Vanessa, la hija de Manolo Escobar: \
En noviembre de 2019, María Eva García Figueras presentó una demanda de filiación asegurando que era hija de Manolo García Escobar. Desde entonces y hasta el 21 de noviembre de 2019, cuando se dicta sentencia negando dicha paternidad después de un análisis de ADN, Vanessa García-Marx, hija del cantante, ha vivido dos años de pesadilla sin hablar públicamente del asunto.
Vanessa, ¿por qué decides hablar ahora?
Me siento en la obligación de hablar por primera vez para defender el honor de mi padre, ya que por ley en este país, los fallecidos no tienen derecho al honor. Y porque se publicó en muchos medios de comunicación que el juez había dictaminado que María Eva no era hija de mi padre por «falta de pruebas concluyentes». Cuando sí las hay. Hay una prueba de ADN absolutamente concluyente por la que se descarta la paternidad.
En noviembre de 2017 empieza una pesadilla que dura dos años.
Sí, dos años de proceso judicial porque una señora llamada María Eva García Figueras interpone una demanda de paternidad asegurando ser hija de mi padre. Un proceso en el que todo ha sido una sucesión de mentiras.
Esta señora argumentó que en los años 50 su madre, que vivía en Asturias, tuvo una relación de 6 años con tu padre, fruto de la cual, nació ella.
Primera mentira. No aporta ni una sola imagen de los dos. María Eva debió leer en algún sitio, en Internet o en algún libro donde se habla de la vida de mi padre, que en esa época él tuvo una novia durante seis años. Y la tuvo, pero no era su madre. Es una señora, con nombre y apellidos, que no voy a dar por respeto a su familia, que conocemos, era amiga de la familia de mi padre y gracias a mis tíos conservamos y aportamos en el juzgado fotografías de los dos que acreditan esa relación de prometidos, porque se iban a casar, pero conoció a mi madre y dejó a su prometida.
En la demanda argumenta que se siguieron viendo cuando él estaba recién casado, y que fue entonces cuando tuvo lugar el embarazo.
Sí, según ella, la infidelidad se produjo a los dos meses de la boda de mis padres. Mira, cuando mi padre se casó con mi madre, no era famoso, cantaba en las salas de fiestas y seguía viviendo en Badalona, en casa de mis abuelos con siete de sus hermanos, en colchones tirados en el suelo… Mi padre no tenía un duro. No tenía ni coche para ir a Asturias.
Así conoció a Anita, tu madre, que vivía con su acomodada familia en Alemania, ¿no?
Sí, mi madre estaba de vacaciones en España, se conocieron en junio y en septiembre ella volvió desde Alemania en su coche a recoger a mi padre a Badalona, y se fueron juntos a Alemania. Allí intentó buscarle trabajo, pero la música que él hacía era difícil de vender, con lo cual decidieron casarse el 10 de diciembre de 1959 y volver a España en el coche de mi madre. Llegan a Badalona y recién casados se van a vivir a casa de mis abuelos, con siete de mis tíos.
Y es en esa fecha cuando, supuestamente, tu padre viaja a Asturias para verse con su amante.
Exacto. Según ella, se supone que enero o febrero de 1960 mi padre fue desde Badalona hasta Asturias a ver a su madre, que estaba casada con un minero asturiano. Cuando era mi madre quien desplazaba por Cataluña a mi padre y a mis tíos en su coche cuando tenían que cantar en algún sitio porque ellos no tenían coche… Es absurdo. ¿Quién le llevaba a Asturias a ver a su amante, mi madre? Estamos hablando de 1960 y mi padre no triunfa hasta 1961.
¿Qué hay de cierto en que María Eva pasó los veranos en Benidorm con tus padres hasta los 18 años?
Nada. Dice que desde que nace, en 1960, hasta 1978, curiosamente cuando nazco yo, pasa sus veranos en Benidorm y las navidades también con ellos. Incluso asegura que mi madre la acepta como una hija… Eso hubiese sido imposible. Mi madre tenía un carácter muy fuerte, no habría consentido una infidelidad, y menos al mes de casarse, se hubiese vuelto a Alemania.
¿Tampoco aportó ninguna prueba de su supuesta convivencia con ellos?
Nada, ni una foto. Y mira que es fácil tener una foto en Benidorm con mi padre, porque durante años se acercaban muchísimas personas a casa pidiendo una foto con él, y se las hacía con todo el mundo. Por eso me molestó mucho que en su día algunos medios de comunicación publicasen que esta señora había aportado en su demanda fotografías con mis padres en mi casa. Es absolutamente falso.Sólo aportó una foto en la que se ve a mi padre con más gente y con un niño pequeño que es mi primo y que María Eva dice ¡ser ella! También aportó dos enlaces de Youtube de un programa de “Cantares” en el que aparece mi padre cantando y mi madre en una mesa del público junto a una niña de 5 años que también asegura ser ella. Y resulta que el programa se grabó y se emitió en el año 1978, cuando esta señora ¡tenía 18 años!
¿Y quién era esa niña?
La hija de uno de los mejores amigos de mi padre que se llama Manolo Segura. Ella se llama Cristina Segura, es periodista y trabaja en televisión como redactora.
¿Qué otros argumentos dio para probar que era hija de Manolo Escobar?
Por ejemplo dice que vivió con ellos en el barrio de Salamanca, cuando mis padres nunca han vivido allí, tenían la casa en Chamberí, en la calle Modesto Lafuente, y después se mudaron a la Moraleja. Todo es mentira. Incluso se inventó que mis padres la matricularon en un colegio privado del que ni recordaba el nombre ni aportó prueba alguna. Pero ¿cómo iban a matricular mis padres en un colegio a un niña que tenía sus padres legales?
Uno de los episodios más desagradables imagino que fue leer en la demanda que había sufrido un accidente de tráfico con tu padre…
Sí, dice que mi padre iba en coche hasta Asturias para recogerla y llevarla a Benidorm con ellos en verano y que en uno de esos viajes tuvieron un accidente. Curiosamente, no recuerda en qué punto del trayecto sucedió ni en qué hospital estuvieron ingresados ambos, porque asegura que estuvieron ingresados… Sólo aportó como prueba la matrícula del coche, que dijo que era un Mercedes (coche que tuvo mi padre). Pues resulta que dicha matrícula pertenece a un coche de atrezzo cuya foto salió publicada en una revista en 1965, en un reportaje en el que aparecían mis padres junto a un descapotable que ni era suyo ni era un Mercedes.
Además de dar estas versiones, esta señora intentó demostrar su filiación con pruebas de ADN.
Sí, al principio contrata al abogado Fernando Osuna, que a su vez contrata a un detective privado que va a casa de mi tío paterno Serafín, que vive en Barcelona, y coge de la basura un inhalador del que extrae su ADN.
¿Y el resultado fue…?
Una relación del 14%, inexistente prácticamente. Piensa que entre tú y yo puede haber un 70 y un 80% de coincidencia. Para que un test genético sea positivo tiene que haber más de un 99%. Yo creo que por ese motivo su abogado dejó de representarla en ese momento. Y ella siguió el proceso con un abogado de oficio, con lo cual no la han condenado ni a pagar las costas. A ella este proceso le ha salido gratis y yo he tenido que pagar a un abogado. Y a un procurador para trasladar el caso a Madrid, porque la demanda la puso en Asturias.
¿Qué es lo que más te ha dolido de este proceso?
Muchas cosas. Esta señora llegó a pedir ¡la exhumación de mis abuelos! Porque se le ocurre que quizá mi abuela hubiese sido infiel a mi abuelo y, por tanto, sus 10 hijos podrían no tener el mismo padre.
¿Y cómo llega a esa conclusión?
Debió leer en Internet, porque está publicado, que mis abuelos tenían una fonda y acogieron a un maestro republicano, profesor de música, que enseñó música a mi padre y a sus hermanos. Supongo que pensó que quizá mi abuela hubiera tenido relaciones con dicho profesor. Y pidió la exhumación de mis abuelos. Como aún no sabíamos que había ADN de mi padre, ya que está incinerado, el juez aceptó la exhumación.
¿Por qué no se hizo?
Porque el Ministerio fiscal nos dice que si hubiese pruebas médicas de mi padre de las que se pudiese extraer ADN, serían perfectamente válidas. Es entonces cuando mi abogado, Marcos Pascual, que tiene su despacho en A Coruña y se dedica a temas de filiación entre otras cosas, me pide que llame al hospital de Benidorm, donde estuvo ingresado mi padre, para ver si conservaban alguna prueba médica. Y resulta que tenían una biopsia que, por protocolo, guardan durante diez años.
Y obligan a María Eva a hacerse una prueba de ADN, claro.
Efectivamente, se la hace para saber si es hija de mi padre, y la conclusión es tajante: Manolo García Escobar no es su padre biológico. También le piden a María Eva otra prueba para saber si comparte padre y madre con sus dos hermanas. Y, además, como se había reflejado en el proceso que a lo mejor mi padre no era hermano de sus hermanos por parte de padre y madre, el juez también solicita que se coteje el ADN de mi padre con el de sus dos hermanos vivos, Serafín y Anita. El resultado también fue claro: eran hermanos de padre y madre.
¿Y cuál fue el resultado de la prueba de Eva con sus hermanas?
Que eran hermanas de padre y madre.
Caso cerrado.
Totalmente.
Antes de recibir la demanda, ¿tú habías oído hablar algo de esta mujer, se había puesto en contacto contigo?
Conmigo, no. Pero antes de poner la demanda, un año después de fallecer mi padre, esta señora hizo una entrevista en la revista ‘Pronto’ contando que era hija de Manolo Escobar. Yo me cabreé muchísimo, pero mi madre se lo tomó a risa.
¿Qué crees que perseguía con la demanda?
Supongo que un beneficio económico. Cuando el juez le preguntó por qué había esperado tantos años en poner la demanda, ¡va a hacer 60!, contestó que no quería molestar a las familias. Lo cierto es que esperó al fallecimiento de mis padres porque sabía que las pruebas de ADN no le iban a salir bien y mi madre iba a desmentir absolutamente todo.
¿Qué le dirías si la tuvieses enfrente?
No lo sé, es que hay dos opciones: una, que su madre estuviese enamorada platónicamente de mi padre, como media España lo estaba, y le contase que era su hija, y ella se lo creyese. En ese caso, me da pena. Y otra, que es la que yo creo, que efectivamente ella sabía que todo era mentira y siguió hasta el final con el tema. Entonces es una mala persona. No tengo nada que decirle.
Tus hijos, Marta y Manuel, ¿se han enterado de este proceso?
No, son muy pequeños, tienen 8 y 4 años. Ellos sólo saben que su abuelo era estupendo y ven películas suyas.
Tu pareja, Esteban, ¿cómo ha vivido este proceso contigo?
Esteban, que aunque yo le llamo marido no lo es porque no estamos casados (pero llevamos juntos más de 22 años, así que entre eso y los dos niños es más que un marido) ha sido mi principal apoyo. De hecho, lo primero que hizo fue ponerme en contacto con un compañero suyo del colegio que es quien me ha llevado el caso, Marcos Pascual. Él ha sentido la misma indignación que yo con este tema, sobre todo porque quería muchísimo a mi padre. Tanta indignación, que está totalmente a favor de que yo hable de este tema en los medios cuando nunca le ha gustado el hecho de que se traten temas de la vida privada abiertamente.
¿Sigues conservando y disfrutando de la casa de Benidorm?
La puse en venta hace tres años, cuando falleció mi madre, porque se me hacía muy duro entrar y que no hubiera nadie, cuando tengo la imagen de ella esperándonos al llegar de Madrid con la cena preparada y siempre cocinando los platos que sabía que nos gustaban a los niños, a Esteban y a mí, siempre con regalos, chucherías y chocolates para mi hija Marta, que le encantan… Llegar a Benidorm y que la casa estuviera vacía se me hacía un mundo. Pero con el tiempo te vas dando cuenta de que es la casa donde has vivido miles de historias de niña y de adolescente y veo que mis hijos disfrutan un montón del jardín, de la piscina, de la playa… ya que en el centro de Madrid vivimos en un piso pequeñito. Hace mucho que decidí no venderla y mantenerla mientras pueda.
Acabada la pesadilla, ¿en qué proyectos estás centrada ahora?
Estoy muy ilusionada grabando un programa semanal para Telemadrid que se estrenará en unas semanas…
Mar Cabanas. Fotos: Ana Ruiz. Ayudante de fotografía: Idoia Vitas. Maquillaje: Estela Serrano. Estilismo: Queen by Reyes Álvarez
Prueba falsa“Cantares”, 1978
«La demandante aportó como prueba un link de Youtube del programa “Cantares”, de TVE, en el que aparecía mi padre cantando y mi madre sentada con un niña de 5 años a su lado que afirma ser ella (arriba). Sin embargo, el programa se grabó en 1978, cuando María Eva tenía 18 años. La niña de la imagen es hija de un amigo de mi padre. Se llama Cristina Segura y es periodista», cuenta Vanessa.
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