Ortega Cano habla de los dos momentos más duros de su vida
«Me quise morir» fue la frase que repitió hasta en dos ocasiones José Ortega Cano en su paso por ‘Mi casa es la tuya’ cuando recordó dos de los peores momentos de su vida. El diestro abrió a Bertín Osborne las puertas de su casa madrileña y repasó junto a él los capítulos que han marcado su vida. «A lo largo de mi vida, desde que empecé a ser torero y a darme a conocer, la verdad es que nunca he hecho ninguna entrevista como la que vamos a hacer», comenzaba confesando Ortega Cano, y lo cierto es que tenía toda la razón. Terminó abriéndose en canal y desvelando su descenso a los infiernos.
El torero confesó lo mucho que había significado para él Rocío Jurado, a quien conoció de casualidad y de quien se enamoró en el primer instante, y es que confiesa que su relación fue amor a primera vista para ambos. Desvelaba lo difícil que fue para él asumir la enfermedad y posterior muerte de Rocío Jurado, que le dejó un gran vacío.
Fue el 1 de junio de 2006 cuando ‘la más grande’ fallecía a los 61 años como consecuencia de un cáncer de páncreas y Ortega Cano confiesa cómo fueron esos últimos días junto a ella: “Despedirme bien de ella no pude”. Su vida cambió entonces: «Fue muy difícil adaptarme a estar sin ella. Un día cogí, hice las maletas y me fui con los niños a Sevilla porque era muy duro estar aquí sin ella». Confiesa que «perdí el rumbo de mi vida, me dio por beber. No coordinaba, me faltaba ella«. Fue, sin duda, uno de los peores momentos de su vida: «Cuando murió cogí un bajón tremendo y la fe fue lo que me hizo seguir adelante, porque quería morirme, igual que ella«.
Gloria Camila se convirtió, entonces, en su apoyo fundamental: «Yo ocupaba el lugar de mi madre para que mi padre no durmiese solo, porque él se pasaba todo el día llorando. Era una pena andante», confesaba la joven.
Sin embargo, aunque tras la muerte de la cantante logró rehacer su vida con Ana María Aldón, con quien tuvo un niño que ahora tiene 6 años, no dejó la bebida y volvió a vivir uno de los capítulos más complicados de su vida: Provocó un grave accidente en el que falleció otra persona.
«Estaba muy cansado, me debió de dar un vahído y ya no me acuerdo de más. Cuando me desperté estaba fatal. Cuando me enteré que había muerto una persona me quise morir yo. Me arrepentí, le pedí perdón a la familia y cumplí mi condena». Su estancia en la cárcel, sin embargo, no la llevó tan mal: “Lo llevé bien en el sentido de que leía mucho La Biblia, escribía mucho… Salí muy fortalecido de prisión”.
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