Samantha Hudson, “la Miranda Makaroff de los pobres”: la artista que surgió de un vídeo en el instituto y es un icono queer
Un proyecto para una clase del instituto la hizo saltar a la fama en 2015, aunque para muchos es la concursante más desconocida de MasterChef Celebrity 6. Al lado de rostros consagrados del cine, la música o la televisión, como Victoria Abril, Verónica Forqué, Terelu Campos o David Bustamante, Samantha Hudson (22) se ha ganado a la audiencia desde el minuto 1 por su gracia a la hora de contestar a los jueces, su capacidad de trabajo y una bonita conexión surgida con Verónica Forqué que ha conquistado desde el primer programa a los espectadores. Pero, ¿quién es Samantha Hudson?
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“Soy un compendio de todos los clichés habidos y por haber”. Así se definía Samantha hace unas semanas en una entrevista en Cosmopolitan. Cantante, actriz, comentarista de programas y activista social, polifacética como pocas, Hudson nació en León aunque pronto se marchó a vivir a Palma de Mallorca hace 22 años. “Nunca he visto una ardilla. Será porque me crié en Magaluf y allí no hay”, decía en el talent culinario provocando la carcajada de jurado y compañeros. Su verdadero nombre es Iván González y asegura que eligió su nombre artístico cuando una amiga le dijo que si volviera a nacer “sería una madre de la periferia llamada Samantha Hudson que conduce un monovolumen, lleva a sus hijas a clases karate y luego asiste a pilates (por supuesto). Yo le dije que para qué esperar a otra vida si podía ser Samantha Hudson hoy mismo”, comentaba en la citada publicación. “Iván era una oruguita monísima y Samantha Hudson es la mariposa que ha emergido de ese capullo”, añadía además explicando que le da igual que se dirijan a ella en género femenino, masculino o neutro siempre que el otro se sienta agusto y a ella no le siente mal.
“No me molesta que me pregunten si soy chica o chico. Creo que es un síntoma de que vamos por buen camino porque antes ni se interesaban”, ha dicho. Con 13 años creyó que era transexual “porque nadie me explicó que el género es simplemente un constructo social, que puedes extenderte entre esas dos realidades y considerarte no binario". Peliculera como nadie, en sus propias palabras, para hablar de sí misma utiliza “la etiqueta de ‘travesti’ precisamente porque la gente no sabe muy bien qué hago. Hay otras personas, entre las que yo me incluyo, que pensamos que ‘travestismo’ es cuando te apetece vestir o adoptar comportamientos del sexo opuesto. Esta última es una definición más estricta, aunque luego yo uso la palabra ‘travesti’ como quien usa la palabra ‘tía”, comentaba.
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El video que lo cambió todo
Con 13 años le dio por empezar a cantar porque se dio cuenta de que podía hacerlo sin necesidad de saber cantar. Samantha ganó gran popularidad hace seis años -tenía 16 años- con la publicación de su videoclip Maricón en las redes sociales, un video que era un proyecto para la asignatura de Cultura Audiovisual de su instituto. En la canción -que tiene más de medio millón de visualizaciones en YouTube y por la que su profesora le dio un sobresaliente y se ganó la ira de algunos partidos políticos también-, la artista reivindica el derecho a ser gay y participar en la vida de la iglesia al mismo tiempo y todo esto haciendo twerking. "La Miranda Makaroff de los pobres” o "La reina de los bajos fondos" -algunas de las expresiones con las que ella se autodenomina- se mudó dos años después a Barcelona para tratar de hacerse un hueco en el mundo del show business. Allí sufrió un accidente al caer de un primer piso, escena que fue grabada por el mallorquín Joan Porcel, cuya película documental Samantha Hudson: una historia de fe, sexo y electro-queer se convirtió en el filme más visto del Atlántida Film Fest, festival de la isla balear.
Irreverente pero con un discurso maduro y lleno de realidad, muchos hablan de Hudson como el gran icono queer de su generación, aunque ella no se considera como tal. “Lo único que puedo ser es un altavoz de un discurso que no me he inventado yo ni del que soy pionera, pero que atañe a problemas y cuestiones sociales muy característicos de mi generación. Si yo digo algo y mi mensaje le gusta a la gente, no quiere decir que yo sea una ‘genia’, sino que a mis 22 años simplemente le doy voz y forma a algo que forma parte de un ideario colectivo”, recalca. “Mi vida es una metamorfosis continua y perpetua. Ahora estoy metamorfoseando a señora. Y creo que yo desempeño una labor crucial y fundamental en la sociedad que es evolucionar a señora”, ha dicho en alguno de sus videos.
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Del underground a la tv comercial
En 2019, después de una etapa complicada en la que volvió a casa de sus padres en Mallorca, se instaló en Madrid y comenzó con una performance semanal en una sala de Chueca, muchas veces junto al conocido artista de la Movida Paco Clavel. A finales de 2020 arrancó con un espectáculo en el Teatro Lara titulado Eutanasia Deluxe (“Como una gira de Madonna pero venida a menos”), sobre la cultura basura y que ha llevado de gira por España. Ha hecho un pequeño papel en Veneno, ha publicado varias canciones como Burguesa arruinada, Dulce y Bautizada y Disco Jet Lag junto a La Prohibida; ha sido colaboradora de GenPlayz, espacio presentado por Inés Hernand en la plataforma de TVE donde se habla de los temas que preocupan a la Generación Z; ha salido en Las Uñas y en Paca te lleva al huerto (ambos en Flooxer) y a finales de 2020 protagonizó una serie de podcasts de Netflix para YouTube junto a Jordi Cruz (el que fuera presentador de Art Attack) bajo el título ¿Sigues ahí? En breve, ‘las piernas de España’ lanzará su álbum de la mano de Subterfuge (compañía con la que triunfó Alaska) y participará en Rainbow, la nueva película dirigida por Paco León.
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Levanta ampollas
Sin duda a Samantha le gusta la provocación. En 2018 decidía hacer un Change.org para pedir que trasladaran los restos de Francisco Franco a su casa y en febrero de 2021 fue muy comentado su monólogo en los Premios Feroz donde reivindicó el “abandono del género” mediante un símil con el progresivo abandono del género cinematográfico. En una intervención en La Ser, Samantha defendió un sistema educativo en el que se enseñen herramientas emocionales y psicológicas y generó una nueva polémica con estas palabras:
“Enseñan los reyes visigodos, las matemáticas, que no estoy en contra de estas disciplinas ni quiero desmerecer a los docentes que trabajan en ellas, pero te enseñan un montón de cosas que realmente tú no puedes aplicar en tu día a día. Cosas tan necesarias como la gestión de emociones, cosas que tú no tienes por qué saber, nadie te lo enseña. Luego te enseñan a dividir. Yo no sé dividir a día de hoy, pero me da igual porque eso lo hace el teléfono. En cambio, las herramientas psicológicas no me las da una máquina”.
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Tiene el nombre de Arturo Valls tatuado
Estrella subversiva y activista LGTBI+, Hudson cuenta con referentes tan variopintos como Hannah Montana (el alter ego adolescente de Miley Cyrus) o el protagonista de la cinta animada Shrek, tiene el nombre de Arturo Valls tatuado (fue lo primero que se ocurrió al tatuarse un día porque su madre siempre veía Ahora Caigo) e hizo una cameo en el video de Enamórate de Isabel Pantoja. Unos meses antes de su fichaje por MasterChef, Samantha vivió un momento surrealista cuando olvidó su peluca en una fiesta y pidió que se la enviaran a casa. La peluca terminó por error en casa de Samantha Vallejo-Nágera, jueza del programa, y con una nota que hizo que Samantha se quedara sin palabras: “Para una mujer de la peluca a los pies”. Las dos Samanthas recordaban esta anécdota en el primer programa entre risas. “La pobre se quedaría flipando porque estaba esperando un vestido y le llegó una peluca sucia”, decía en sus redes.
“Chica de serie B, top-model, filántropa, madre de vocación y homosexual consolidada”, como la definen desde su discográfica Subterfuge, por la que fichó en 2019, dice que cada vez es menos gamberra. “Cuando vienes de los bajos fondos y eres una tía fea y aberrante puedes ser una top model. Ahora puedo considerarme una cantante, literal”, afirmó en El Diario. Le encanta la estética punk, pero tanto su ideario de vivir al límite y morir joven. “Para mí hoy lo más punk, subversivo y revolucionario es tener unos buenos hábitos, cuidarse, quererse, preguntarse qué tal y ser una tía maja”, aseguraba hace un año en El País. No se considera más que nadie ni nada especial por haber llegado donde hoy está. “Soy una tía muy sencilla y normal. Parece que yo estoy loca, pero soy la más sensata de todas. Los locos son los demás”.
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