Marily Coll: "Mi primer gato lo compré en El Cairo. Era un siamés y viajó por todo el mundo"

La diseñadora de alta costura Marily Coll, afincada en España desde hace años me ha invitado a su casa para presentarme a Bijou, una gata persa que conquista los corazones de quienes la conocen. Así. mientras la felina decide cuál será el sitio más idóneo para su posado, Marily me cuenta cómo fueron sus inicios: «Empecé a coser por casualidad, enamorándome de la moda en los viajes que realizaba a París, Londres o Nueva York». Y para aquellos que deseen seguir su actividad profesional, la diseñadora escribe además en el suplemento del diario Última Hora de Baleares.

Corazón Bijou significa joya en español, ¿corresponde el nombre a su imagen?

Marilyn Coll. Por supuesto. Ella es una verdadera joya, por eso se lo puse.

C. ¿Cómo tal, qué secretos esconde Bijou?

M.C. Es de Menorca, y llegó a mi vida con tres meses: era una bolita. Yo le ponía el dedo para que jugara y lo hacía (sonríe). Ahora tiene diez años

C. Los gatos son muy independientes y suelen necesitar una educación especial, dependiendo el carácter que tengan. ¿Ha sido difícil educarla?

M.C. No, este no ha sido mi caso. Siempre he tenido perros y gatos a mi lado. Mi primer gatito lo compramos en el Cairo. Era un siamés y viajó con nosotros por todo el mundo desde Grecia hasta Líbano. Antes de Bijou tuve a Michou, un gatito que me regalaron en mi cumpleaños por sugerencia de Olivia Valère, pero tuvo una mala caída y nos abandonó hace tiempo. Era bellísimo. Pero creo que yo que soy autodidacta, y casi todo lo he aprendido sola, creo que he educado muy bien a Bijou.

C. ¿A Bijou le gusta viajar con usted?

M.C. Es muy casera, y si viajo solo por un par de días se queda en casa. Pero si es más tiempo, se viene conmigo

C. Tanto a los animales como a los seres humanos les cuesta adaptarse a determinados cambios.

M.C. A Bijou también, de ahí que cuando vamos a una casa desconocida se encierra en el armario y no sale. Pero una vez que lo ha olido todo, se sube en la cama y toma posesión. No suelo tener problemas, pero sí creo que echa de menos su casa, sus muebles, sus pertenencias…

C. Con esa elegancia y esa forma de caminar que tiene debe de ser muy coqueta.

M.C. Mucho, ha sido parte de su educación. Desde muy pequeña le pongo su lacito cómo puedes ver. Los tiene de diferentes diseños y colores. Pero hay una cosa que no le gusta, la peluquería.

C. ¿Tiene preferencia por algún lugar de la casa?

M.C. Si estoy sola está pegada a mí y cuando viene gente que conoce y, tiene confianza, se acerca y les hace caricias.

C. ¿Qué más puede contarme de Bijou?

M.C. Es muy discreta. Cuando tiene ganas de comer me mira fijamente sin hacer ruidos y con la mirada me lo pide. No necesita maullar. Es muy expresiva.

C. ¿Tiene preferencias gastronómicas?

M.C. Las bolitas de pienso no le gustan mucho. Yo le doy una dieta muy equilibrada, unas veces come latas con pollito o trucha. No le puedo dar muchas veces seguidas de lo mismo porque se cansa.

C. Marily me enseña fotos de Bijou. Una de ella es una felicitación de las Navidades pasadas. ¿Ha pensado en dedicarla a la publicidad?

M.C. Ojalá. Estaría bien, para que nos retirase.

C. Ahora que hablamos de trabajo. ¿Su trabajo fue vocacional?

M.C. Totalmente. Me enamoré de la moda en los viajes que realizaba a París y Londres para comprar botones y aprender bordados.

C. ¿Qué otros palos ha tocado, Marily?

M.C. He montado una empresa de uniformidad, para hoteles y restaurantes. Un ejemplo es el diseño de los uniformes del restaurante Casa Lucio, en Madrid.

C. Como mujer, ¿le costó hacerse un hueco en el mundo de la moda?

M.C. Sí. Las mujeres tenemos que luchar más que los hombres en esta, como en cualquier otra profesión.

C. Una mujer con su experiencia, ¿qué consejos nos puede dar?

M.C. La mujer debe tener personalidad y adaptar la moda a su físico. No porque se lleve un peinado o un estilo de ropa determinado, tienen que ir todas igual. Cada mujer debe llevar la ropa que mejor se adapta a su físico.

C. ¿Y los hombres?

M.C. Está bien que los hombres lleven shorts en Marbella o Mallorca, cuando están de vacaciones, pero en Madrid no.

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