La ‘verdad piadosa’ de Jesús Mariñas: Bosé, el más guapo de España que enamoró a Visconti

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    De eso no hay duda, y se entiende que enamorase nada menos que a Luchino Visconti. El talludo director se lo quiso llevar a Italia, instalarlo, montarle piso o lo que fuese con tal de tenerlo cerca. Miguel siempre se negó, resistió la tentación de hacerse famoso en el cine, o acaso es que Visconti no le gustaba físicamente. Pero se mantuvo en su negativa y posiblemente desaprovechó la oportunidad de su vida, algo que no se repitió. Aún muy joven, Miguel tenía las cosas muy claras, como cuando siendo un mozalbete su padre lo llevó de caza a Mozambique «a ver si así te haces un hombre». Quedó en simple propósito bienintencionado, lo que no puede ser es imposible, ya se sabe.

    Miguel no olvida que «a los pocos días fuimos a cazar hipopótamos y como no hacía pie en aquellos pantanales, me subieron a hombros de un porteador hasta llegar a la choza. Evoca aún molesto que «durante el viaje, mis piernas estuvieron de rodilla para abajo dentro del agua. Así se llenaron de sanguijuelas que colgaban como flecos. Algo tremendo y repugnante. Ahí fue donde, con toda seguridad, agarré el paludismo, lo que hoy se conoce por malaria».

    Cuenta que en las expediciones diarias “todos íbamos en fila india varias horas bajo un sol de justicia. Yo aguanté por no decepcionar a mi padre hasta que una mañana me desplomé tiritando, blanco y frío como la tiza. Cuando desperté, mi padre me soltó ‘Venga, no seas nenaza. Camina como un hombre, déjate de mareos o te vas a enterar. Basta ya de tonterías’. Al día siguiente, mi padre me obligó a proseguir pese a las violentas diarreas, empecé a deshidratarme. Mi padre ya se había arrepentido de llevarme de safari. Me convertí en su hijo invisible y dejó de ocuparse de mí. Jamás escribí sobre lo mal que lo pasaba y me aterrorizaba que mi madre se enterara, tuviesen una bronca y yo no quería eso. Por primera vez sentí que mi padre era ajeno y caí en un desprecio abismal. Como mi padre me trataba, me paralizaba. En aquel viaje pareció darse cuenta que de mí no conseguiría hacer nada. Me dio por perdido y yo le cogí pánico. Me convertí en su hijo invisible. Mi madre le dijo que no quería verle más y que si al niño le pasaba algo le pegaría dos tiros”. El doctor Tamames retiró la palabra al torero y despreció al ser humano.

    Éxito rotundo

    En 1973, un jovencísimo Bosé trinufaba con las inolvidables “Linda“, “Amiga” y “Mi libertad” Y en los 80 arrasó con “Bandido”. Su padre no tuvo más remedio que reconocer su éxito públicamente.

    Relación complicada

    El cantante ha desvelado en su libro de memorias la difícil relación que tuvo con su padre, hasta el punto de tenerle pánico. El torero no admitía que su hijo fuera “una nenaza”, como le llamaba cuando le llevó de caza a Mozambique.

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