Por qué Shailene Woodley se vio obligada a rechazar papeles relevantes durante años

La carrera de Shailene Woodley despegó gracias a su papel en Los descendientes junto a George Clooney, pero el título que la puso en el mapa a nivel global fue Divergente, en 2014. El problema es que por aquellos años no había mucho más donde poder verla lejos de esa franquicia.

Que el primer tramo de la carrera de Woodley no fuera más frenético no tiene que ver con la falta de oportunidades. Según revela la actriz esta semana en una entrevista con The New York Times, lo cierto es que todo tiene más que ver con motivos de salud que frentaron el ascenso de Woodley al Olimpo de Hollywood. Y se trata de un tramo en el que podría haberse consolidado como una de las actrices jóvenes más relevantes de su generación.

"En la parte final de mi adolescencia, tenía una idea fuerte de mi identidad y del significado de la vida, pero después pasé por una relación abusiva. Eso, combinado con, siendo honesta, el éxito comercial que tuve en esta industria, empezaron a dañar mi fortaleza", dice Woodley en su entrevista con el periodista Kyle Buchanan. "Como veinteañera, me sentí como si estuviera en una lavadora y me dieran por todas partes".

La actriz de Big Little Lies cuenta que durante su adolescencia siempre vio la interpretación como un pasatiempo y que nunca quiso que la idea de convertir ese hobby en una carrera profesional redujera su pasión por el oficio: "Pero como veinteañera, hubo un bloque enorme de tiempo en el que la ansiedad y el miedo y la competitividad estuvieron definitivamente en mi mente y mi ego en una forma que no lo estuvieron cuando era joven".

"No he hablado mucho sobre esto de forma pública, y lo haré algún día, pero estuve muy, muy enferma cuando tenía unos 20 años", añade Woodley. "Cuando estaba haciendo las películas de Divergente y trabajando duro, también lo estaba pasando mal con una situación física profundamente personal y aterradora. Por eso, dije que no a muchas oportunidades porque necesitaba encontrarme mejor. Y esos papeles acabaron yendo a compañeros míos a los que amo. Ellos llegaron a tener mucho éxito, pero había un grupo de gente que me decía, ‘¡No deberías haber dejado pasar eso!’ o ‘¡No deberías haber estado enferma!’".

Woodley asegura que intentó ver qué solución encontrar al problema, pero que al final decidió rendirse y dejar que su carrera se le escapara. Al menos durante un tiempo. Ahora, Woodley dice que ya está "al otro lado" del problema y que lleva años centrándose en su salud mental: "Me siento muy agradecida de haber caminado esa línea de fuego porque ahora sé que no quiero volver a ella nunca más".

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