Llega el padre de Nefes; \u2018Fugitiva\u2019

QUÉ HA PASADO

• Nefes visita a un médico por sus alucinaciones.

• Tahir es detenido por haber raptado a Vedat.

• Yigit sufre las burlas de sus compañeros en clase.

Nefes se dispone a pasar un bonito día con Yigit cuando a su vivienda llega un visita inesperada: es su padre, Ünal. El anciano, lejos de venir en son de paz, le echa en cara que haya abandonado a su esposo y le dice que le avergüenza su actitud. Tahir, que también se encuentra presente tras salir de la cárcel, se abalanza sobre el visitante y agarrándole por las solapas de su abrigo lo amenaza: “No permitiré que dañe de nuevo a esta mujer que está aquí. Usted perdió todo derecho sobre ella al venderla a un ser tan despreciable”.

El recién llegado se marcha lanzando una mirada desafiante. Minutos más tarde, aparece en la casa de los Kaleli y habla con la matriarca de la familia. “Es un error que nuestros vástagos estén juntos. Yo apoyaré a mi yerno, el señor Sayar, para que se quede con la custodia de mi nieto. Creo que tú deberías hacer lo mismo”. La señora le pide que se marche, pues tiene demasiadas cosas en las que pensar en ese instante.

Sayar envía un horrible presente a su cómplice

A la mañana siguiente, Vedat amanece alegre pues, gracias a sus artimañas, el juez empieza a pensar que su esposa está loca y no tiene la capacidad de cuidar de su hijo. No obstante, no quiere sorpresas. Así, el pérfido hombre llama a la joven para recordarle que si no le suministra las gotas alucinógenas a Nefes será su familia quien pague las consecuencias: “No te olvides de que quien manda aquí soy yo y puedo aplastarte como a una mosca si fuera necesario. Estaría bien que no me obligaras a ser una mala persona”.

Para que vea que su advertencia va en serio, le envía el dedo de su madre en una caja. La muchacha rompe a llorar al verlo y decide enterrarlo en el campo. “Prometo que haré lo que esté en mi mano para salvarte a ti y a mi hermana. Os quiero demasiado y no puedo, ni debo fallaros”, susurra mientras las lágrimas recorren su rostro. En ese momento aparece el señor Ösman, que se preocupa al ver a su invitada en semejante estado. La chica intenta fingir ante su anfitrión y miente diciéndole que su llanto se debe a que extraña a sus seres queridos. “Jamás te preocupes, querida, ellos saben que los aprecias mucho. ¿Por qué no me ayudas a quitar las malas hierbas del jardín? Te ayudará a despejarte”, trata de consolarla el imán.

Cerca de allí, Necip llega al hotel en el que se hospeda Eysan y llama a la puerta. La mujer se sorprende al verlo, pero lo invita a pasar. “¿Qué es lo quieres? No esperaba que vinieras aquí”, comenta. El guardaespaldas la mira fijamente y, sin hacer ni un solo gesto, le revela toda la verdad: “Berrak es mi hija y tu primo la ha obligado a venir aquí con oscuras intenciones. Ha secuestrado a mi mujer y la tiene retenida. Necesito rescatarla”.

Acto seguido, le ruega que le dé un listado de las propiedades del empresario para buscar a la cautiva. La ejecutiva acepta entregarle la información.

Mustafá toma una importante decisión

Por la tarde, Asiye lanza un nuevo ataque a su suegra. Tras declararse en huelga la semana pasada, cansada de sus desprecios, ahora se ha propuesto romperle todos sus pañuelos favoritos. “Van a enterarse de quién soy yo. Estoy harta de que me menosprecien y no sentirme la dueña de esta casa”, explica mientras corta con furia los trapos. Cuando ve sus telas destrozadas, la señora Saniye monta en cólera y exige a su nuera que le devuelva todo el oro y las joyas que le regaló cuando se casó con su primogénito: “Espero no verte más con objetos que yo te haya dado. Me pones de los nervios”. Mustafá entra segundos después por la puerta, justo para asistir al final de la discusión. Aburrido de los constantes enfrentamientos entre ambas, intenta poner algo de paz. Además, les comunica una decisión que ha tomado: “Voy a declarar contra Sayar en la próxima vista del juicio.

No toleraré que ese demonio se salga con la suya. Una vez me equivoqué cayendo en sus trampas, pero ya no”. Murat y Fatih, que están presentes, felicitan a su hermano.

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