Rachida Dati, la exministra más famosa de Francia, es la gran rival de Anne Hidalgo por la alcaldia de París

El 2 de enero de 2009 nace una niña en París a la que iluminan todos los focos. Su madre es Rachida Dati, la flamante ministra de justicia de Nicolas Sarkozy, la primera mujer de origen magrebí en alcanzar tan alto honor. A la criatura la llama como a su propia madre, Zohra, no se sabe quién es su padre y ella vuelve al trabajo solo cinco días después del parto.

A pesar de que durante sus dos años escasos al frente de la justicia francesa Dati impulsó varias reformas de gran calado político, la ministra se hizo famosa en el mundo por su belleza, su afición a las marcas caras y su origen, detrás del que había una asombrosa historia de superación personal. Su maternidad aumentó el interés por ella, pues en plena “Datimania” los diarios y televisiones buscaron padres por todos lados, entre ellos, José María Aznar, de quien se publicó insistentemente que había vivido un romance con ella. Al final, el padre resultó ser Dominique de Desseigne, un magnate de la hostelería y los casinos que acabó reconociendo a la niña después de que un juzgado le obligara a hacerse un test de ADN.

Cinco meses después de aquel nacimiento en 2009, la ministra abandonó su puesto reconociendo que estaba exhausta por la presión mediática y desde entonces se ha ganado la vida como eurodiputada de su partido, hoy llamado Los Republicanos, y como alcaldesa del 7º distrito de París. Una posición menos llamativa que le ha permitido respirar un poco y prepararse para su siguiente batalla, la alcaldía de París, que hoy ostenta la socialista Anne Hidalgo, a quien pretende arrebatar el puesto en las elecciones de los próximos 15 y 22 de marzo.

El 8 de julio de 2019, Dati anunció en directo en la televisión francesa que está “totalmente convencida” de luchar para sustituir a la actual alcaldesa, que va primera en las encuestas seguida de Dati, que ahora tendrá pisándole los talones a la exministra de Sanidad, Agnès Buzyn, candidata que Emmanuel Macron ha puesto en lugar del dimitido Benjamin Griveaux después de que se hiciera público un vídeo con contenido sexual.

Ataques por ambos lados

En aquel anuncio del verano pasado, Dati también hizo público que en su comité de apoyo se encuentra la ex primera dama, Carla Bruni, además del propio Sarkozy, que ha sido su gran valedor desde el principio de su carrera. Amada y odiada a partes iguales, nadie puede negar a Dati el mérito de haber llegado a las más altas cotas de poder siendo hija de un emigrante marroquí y una mujer argelina que llegaron a Francia sin apenas hablar francés. Una mujer que tuvo que soportar los ataques racistas de una sociedad que sigue albergando fuertes prejuicios contra los árabes, pero también los de su propia familia, que ha visto con una mezcla de orgullo y rechazo la ascensión de la más brillante de la décima de sus 11 hijos.

“En octubre de 2008 estábamos viendo la televisión en casa y mi padre vio por televisión a Rachida junto al secretario de Deportes. Ella estaba embarazada y en broma el secretario dijo que él no era el padre del bebé. Rachida explotó en una carcajada, pero mi padre se enfureció. Tuvo que llamarle veinte veces hasta conseguir que le cogiera el teléfono. Estaba como loco y repetía “no la quiero volver a ver”, explica su hermano Jamal en un libro de memorias titulado A la sombra de Rachida.

Mientras los medios franceses y Sarkozy ponían a Dati como ejemplo de lo que podía conseguir una mujer de origen magrebí, en su casa y en su pueblo, Chalon-sur-Saône, se vivía una historia distinta. Jamal, ex traficante de drogas rehabilitado, explicaba en su libro que cosas tan sorprendentes como que para el padre de Rachida (un hombre autoritario y disciplinado) fue mucho más duro ver a su hija, la poderosa ministra, en traje de baño en una revista que el hecho de que Jamal pasara por la cárcel por tráfico de hachís y heroína. “En el barrio la gente murmuraba sobre la identidad del padre. Nunca nos habíamos enfrentado a un problema de tal amplitud”, afirma Jamal. Por lo visto, las otras hermanas de Rachida llegaron vírgenes al matrimonio, talcomo certificó un médico antes de la ceremonia.

Al parecer, en su localidad de nacimiento, ubicado en la Bretaña francesa y con un alto porcentaje de población obrera y emigrante, el hecho de que Dati fuera ministra con un partido de derechas tampoco sentó bien. “La gente nos miraba con desprecio”, explica Jamal, “apoyar a Sarkozy se veía como una traición”. Opina que el exprimer ministro engañó a su hermana y la utilizó como una herramienta de marketing: “Fue todo una operación mediática”, opina, “para conseguir votos de origen magrebí. Al final se aprovecharon de ella”. Al hermano tampoco le gusta que se hiciera célebre por su afición a la moda y los diseñadores punteros: “Me parece incompatible ser top model con ser ministra de justicia. En un momento en el que empezaba la crisis económica se equivocó al ir siempre con una ropa tan cara”.

Lo que es innegable es que Dati alcanzó las más altas cotas de poder y el hermano tampoco niega que toda la familia se ha aprovechado de ello: “Ha colocado a casi todos mis hermanos y hermanas. En Navidad había un sobre con dinero líquido para todos y cuando algunas vez he necesitado una ayuda nunca me la ha negado”, reconoce Jamal.

Problemas con la justicia

Célebre por sus aventuras amorosas, reales o inventadas por la prensa, la misteriosa maternidad de Rachida Dati se convirtió en un circo mediático que desató las más enloquecidas especulaciones. El propio Dominique de Desseigne alimentó el fuego cuando contraatacó a la demanda por paternidad alegando que Dati habría mantenido hasta ocho relaciones simultáneas con distintos hombres por lo que cualquiera podría ser el padre. Aunque no trascendieron los nombres, el abogado del millonario hostelero citó a un “exprimer ministro español, un procurador de Qatar o un presentador de televisión”. Finalmente, tuvo que reconocer que el padre era él. Según el hermano de Dati en el libro, el rumor de que Aznar era el padre de la criatura “es descabellado porque por muy libre que sea mi hermana jamás tendría un romance con un hombre casado. Hemos crecido con los valores del pudor y la decencia”.

Ahora que quiere dar otro paso en su carrera, los críticos de Dati la acusan de haber pisado lo justo el ayuntamiento parisino y haberse dedicado más a sus negocios personales. Como cuando trascendió que estaba siendo investigada por el pago de 600.000 euros por parte de la firma Renault cuando era “susceptible de pronunciarse sobre la aplicación de textos legislativos sobre la compañía en Europa” en calidad de eurodiputada. Ella dice que trabajó como abogada para la alianza Nissan-Renault y que todo es legal.

Ahora, vuelve a la política municipal, después de haberse postulado a encabezar esa misma lista en 2016, pero entonces sus compañeros de partido optaron por otra persona. Tras el traspiés del equipo de Macron con el vídeo sexual de Griveaux, Dati tiene opciones, si no de quitarle la alcaldía a Hidalgo, sí de arrebatarle algunos votos a quien le pisa los talones: Cédric Villani, el dandy matemático que se presenta por libre.

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