¿Es mejor dormir en pareja o sola?

Dormir haciendo la cucharita se ha convertido en una de las representaciones de una pareja bien avenida. Y, sin embargo, últimamente tanto especialistas en sueño como parejas de insomnes señalan que no pasa nada por no compartir lecho. Es más: en ocasiones concretas puede ser una prueba de amor hacia el otro y hacia uno mismo. De todas formas se ha de tener en cuenta que no siempre es posible separar lechos o habitaciones, pues la distribución y la superficie de la casa no lo permite. Y el descanso se puede resentir.

“Dormir es como bajar los peldaños de una escalera. Al principio, el sueño es superficial y debe llegar hasta la fase profunda. El problema es que si en ese proceso hay alguna interrupción: un ruido o un roce, no es posible acceder al sueño profundo, que es el necesario para descansar. La persona, en un principio, no lo nota, pero al día siguiente tendrá esa sensación de no haber descansado lo suficiente”, explica Eduard Estivill, neurofisiólogo, pediatra y fundador de la Clínica del Sueño Estivill.

Y no llegar hasta el final de la escalera y dormir a pierna suelta tiene consecuencias: desde somnolencia diurna hasta irritabilidad llegando incluso a afectar la salud física, mental y emocional si la situación de cronifica. Y la mayoría (un 29% según un estudio de la Universidad de Leeds) acusa a su pareja de sus noches en blanco. Tener un león roncador como pareja es uno de las quejas más habituales. Pero las noches compartidas tampoco son buena opción para, por ejemplo, las parejas que tienen horarios completamente diferentes y uno despierta al otro, ya sea porque se tiene que levantar o acostar tarde por su trabajo. También influyen las pequeñas costumbres de cada cual: ver la televisión en la cama, tener la luz encendida por estar leyendo… que pueden no ser del agrado del otro.

¿Y cuál es la opción cuando dormir en pareja supone dormir menos o peor? Para muchos “aguantar”, porque parece que dormir sin par sea un desaire o algo que hacen las personas que ya se han dejado de querer. “No es así, es un tópico. Dormir con la pareja es una de las muchas cosas que se pueden hacer con ella y no la principal. Y si hay problemas, no pasa nada por no hacerlo. De hecho, uno de los motivos bastante habitual por la que las parejas acuden a consulta es porque uno de los dos ronca. Y eso es un problema serio para una pareja”, advierte Ana Fernández, sexóloga y directora del Centro Sexológico Astursex.

En caso de no querer que el cambio sea abrupto, los terapeutas aconsejan que se combinen días de separación con otros de compartir lecho. Por ejemplo: dormir juntos el fin de semana. Pero los especialistas en sueño son mucho más radicales y lo tienen claro: lo mejor para un sueño óptimo es no tener compañía.

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