Del trono al campo, la cámara fotográfica preferida por la Reina Isabel II

La mirada de Leica, hace más de un siglo, Oskar Barnack inventó la tecnología para algo imposible: que cualquiera pudiese sacar una foto con un dispositivo portátil.

En 1914, Leica era una marca conocida desde hacía décadas por su precisión. Sus Institutos Ópticos producían los mejores microscopios del mercado y, desde poco antes, también prismáticos. Pero uno de sus ingenieros, Oskar Barnack, había desarrollado un prototipo capaz de algo imposible: sacar fotos con una cámara portátil y compacta. Sin más elementos que el dispositivo y el rollo de película de 35 mm que introdujo en su interior. Barnack tomó decisiones como aumentar el ratio de las fotografías (2:3) y convertir los hoy obsoletos carretes en algo horizontal —el cine se grababa en vertical—, con una medida estándar muy propia: la extensión de sus brazos al estirar el rollo.

Fue uno de los Leitz, dueños de la marca, quien, tras un viaje a Nueva York en el que pudo probar la magia de la tecnología portátil, tomó una decisión en contra del resto de sus directivos: producir 1.000 cámaras para el público general. Los ejecutivos pensaban que poner la fotografía en manos de las masas era un suicidio comercial. Eso fue en 1925. En 1947, Robert Capa y otros cuantos fotógrafos de leyenda fundaron Magnum, la primera agencia de fotografía. Todos tenían algo en común: trabajaban con cámaras Leica.

Leica, a diferencia de otras tantas marcas de fotografía con menos reflejos históricos, ha sabido combinar el desarrollo de sus cámaras profesionales —y de las más icónicas, capaces de generar fiebres y sinergias pop con otras tecnologías retro: si tiene tocadiscos, regálale una Leica— con el mundo smartphone. En concreto con Huawei, uno de los tres grandes fabricantes a escala mundial. La casa china y el instituto alemán empezaron a colaborar en 2016 de aquella manera: Leica “certificaba” unas lentes, sin que ni unos ni otros previesen el éxito. Los siguientes dispositivos, hasta llegar al actual Huawei Mate 30 Pro, han supuesto una colaboración cada vez más estrecha entre los genios de la óptica y la tecnológica china más potente, hasta anunciar este último modelo como una entente de “coingeniería”.


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