El enfado de Cayetano Rivera en sus primeras palabras tras la publicación de las fotos con una amiga

Ayer amanecíamos con las fotos de Cayetano Rivera junto a una amiga (se llama Karelys Rodríguez y puedes conocerla pinchando aquí) en Londres. El resto de la historia, lo hacían las especulaciones y la investigación sobre quién era ella, desde cuándo se conocían y con qué frecuencia se veían. Una suerte de castillos en el aire que se derrumbaban con la contundencia de las palabras del torero.

Cayetano se encontraba en Perú, por motivos laborales, cuando comenzó a hablarse del tema y a insinuar que él le habría sido infiel a su mujer, Eva González. La historia comenzaba en ‘Sálvame’ el pasado jueves y, tras pronunciarse su nombre, emitía un comunicado en las redes sociales para anunciar que tomaría medidas legales.

Ayer, el hijo de Carmina Ordóñez aterrizaba en Madrid y a la salida atendía a la prensa. Lo hacía para dejar muy clara su postura y para poner de manifiesto que no piensa dejar que se destroce su familia. Muy enfadado, se dirigía a las cámaras y a los micrófonos que le esperaban justo antes de que se metiera en un vehículo y se dirigiese a casa, donde iba a reencontrarse con su mujer.

«Voy a demandar a todo el que tenga algo que ver. No voy a quedarme de brazos cruzados, ni ahora ni nunca», comenzaba evidenciando su cabreo. «La portada no tendría ningún valor de no ser por las especulaciones sobre mí«, añadía sin dejar de cargar las cosas en el coche.

«Son especulaciones que hacen daño a mi familia y a mí, que atentan contra mi honor, contra mi privacidad y mi intimidad y no lo pienso dejar pasar. Están haciendo mucho daño a mi familia y a mi seres queridos y no pienso quedarme con los brazos cruzados, ni ahora ni nunca», continuaba el diestro.

El menor de los hermanos Rivera advertía: «No son los únicos a los que voy a demandar: fotógrafos, redactores, colaboradores, consejeros delegados, a todo aquel que tenga una responsabilidad. Voy a demandar a todo el mundo». Y, ante la pregunta de cómo estaba Eva, instaba a que nos imaginásemos, teniendo en cuenta lo desagradable del asunto.

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