3 claves para activar tu intuición (y no fallar cuando decidas algo)
Nos gusta creer que somos seres racionales y que nuestros pensamientos guían nuestras decisiones. Nos equivocamos estrepitosamente. Supón, por ejemplo, que vas al mercado a comprar: como no lleves una lista de la compra atada y bien atada, el neuromarketing ya se ha encargado de demostrar que el 95% de las decisiones de compra que vas a realizar son inconscientes y responden a impulsos básicos del cerebro. Pero, tranquilidad, porque nuestro cerebro está dotado de una forma de inteligencia inconsciente que es tan necesaria como la inteligencia consciente: la intuición. Te contamos sus claves para que confíes más en ella y que, cuando tomes decisiones , no te boicotees a ti misma.
La intuición es muy eficaz… si no le das vuelta a las cosas
Tu intuición es más rápida que tu capacidad para reflexionar. Y además de ser más rápida, es muy precisa. Por ejemplo, somos bastante buenos en juzgar a las personas con solo echarles un vistazo y rara vez los vaticinios de nuestra intuición no son ciertos.
En 2012 la psicóloga Nalini Ambady comenzó a analizar esta capacidad. En uno de sus estudios pidió a un grupo de alumnos que miraran vídeos de 10 segundos (con imagen pero sin sonido) en los que aparecían sus profesores y que le pusieran nota a la efectividad que les suponían solo con ver esas imágenes.
A final de semestre (después de haber recibido clases con esos profesores), Ambady les pidió de nuevo que los valoraran de nuevo. Las calificaciones fueron casi exactamente iguales. Realizó el mismo ejercicio con un grupo de estudiantes que debían contar hacia atrás desde 1.000 mientras miraban los vídeos, ocupando así su memoria de trabajo consciente. Sus calificaciones fueron igual de precisas. ¿Cuando fallaban estrepitosamente? Cuando la investigadora les pedía que razonaran su respuesta y explicaran sus valoraciones. Entonces es cuando aparecían las dudas, los cambios de criterio…
Recuerda, por lo tanto, dos valiosas lecciones sobre tu intuición: la próxima vez que te presenten a un grupo nuevo de personas, exhibe tu mejor sonrisa, porque en los primeros segundos, te la juegas. Y si alguien de ese grupo te cae mal nada más verlo… tienes razón.
Si quieres, puedes entrenarla
Tener una intuición certera requiere práctica… y no todos los campos del conocimiento son igual de intuitivos. No es lo mismo que un bombero experimentado confíe en su intuición para apostar sobre qué va a pasar en un incendio (al fin y al cabo el fuego sigue las leyes de la física) que intentar decidir una inversión financiera basándose en la intuición.
¿La solución? Al considerar un plan, imagínate en el futuro analizando qué salió mal. Con esta triquiñuela mental podrás ver los puntos débiles de cualquier propuesta y hacerlos reales y, lo mejor de todo, es usarás la intuición para detectar los defectos de una decisión y no la gastarás buscando pequeños detalles y patrones en algo que no los tiene… como la economía mundial.
Si estás estresada, es mejor que la ignores
Los efectos del estrés en el cerebro están mediados (en parte) por una hormona llamada cortisol. Un experimento aprovechó esta circunstancia para investigar cómo afecta esta hormona a nuestro pensamiento. A un grupo de voluntarios se les proporcionó un fármaco que aumnetar el nivel de cortisol de forma artificial y a otro grupo se les proporcionó un placebo.
A continuación les hicieron una prueba de reflexión cognitiva que constaba de tres preguntas, cada una de ellas con una respuesta intuitiva, pero incorrecta. Algo así como cuando te preguntan “¿de qué color es tu nevera?”. Y a continuación: “¿Qué beben las vacas?”. Si has respondido leche, tu intuición te ha jugado una mala pasada.
En estas pruebas la mayoría de las personas no logran resolver los tres problemas, pero lo que pudieron comprobar los investigadores es que estar estresados (es decir, hasta arriba de cortisol) redujo aún más las respuestas correctas. Tenlo en cuenta: si estás estresada, no te fíes tanto de ese pálpito que te ha dado. Tus hormonas y tu intuición te están decidiendo por ti… y lo están haciendo mal.
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