La vida de la diseñadora Vivienne Westwood en 10 claves
Desfiles de Vivienne Westwood
Vivienne Westwood es todo un icono de la moda. La Gran Dama de la costura británica ha corrido mucho desde su pasado en el punk hasta su presente comprometido y beligerante; y desde entonces hasta ahora no ha abandonado ni por un momento su sello provocador. Aunque en su arranque profesional Vivienne parecía estar llamada a la docencia, hizo sus pinitos como profesora hasta 1971, pronto ese talento desbordante y su espíritu rebelde e inconformista le hicieron dar un giro de timón hasta convertirse en todo un referente mundial.
Nació el 8 de abril de 1941 en Tintwistle, un pequeño pueblo de Inglaterra. Hasta ahí, todo tranquilo. Pero fue conocer a Malcolm McLaren, separarse de su primer marido y padre de su primer hijo y mudarse al 430 de King’s Road, donde McLaren había abierto una tiendalo que marcó el antes y después de su vida. Aquella tienda, convertida en centro neurálgico del movimiento punk londinense, marcó el nacimiento de Vivienne como diseñadora.
En 1981, la diseñadora británica mostró su primera colección sobre la pasarela, aunque su trabajo ya contaba con una gran repercusión en Reino Unido gracias a su estrecha relación con el movimiento punk. Su boutique londinense en el 430 de King’s Road –que sigue todavía en funcionamiento– era una especie de meca para los jóvenes marginados de aquel momento, que hallaban en la ropa diseñada por Westwood un referente estético revolucionario.Desde entonces y hasta ahora han pasado muchos años, pero la postura de la diseñadora frente al fashion business –y frente al mundo– no ha cambiado ni un ápice, hasta el punto de que sus ideales podrían ser una extensión del espíritu punk original. Junto a su marido, Andreas Kronthaler, Westwood ha hecho de la lucha contra el cambio climático uno de los pilares de su trabajo.
Pese a que en alguna ocasión ha confesado que “siempre he sido una activista; no me he considerado una diseñadora como tal», Westwood es una de las agujas más famosas del mundo, capaz de levantarse contra el sistema cuando nadie lo hacía y con el valor suficiente para subir los temas más espinosos a la pasarela y denunciarlos ante el mundo entero. Te contamos la historia (apasionante) de esta artista multidisciplinar en 10 claves.
Aquí empezó todo. Vaya paradoja, empezar en una tienda que se llama «El fin del mundo». Pero sí, en el número 430 de King’s Road abrieron local una joven Vivienne Westwood junto a su novio de entonces, Malcolm McLaren. En palabras de la propia Westwood al portal web de The Guardian la historia siguió este orden cronológico: ella y Malcolm decidieron montar un lugar de encuentro, un centro de reunión para los jóvenes rebeldes en el Londres de la época; eso fue lo primero. Allí se vendía de todo lo que pudieran necesitar, tanto vinilos como artículos bondage o ropa de segunda mano «customizada». Después empezaron a rondar la tienda los Sex Pistols, una banda representada por su chico Malcom McLaren que acabó siendo el alma mater del punk. Pero parece que a Westwood le gusta a hacer especial hincapié en que por una vez –y quizás la más trascendente, con el punk– la música vino después de la moda.
El mítico enclave de King’S Road, en Chelsea, ha sido varias veces renombrado: empezó como SEX, también se llamo Seditionaries, y ahora –bueno, desde principios de los 80– es el World’s End, con su mítico reloj rodando del revés. © Getty Images
Hay vida después del punk, de hecho la vida profesional de Vivienne Westowood arranca después del punk.
De nuevo es su propia voz quien lo explica en The Guardian: llegó un punto en que Sex Pistols se separaron, Malcolm McLaren siguió obcecado con la producción de música y frente a ella se abrían un montón de interrogantes que convirtió en oportunidades para seguir haciendo moda; sintió que aquello era «lo suyo».
Así que el punk tocó techo pero quedó su esencia reivindicativa y beligerante, porque «la moda puede ser más que ropa, también puede ser protesta» (esta es una de las citas más celebradas de la diseñadora) y arrancó la firma con el propósito de agitar el sector, de cambiar la sociedad. La primera colección de Vivienne Westwood llamó poderosamente la atención: Los Piratas. Se presentó en 1981 y sentó las bases de su estilo; le siguieron Savage, Buffalo Girls, Punkature, Witches, Hypnos y Clint Eastwood. Así se cerró el primer lustro de andadura profesional en tándem Westwood – McLaren. © Getty Images
La firma de Westwood ahondó en la subversión y en la irreverencia, de hecho son dos claves que no han abandonado durante toda su trayectoria, pero introdujo un ingrediente más: el historicismo. La mitad de los ochenta y los noventa se encontraron con una Vivienne Westwood rebuscando en los archivos del vestir a través de los tiempos para adaptarlos a sus códigos de deconstrucción y reinterpretación.
Tomar una prenda, desmontarla y volverla a ensamblar fue el modus operandi desde los primeros días del World’s End. Así ha sido hasta la actualidad, donde tampoco han faltado en su receta del éxito los ingredientes propios del refinado sabor británico, del tartán a la Union Jack. © Getty Images
Cualquier ocasión le viene al pelo para arremeter con un potente mensaje de carga política (que a nadie se le olvide que esta señora septuagenaria creció justo en el centro de la diana del movimiento punk; ahí es nada). Una lucha activa contra el cambio climático, contra el consumismo desaforado que inunda al sector de la moda, contra la producción inconsciente que no toma en consecuencia el medio ambiente, la lucha contra el maltrato animal; Vivienne Westwood ha dejado claro que tiene opinión, y que pretende hacerse oír.
Su última embestida ha sido un «manifesto» al que ha llamado AR (por el acrónimo de Active Resistence to Propaganda). Westwood toma el arte como la mayor herramienta de cambio en el mundo; es el salvoconducto a un mundo mejor, más justo, más habitable. Ella encarna a una rara avis dentro de la moda que ha levantado la voz también con el «consume menos. elige mejor. hazlo durar«. Vivienne Westwood es mucha Vivienne Westwood.
Que sus campañas son potentes resulta bastante obvio; lo raro sería que una personalidad tan arrolladora como la suya se amilanara a la hora de plasmar en dos dimensiones todo su universo. Así que artillería pesada y a mogollón cuando de publicitarse se trata.
Frente al foco descarnado de Jurgen Teller, por su lente han pasado esta última campaña la propia Westwood y su marido y director artístico, Andres Kronthaler. También Pamela Anderson, de nuevo de vuelta gracias a la diseñadora. Pero como en todo, se precisa de una potente vuelta de tuerca cuando de la Westwood se trata: este verano el Mediterráneo es la inspiración y hasta Hydra que se han ido a localizar y disparar la sesión; eso sí, nada de la postal idílica de la isla griega que esto es una campaña para el apellido Westwood. © Getty Images
En 2022 cumplen 30 años de matrimonio, los mismo que se dan la una del otro, los mismo que tenía él cuando cayó profundamente enamorado de ella; y ella de él. Andreas era un estudiante recién graduado y Vivienne una diseñadora que se fascinó por su talento.
Bueno, quizás fue un poco al revés. Andreas estudiaba arte en un centro austríaco cuando un buen día apareció Vivienne para dar una conferencia. Él ni la conocía ni le sonaba de nada su nombre, su ropa ni su historia. Pero ella lo hechizó, y al poco él a ella también. El resumen es que empezaron un noviazgo que terminó en boda; veinticinco años ya de esta feliz unión que vive y trabaja en compañía. Todo un logro y una potente receta. © Getty Images
A poco que se indague, surgen multitud de vídeos de Vivienne Westwood en la red. De entre ellos, uno de los Grandes Documentales de la 2 nos invita a recorrer Londres por todos sus enclaves favoritos, todos al margen de las paradas concurridas (y obligatorias) de un turista al uso. Pero en verdad, además de adentrarse en las entrañas de la ciudad, lo llamativo del reportaje es como la gente aborda a la diseñadora entre parada y parada. Y ella, en todo momento y con todos, la mejor de las sonrisas y una paciencia infinita posando en cada foto. © Getty Images
El arte es vehicular para Vivienne Westwood, un arma tan potente que es capaz de cambiar el mundo. De entre todos los museos de la ciudad de Londres ella tiene su favorito, la Wallace Collection. Alberga la mayor cantidad de obras francesas del S.XVIII. Hay material de sobra para pasar horas mirando –y admirando– los cuadros, de Fragonnard a Watteau. © Getty Images
Blanca y radiante, eso como todas; pero la novia que presenta Vivienne Westwood tiene además todos los decibelios de la música punk. Picos, frunces, costuras y largos desiguales son el alfa y omega de sus creaciones nupciales.
Y sí, el vestido de la imagen lo mantenemos fresco en la memoria porque fue el que eligió Carrie Bradshaw para su enlace con mr. Big. De hecho, se lo eligió prácticamente la propia Vivienne Westwood cuando se lo hizo llegar a casa después de ver el resultado de la sesión de fotos. Un vestido tan increíble que haría saltar lágrimas de emoción hasta a la más incrédula (así lo dijo al ver emocionarse a su amiga Samantha Jones). © Getty Images
La firma se divide en múltiples líneas del prêt-à-porter a la costura, la moda nupcial, colecciones para hombre y para mujer, unisex, etc. Es tal el despliegue de divisiones que se establece en Vivienne Westwood que ni el gps más completo sería capaz de trazar la ruta. Lo mejor del caso es que el factor común a todas ellas es la propia Vivienne y su estilo. ¡Larga vida a la reina del punk! © Getty Images
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