Carmen Posadas: «Al 2023 le pido que sea un poco más tranquilo que 2022»
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Cuando hace años Carmen Posadas me dijo que era una espía de la vida, la creí, pero no pensé que esa frase pronunciada a vuela pluma en una conversación en su casa se convertiría en una gran novela, ‘Licencia para espiar’, de la editorial Espasa, en la que cuenta la vida de aquellas mujeres invisibles que se dedicaron al difícil arte del espionaje, y de las que apenas se sabe qué hicieron y cómo llegaron a introducirse en un mundo protagonizado por hombres. La escritora nos cuenta qué le llevó a indagar en la vida de las espías más célebres de la historia. «Que soy muy observadora, posiblemente por timidez, pero si alguien me dice un día que iba a dar conferencias, presentar libros, le digo que imposible. Tú me conoces desde hace tiempo, de cuando tenía que tomarme un gin tonic para ir a dar conferencias, ahora no es tan necesario» y revela si, en la actualidad, todavía a espías. «Claro, aunque han ido evolucionando. Elegí escribir solo de las mujeres espías porque son las grandes desconocidas. Al final del libro hay una entrevista que le hago a una espía que todavía está en activo. Cuando le pregunto: ¿por qué son menos conocidas las mujeres?, me contestó: porque son mejores, el éxito de un buen espía es que no se sepa que es espía», asegura.
Carmen Posadas habla de Hedy Lamar, Malinche o Josephine Baker y del papel que el cine ha tenido en la imagen que tenemos de las mujeres espías. «Hay una parte muy folclórica del espionaje, debido al glamour de James Bond, pero el espionaje es mucho más que eso. He leído muchos libros sobre este tema, que me sirvieron de esqueleto para hacer toda la parte cronológica, que coinciden en que la primera misión de la que se tiene conocimiento y que está documentada en el mundo occidental, es cuando Moisés manda a unos espías para que le digan cómo es la Tierra Prometida», revela. Además, también repasa la historia de los Medici o Wallis Simpson. «Wallis Simpson tiene una historia muy curiosa, ya que ha quedado como la gran historia de amor del siglo XX. En el libro pongo una foto en la que la Reina de Inglaterra está haciendo el saludo nazi antes de que Hitler llegara al poder… Cuando Eduardo VIII se casa con Wallis, tras su abdicación, se van a vivir a Francia, ella está muy disgustada porque la familia real la trata fatal, y deciden visitar a Hitler, a quien se le ocurre la idea de invadir Inglaterra y poner a Eduardo VIII como un rey títere para manejarlo. Maniobra que pilotaba ella, y que llaman Operación Willy», explica.
Carmen Posadas desvela que los taxistas, las peluqueras y las camareras de hoteles son buenos informantes y que ella se sintió espiada en su época con Mariano Rubio. «Siempre hay alguien que te informa de que los teléfonos están pinchados. En una ocasión vino alguien de los servicios secretos y nos dijo con qué cosas había que tener cuidado. Te decían: no se pongan cerca de las ventanas, y si lo están, bajen los visillos porque eso corta la comunicación» y recuerda su vida en Moscú cuando a su padre le nombraron embajador y se fueron a vivir a Rusia. «Yo tenía 19 años, era como vivir una película de espías, todo funcionaba mal, la casa estaba llena de micrófonos, llegamos en agosto y yo me casaba en octubre. La casa necesitaba pintura, carpintero, y como todo estaba centralizado a través de un organismo, mi madre llamaba y no venía nadie, hasta que la secretaria le dijo: esto solo se arregla hablando en el comedor. Mi madre empieza a hablar, a contar lo que nos pasaba, y al día siguiente estaban todos ahí», afirma y reconoce que vive la guerra de Ucrania con preocupación.
Carmen Posadas también habla de su familia y su papel de abuela. «Tengo 5 nietos y un señor con barba, Jaime, que ya tiene 15 años» y revela si se ve reflejada en ellos. «Yo a su edad era muy chicazo, vivía en una casa grande con un jardín inmenso, soy la mayor, y estaba todo el día subida a los árboles, me veo muy reflejada en mi niñez». La escritora cuenta si le da miedo el paso del tiempo. «Tengo mucho interés en llegar a ser una viejita encantadora: no es que se alarga la vida, se alarga la vejez. Ser una vieja durante 40 años, yo no» y desvela que «para escribir hay que tener una rutina, si no, no te levantarías de la cama».
Con respecto a las Navidades, Carmen Posadas explica que «normalmente las paso en familia, en Madrid y luego nos hacemos un viajecito con Bernardo en Fin de Año: esa es la rutina» y qué le pide a 2023: «Que sea un poco más tranquilo que 2022, porque lo que hemos pasado en estos tres últimos años ha sido muy duro». Además, se anima a hacer un balance de su vida. «He tenido una vida con muchos altibajos, no ha sido una vida plácida, lo cual me alegra, te hace mejor persona, te hace valorar más las cosas», dice.
Mi foto favorita
«Le tengo mucho cariño a esta foto porque estoy con mi madre y mi hermana Mercedes en nuestra casa de Montevideo. A juzgar por la edad de Mercedes, yo debo tener aquí tres años y medio más o menos», asegura Carmen Posadas sobre la imagen.
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