¿Cómo afectará la llegada de robots al mercado laboral?

Hemos visto la escena tantas veces en la pantalla, durante tantos años, que aún nos creemos que es eso: cine. Y no solo cine: ciencia ficción. Un mundo dominado por los robots, por las máquinas, en el que estos han sustituido a los humanos, a nosotros. Pero no, ni la escena es parte de un guion ni tampoco ciencia ficción. La robotización y la automatización en el mercado laboral es ya una realidad. E imparable. Las estadísticas más pesimistas auguran que hasta dos tercios de los puestos de trabajo podrían ser robotizados en el futuro y eliminarse así total o parcialmente. Otras no tan agoreras, pero no menos preocupantes, como las de la OCDE, señalan que España es uno de los países más vulnerables de Europa y donde más puestos se perderán en el proceso. De ahí que frente a esta perspectiva, o realidad, Nathalie Picquot (Hamburgo, 1975), directora general de Twitter España, no dude en apuntar que si mañana la nombraran ministra de Trabajo se enfocaría en esa como un área prioritaria. «Lo primero que hay que hacer es estimular de verdad la innovación y el emprendimiento, hacerlos factibles. Y lo segundo, encarar esa realidad porque vemos que hay muchos puestos de trabajo que pueden desaparecer por esos procesos de robotización y automatización. Pero también hay muchos nuevos empleos que se van a crear y nuevas carreras que ya están surgiendo. Para mí sería fundamental ayudar a prepararse a esas personas para esos trabajos. Lo que se llama, en inglés, reskilling», cuenta.

Picquot vivió en Estados Unidos, donde estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, e hizo un máster en Estrategia en la escuela de negocios de Harvard, en Irlanda, Francia y Hong Kong antes de asentarse en España. Y también antes de ponerse al frente de Twitter en nuestro país, donde acaba de celebrar su segundo aniversario capitaneando la nave del pajarillo azul, pasó, entre otras empresas relacionadas con las nuevas tecnologías, por la dirección de Google en España. De ahí, sobre todo, que recurra a esas nuevas tecnologías y a las posibilidades que ofrecen como herramienta para encarar ese futuro. «Gracias a la tecnología tenemos mucha más formación para hacer ese reskilling: hay más centros enfocados en las habilidades digitales que necesitamos, las escuelas tradicionales de negocio están haciendo muchos programas así también y vemos que cada vez existen más cursos on-line», indica. Como lo resume, la clave es «no tener miedo ni quedarse esperando y ser activos. Porque a un par de clics tenemos acceso a mucha información y cursos». Pero no se queda solo ahí. Su propia empresa, Twitter, dice, es una plataforma de «emprendimiento», como la llama, donde comprender lo que sucede y donde poder seguir a expertos y aprender de ellos. Y también la compañía, como lo ve, tiene su parte de responsabilidad para encarar ese futuro. Tanto Twitter como otras empresas tecnológicas, que en este contexto deben «dar visibilidad y educar» y «mostrar esas nuevas habilidades que hay ya, transmitirlas y trabajar en ese proceso de reskilling».

La implicación de las empresas, de hecho, no es algo anecdótico. Durante la última década, tras la grave recesión económica, hemos atravesado una época de desafecto con instituciones de todo tipo y de pérdida de confianza. Primero fue con las empresas, después con los gobiernos, de ahí a los medios de comunicación… Hoy, como apuntan estudios como el barómetro anual que la agencia de relaciones públicas y comunicación Edelman realiza en todo el mundo midiendo la confianza de las personas, en lo que más confiamos es en las empresas y sobre todo en la que nos da trabajo. Buscamos así, en una crisis de desconfianza ya prolongada, el liderazgo en la empresa y el compromiso del empresario, hasta el punto de que, según ese estudio, las empresas generan un 75 por ciento de confianza a nivel global, casi 20 puntos más que las ONG y hasta 30 más que los gobiernos.

A esas empresas veríamos así, según estos informes, como las mejor situadas y preparadas, frente a unos gobiernos de los que aún desconfiamos, para liderar los cambios que la sociedad necesita y los retos a los que se enfrenta, desde el cambio climático a ese proceso de robotización del mercado laboral. Picquot va también más allá en su análisis. Y de nuevo lo lleva a su terreno tecnológico señalando que esa confianza es aún mayor, y será mayor, en la empresa si sus directivos son activos en plataformas como las redes sociales. La gente tiene más confianza en un directivo activo e interconectado. Como clientes, pero también para trabajar en esa empresa. «Si vemos a los líderes en las empresas de hoy que están revolucionando el mercado ves que son totalmente diferentes a como eran hace 20 años. Ese es un gran cambio frente a la imagen del directivo encerrado en su torre de cristal e inaccesible. De hecho, a veces creo que los políticos siguen estando en esa esfera y se ven un poco aparte», lo analiza. Esa cercanía del directivo empresarial, como el compromiso de la empresa por liderar el cambio, hacen tanto que estemos más predispuestos a comprar los productos o servicios que oferte como a querer trabajar en ella. Y esa es una tendencia también en auge para los próximos años.

Esa participación mayor de directivos de empresas en las redes sociales, en plataformas como Twitter, donde, como afirma Picquot, a diferencia de los políticos no solo lanzan mensajes sino que entablan conversaciones, es también un impulso o herramienta en la pugna por hacer real la igualdad entre hombres y mujeres. Que durante los últimos años se hayan sumado a la red de Twitter, que cuenta con cerca de cinco millones de usuarios en España, directivas como la banquera Ana Patricia Botín o Pilar López, presidenta de Microsoft en España, dos de los ejemplos que cita Picquot, supone ver, como lo define, «a mujeres que están rompiendo moldes opinando y comentando, y eso anima a más personas a conversar y a decir lo que están pensando en estas redes».

Picquot ensalza así su empresa más allá de la plataforma que supone, como sucedió con el caso del movimiento #MeToo que nació en Twitter con un mensaje de la actriz Alyssa Milano animando a otras mujeres a contar y denunciar con ese hashtag las situaciones que hubiesen sufrido. Picquot destaca algunos programas, como los hashtags #sheinspiresme o el programa #hereweare, lanzados por Twitter directamente, además de las campañas que hacen para fomentar la ciencia y la tecnología entre las chicas en los colegios como ejemplos del trabajo de la compañía por contribuir y potenciar esa igualdad y el debate. Aunque se sacude con agilidad la pregunta de cuál será el gran reto de la conciliación en ese futuro ya real. Para ella, madre de cuatro hijos, como asevera tajante, el objetivo es que estas cuestiones no se planteen solo a mujeres, sino también a los hombres, porque la conciliación es cuestión de ambos y además en un caso como España, de país envejecido, ni siquiera se limita ya solo a la vida familiar con los hijos, como indica, sino a un futuro en el que también habrá que conciliar en muchos casos con personas mayores o dependientes.

Picquot ahí es optimista. En esa previsión de un nuevo mercado laboral con mayor automatización también cambiarán, o ya están cambiando, otras realidades. Entre ellas una mayor flexibilidad de los horarios y las jornadas, y el teletrabajo, que permiten mejor conciliación. En su caso, como lo explica, eso significa que aunque tenga que mantener conferencias con San Francisco, donde está la sede de Twitter, a casi diez mil kilómetros y nueve horas menos de distancia, puede hacerlo a partir de las diez de la noche, y nunca entre las ocho y esa hora que es cuando está con sus hijos haciendo los deberes, cenando o acostándolos. En España, el cambio aún es lento, y no en todos los sectores parece que pueda aplicarse, pero en marzo se aprobó al menos un decreto ley que permite cierta flexibilidad, tanto a hombres como a mujeres, sin necesidad de tener que pedir reducciones de jornada como sucedía hasta ahora.

Pero si Picquot ha recurrido al ejemplo de Twitter no es solo por ser su compañía. Recientemente, la plataforma ha lanzado una nueva iniciativa, bautizada como Topics, para destacar temas además de los que puntualmente estén en alza. Una iniciativa para agrupar y fomentar esas temáticas que la plataforma considera más interesantes, pero también, muy importante, para que nos comuniquemos, porque hablamos mucho, pero nos comunicamos poco. «Creo que muchos de los retos que tenemos por delante como sociedad pasan por la conversación», opina Picquot, de nuevo tajante. Para ella, esta es necesaria de cara a la evolución tanto social como laboral. «La comunicación en su sentido más amplio, y la conversación como ejercicio de debate para el progreso, serán de las herramientas más poderosas de las que vamos a disponer», añade. A fin de cuentas, eso, conversar, y debatir, aunque muchas veces no nos pongamos de acuerdo, o no queramos hacerlo, es algo que, seguro, no podrán hacer los robots.

Fuente: Leer Artículo Completo