El fenómeno Kate Middleton frente a los ataques de Meghan

Kate Middleton no solo está llamada a ser la próxima reina de Inglaterra, sino que ha demostrado que nadie mejor que ella conoce la fórmula mágica para hacer frente a las críticas y los contratiempos y salir fortalecida e incrementando (aún más) su popularidad. Las últimas encuestas que lo demuestran se hicieron públicas hace solo unos días, y tienen un mérito especial pues fueron hechas en Estados Unidos, el país de Meghan Markle.

Durante la emisión del controvertido documental de Netflix Enrique y Meghan (que ha destapado una auténtica caja de Pandora y ha sacudido a la familia real inglesa), la encuesta publicada por la empresa de investigación de mercados y análisis de datos YouGov dejaba claro que la serie no había reforzado la popularidad de Meghan sino más bien lo contrario: la duquesa de Sussex recibía la aprobación del 28% de los encuestados y no gustaba al 60% de ellos, mientras que Kate Middleton recibía un índice de aprobación neto del 52% y solo dejaba de gustar al 9% de los encuestados.

Los ataques (abiertos y velados) de Meghan Markle a Kate Middleton

El último mes ha sido una verdadera prueba de fuego para Kate Middleton, solo dos meses después de estrenar su nuevo título: princesa de Gales. Un honor cargado de responsabilidad y que hace que se intensifiquen aún más las comparaciones con la que hubiera sido su suegra, Lady Di, la mujer que fue bautizada como ‘Princesa del Pueblo’ y que conquistó al mundo por su naturalidad y su cercanía.

Aunque siempre se ha dicho que han sido los medios de comunicación los encargados de alimentar las desavenencias entre ambas cuñadas (la discusión entre ambas en los días previos a la boda de Meghan con motivo de los vestidos de las niñas hizo correr ríos de tinta), el documental abre fisuras respecto a esa teoría, ya que Meghan no ha querido presentar una versión edulcorada de la relación que mantiene con su cuñada.

En uno de los capítulos Meghan no dudó en contar cómo fue su primer encuentro con Kate y William: una cena informal en su casa en la que ella estaba descalza y con vaqueros rotos y en la que dice que rápidamente entendió que la formalidad que rige en los actos públicos también se traslada al interior y a su vida familiar y añadió: «Soy muy de abrazos, siempre doy abrazos y no sabía que eso era muy raro para muchos británicos», unas declaraciones que hicieron que distintos amigos de Kate salieran públicamente a defender a la princesa de Gales asegurando que es cariñosa y no escatima en abrazos tanto en público como en privado.

Meghan ha defendido que hay una narrativa que quiere que haya una heroína y una villana, y se ha quejado de que el Palacio de Buckingham nunca salió a defenderla cuando desde los medios se alimentaba que ella había hecho llorar a Kate en lugar de al contrario. Pero a juzgar por las encuestas, las aclaraciones de la duquesa de Sussex no han permitido alterar esa narrativa y Kate sigue reforzando sus índices de popularidad.

Y eso que la emisión del documental ha levantado suspicacias: la primera parte coincidió con la visita a Canadá de Kate y William con motivo de los Premios Earthshot, una de las iniciativas más destacadas de la pareja. Y la segundo, con el concierto de villancicos en el que Kate ejercía de anfitriona y al que asistió la familia Windsor al completo.

El papel de la nueva princesa de Gales

Tras el fallecimiento de Isabel II, Kate Middleton ha tenido que redibujar su papel público. Ahora, su presencia es aún más relevante y, como herederos al trono, la agenda de los nuevos príncipes de Gales gana peso. Sobre todo porque Carlos III ha apostado por un núcleo duro de la familia real mucho más reducido, en el que él, Camilla, Kate y William llevan el mando y se apoyan, sobre todo, en la princesa Ana y el príncipe Eduardo y Sophie de Wessex.

Cuando fue nombrada princesa de Gales, la oficina de Kate y William emitió un comunicado en el que dejaba clara las intenciones de Kate Middleton: «La nueva princesa de Gales aprecia la historia asociada con este papel, pero comprensiblemente seguirá mirando hacia el futuro mientras crea su propio camino».

Un camino en el que ha dejado claro que la lucha por la educación y los derechos de los más pequeños y la salud mental son las dos grandes causas que abandera y por las que quiere trabajar desde su privilegiada posición, mostrando su sensibilidad hacia todos los temas que tengan que ver con la infancia. En sus actos públicos, su faceta más cariñosa y natural es protagonista, y sus imágenes acercándose a los niños y agachándose a hablar con ellos se han convertido en una de sus señas de identidad.

Su imagen pública vs Kate en la intimidad

Es casi imposible sacar una falta en los actos públicos de Kate Middleton. La princesa de Gales siempre viste de manera impecable (el efecto Kate hace que todo lo que luce se agote rápidamente, el último ejemplo los pendientes de Sézane que estrenó el día de Navidad) y se muestra cercana y con una afable sonrisa siempre.

Quienes la conocen dicen que es extremadamente perfeccionista, según reflejaba un polémico artículo de la revista Tatler que despertó la ira de los entonces duques de Cambridge en primavera de 2021 porque también decía que la delgadez de la princesa se debía a que estaba agotada.

Más allá de ese perfeccionismo, Kate ha sabido conjugar a lo largo de la última década su vida privada y su vida pública, uno de los grandes retos de cualquier royal en un país donde la vida de la familia real es carne de tabloide. Públicamente, ha seguido el famoso ‘Callar y aguantar’ de Isabel II, quien según los expertos es su mayor inspiración, aunque los medios insistan en compararla con Diana.

Siempre parece estar en el sitio correcto, ya sea una cena diplomática o un partidillo de tenis, y la paciencia asoma como una de sus virtudes más sobresalientes. Incluso los expertos reales la han comparado en los últimos tiempos con el príncipe Felipe de Edimburgo, considerado una ‘roca’ dentro de la familia real, pues se convirtió en el mejor apoyo de la reina. Kate parece dispuesta a coger ese testigo e incluso hay quienes aseguran que es la encargada de apaciguar el carácter más explosivo del heredero, e incluso la que ha intentado tender puentes entre William y Harry y acabar con su tensa relación.

En lo personal, su familia es su gran prioridad. Que sus hijos crezcan sabiendo cuál es su papel institucional pero disfrutando al mismo tiempo de las mismas cosas que el resto de niños queda claro: ha sido fotografiada por Londres comiendo un helado con ellos o acudiendo a una papelería cerca de Kensington para comprar material escolar.

Desde el verano, la familia vive en Windsor. Se mudaron con la intención de estar más cerca de Isabel II pero también era una oportunidad de oro para vivir lejos de palacio y más cerca de la naturaleza. El alojamiento escogido, Adelaide Cottage, no parece el que un heredero cualquiera hubiera tenido en mente: una modesta casa de cuatro habitaciones y con el personal justo para poder disfrutar de una vida familiar más íntima. Y cerca de Berkshire, donde viven los padres de Kate y adonde también se ha mudado Pippa Middleton, su hermana y confidente.

Lo que parece claro a estas alturas es que la familia real inglesa, acostumbrada a los vaivenes y las historias jugosas, da gracias por tener a Kate Middleton entre los suyos. Y es que poner de acuerdo al pueblo, a los royals y a los medios no siempre es fácil, y ella sabe cómo conseguirlo.




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