‘El juego de mi destino’, últimos capítulos (22 al 26) de esta semana: Un amor que no muere
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La semana pasada en El juego de mi destino, el hombre amenazó a Asiye con desvelar a la policía su paradero si no accedía a hacer lo que él quisiera. En los capítulos 22 al 26 de esta semana en El juego de mi destino, Cemal se sentía cada día más cerca de sus hijos y, ahora que había retomado el contacto con ellos, no quería perderlos. El hombre le sugirió a Asiye regalarles un lugar en el que pudieran vivir lejos de la mansión de los Demirhan. Ella no se tomó nada bien la propuesta, pues creyó que quería mantener a sus dos “familias” al mismo tiempo: «Lo que quieres hacer es, totalmente indecente».
Por su parte, Cemal trató de disculparse si la ofendió en algún momento, pero le aseguró que no quería parecer indecoroso: «Solo quiero que mis hijos estén bien». Asiye se sorprendió ante el cinismo del que fue su marido, pues nunca se ocupó de Ugur y Nergis cuando les abandonó: «No te interesaste por saber si necesitaban algo ¿Y ahora me vienes con estas?».
Cemal no soportó más los desplantes de Asiye y le reprochó que pasease su “supuesto” amor con Mahir delante de él cada vez que tenía oportunidad. Sin poder contener lo que sentía, sus palabras brotaron de sus labios sin pensarlo y le confesó a su ex esposa que todavía estaba enamorado de ella: «¿Es que no lo entiendes, mujer? Te amo con locura y sufro al verte de la mano con otro que no sea yo».
A pesar de esta declaración, Asiye no cayó de nuevo en los brazos de Cemal y le volvió a pedir que se mantuviera alejada de ella. «Tu no me amas, solo eres un niño herido al que le han quitado su juguete», dijo, dando por zanjado laintensa conversación. Acto seguido, se marchó del íntimo restaurante pesquero en el que estaban sentados y dejó a su exmarido plantado en la mesa.
Helin descubrió a Cemal en una situación comprometida
Por casualidades del destino, Helin viajaba en taxi por la zona. Al ver el coche de Cemal aparcado fuera del bar, se bajó y entró a ver si su esposo estaba ahí. Efectivamente, le encontró al instante. El hombre trató de explicar su presencia en el lugar sin mencionar a Asiye: «Estaba cansando de la mansión y necesita respirar aire fresco». La mentira podría haber servido si no fuera porque Helin vio encima de la mesa dos vasos de té y uno de ellos estaba manchado de pintalabios.
La mujer se enfrentó a su marido. «Por lo que veo no estabas solo ¿Has estado con alguna mujer aquí?». Cemal salió del paso asegurado que el vaso que ella señalaba fuera, posiblemente, de la persona que estaba sentada en la mesa antes que él. Luego, pagó y se fueron. No obstante, Helin no es tonta y sospechó que su marido le estaba ocultando algo.
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