vinculada a una fundación panameña, Lucum, presuntamente creada en 2008 para recibir un regalo del rey de Arabia Saudí, que Juan Carlos habría dejado en manos de la empresaria alemana.

Fue después de que se conociera la existencia de Lucum, de la que el rey Felipe VI figuró como segundo beneficiario y cuarto de la fundación Zagatka que pagó varios millones de euros en vuelos privados a don Juan Carlos, cuando la Casa Real anunció que el rey renunciaba a la herencia de su padre y retiraba la asignación anual al rey emérito. Acababa de decretarse el primer estado de alarma en nuestro país. Un mes y medio después de que se levantara, el 3 de agosto, se marchó a Abu Dabi. Su regreso se complica un poco más con cada nuevo detalle sobre su fortuna y sus tejemanejes.

Artículo publicado el 7 de noviembre de 2020 y actualizado

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