Cecilia Gómez: "No tengo una imagen al uso. Busco que mi personalidad prevalezca"

A Cecilia Gómez no la descubrió por la calle un cazatalentos. Como tantas otras aspirantes, llegó a Madrid a los 16 años, desde su Lebrija (Sevilla) natal, para probar suerte, y de eso hace ya ocho años. Bastó una sesión de fotos. A los tres meses ya tenía booker y estaba posando delante de la cámara en Londres, sin tener ni idea de inglés. «Yo sabía que no era de ciencias, ni de letras, sino de arte», dice para confirmar que lo suyo nunca fue hacer una carrera en la universidad. Y no se ha equivocado; desde que comenzó no ha dejado de trabajar y de escalar en una profesión que hasta no hace mucho expulsaba a mujeres como ella, que no se sujetan a un canon.

Mujerhoy ¿Cómo se tomaron sus padres que dejara los estudios?

Cecilia Gómez Aunque son muy protectores, fue algo muy natural. Yo estudiaba en un colegio religioso y no se me daba mal, pero no era lo mío. Así que dejaron que me expresara de otra manera. Tengo un sentimiento de gratitud enorme hacia ellos.

M.H. Ha vivido y trabajado en Londres, Milán, París… La suya ha sido una carrera meteórica, ¿no le da vértigo?

C.G. Yo no lo veo así, creo que ha sido algo progresivo, producto de varios años de esfuerzo y de haber estado bien acompañada. Lo otro, llegar a la cima de una profesión de hoy para mañana tiene que ser muy guay, pero te puede hacer perder la cabeza. Yo he tenido buenos pilares, me he rodeado de buenas personas y ellas han sido una base fundamental.

M.H. Pero el tránsito de modelo a actriz en una serie como La peste no es algo común…

C.G. Bueno, como todo en mi vida, me han ido llegando las cosas sin proponérmelo, aunque yo siempre me he sentido atraída por el cine. Soy superafortunada: la vida me ha hecho muchos regalos y este ha sido uno de ellos. La propuesta llegó cuando estaba atravesando una crisis: ya no sentía con plenitud mi trabajo y tenía pensado matricularme ese mismo día en una escuela de diseño de moda…

El rodaje de la peste me llegó cuando atravesaba una crisis».

M.H. ¿Tiene pensado simultanear ambas cosas?

C.G. Sí, me estoy preparando con clases de dicción. Tengo una coach de interpretación que me está ayudando, porque hasta ahora he funcionado de manera intuitiva, pero me gustaría tener un método, y para eso hay que formarse. Lo tengo claro.

M.H. Proyecta una imagen de modelo diferente y hasta se le ha catalogado de alternativa. ¿Se ve en esa descripción?

C.G. Yo siempre busco que mi personalidad prevalezca sobre mi belleza. No soy una sílfide y quizá no tenga una estética al uso en esta profesión. Si esto sirve para que otras chicas se vean reflejadas y se sientan bien como son, sin complejos, adelante, que me llamen «alternativa».

M.H. ¿Cree que estos clichés de modelo con unas medidas y un físico determinado están cambiando?

C.G. Parece que la industria está abriéndose a la diversidad, pero espero que no sea solamente una estrategia de marketing.

M.H. ¿Qué sacrificios exige ser modelo y actriz?

C.G. Los mismos que en otras profesiones. Por ejemplo, el periodista tiene que leer mucho y estar informado. Yo debo cuidarme, porque trabajo con mi imagen. La noche antes de una sesión de fotos ya sé que no puedo salir, porque mi herramienta de trabajo es mi cuerpo y tengo que tratarlo bien, por mí y por respeto al equipo.

M.H. ¿Hacia dónde tiene pensado dirigir su carrera?

C.G. Plantearme eso me parece algo pretencioso. Intento cultivarme cada día, pero luego la vida te va llevando por un sitio o por otro. Tengo claro que esta es una carrera de fondo…

M.H. Fuera del trabajo, ¿le da mucha importancia a la moda?

C.G. Para mí la moda sigue siendo tanto un arte como una forma de diversión. Tengo el armario lleno y, según me levante, ese día me visto con un estilo más hippy o más de los 90. Al fin y al cabo, la ropa es una forma de expresión.

M.H. En su profesión, los viajes son una constante. ¿Qué le gusta hacer cuando no hace nada?

C.G. Soy muy básica, para mí un plan perfecto es estar con gente que aprecio, porque las modelos pasamos mucho tiempo solas. Y también me gusta leer, cocinar y disfrutar del sol.

M.H. ¿Y cómo se libera del estrés?

C.G. Yo soy muy nerviosa y parece que siempre voy acelerada. Desconecto con el deporte; hago boxeo, motocross, yoga y monto a caballo. También me ayuda mucho a relajarme borrarme de las redes sociales de vez en cuando; son un arma de doble filo.

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