Claudia di Paolo, una emprendedora que defiende la belleza como herramienta para empoderar a la mujer
Hay personas que desde una edad temprana tienen una clara y firme vocación mientras que otras llegan a ella por azar o circunstancias del destino. Claudia di Paolo pertenece al primer grupo. Siempre tuvo claro que ocuparse de la belleza de las mujeres era lo que realmente le entusiasmaba y le hacía disfrutar. Eso, y una voluntad de hierro que le hizo correr riesgos y no venirse nunca abajo.
Ahora, dirige uno de los centros de belleza más exclusivos de Madrid y habla con Harper’s Bazaar sobre su trayectoria y su experiencia como emprendedora.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en el mundo de la cosmética?
Empecé muy joven, desde que era una niña supe que mi vocación era cuidar la belleza de las mujeres. Con 16 años comencé mi primera formación como cosmetóloga y facialista, pues me interesaba muchísimo esta parte de la belleza y por suerte tuve una maestra excepcional.
¿Siempre tuviste claro que querías emprender y ser dueña de tu propio negocio?
No, al principio no me lo planteaba, pero supongo que por mi carácter era algo que iba a acabar ocurriendo. Me gusta asumir responsabilidades y nuevos retos. De hecho, en los anteriores sitios en los que estuve, siempre terminaba dirigiendo equipos o asumiendo puestos de responsabilidad. Cuando empecé con mi negocio lo hice porque tenía una visión muy particular de la belleza y quería transmitirla y aportar algo diferente a través de él.
¿Tuviste alguna ayuda cuando decidiste montar tu centro de belleza?
No, ninguna. De hecho, fue un riesgo ya que vivía en España desde hacía poco tiempo y no tenía contactos. Fue una mezcla de inconsciencia y valentía. Y aunque fue difícil al principio, tuve la enorme suerte de que empezó a funcionar rápidamente.
¿Y la enseñanza que siempre recuerdas de aquellos inicios?
Tuve la suerte de trabajar siempre en lugares con un servicio excelente y una clientela muy exigente. Y este hecho me marcó para siempre, ya que a día de hoy considero que la calidad del servicio y la atención al cliente es lo más importante y lo llevo intrínseco en mis venas.
¿En qué materias decidiste formarte?
Soy una aprendiz nata, tengo mucha curiosidad, así que técnicamente me he formado en todas las ramas de la belleza con los mejores maestros. Empecé formándome como facialista, ya que desde el principio me interesaba mucho el cuidado de la piel y el rostro; también quería aprender a ‘embellecer’, por eso hice un curso de maquillaje y diseño de cejas en Estados Unidos. Más tarde colaboré con marcas de cosmética en la creación de la misma cosmetología, esto es, lo que son todos los activos de los productos. Por otra parte, a raíz de tener mi propio negocio y querer saber cómo funcionaba todo, entré en un programa de dirección empresarial que me ayudó muchísimo. Y finalmente, algo que es muy importante para mi trabajo: los idiomas.
¿De qué manera te sigues reciclando en la actualidad para estar al tanto de todas las novedades?
El mundo de belleza es infinito y me interesa todo lo relacionado con él. En mi caso, utilizo mucho los viajes para poder descubrir nuevas marcas y nuevas técnicas. Viajo a ferias internacionales y allí aprendo desde packaging y tecnología hasta componentes… Además, me sigo formando a través de las nuevas tecnologías sobre nuevos activos y, también, sobre culturas ancestrales.
¿Tu spa capilar es uno de los proyectos de los que más orgullosa te sientes?
El spa capilar es un sueño. De niña me preocupaba mucho el tema del cabello ya que siempre tuve un cabello difícil y mi madre quería cortármelo todo el tiempo. Cuando empecé a tratarme el cabello con tratamientos, mi vida cambió para siempre. Entonces surgió la idea de crear el spa capilar para ayudar a todas las mujeres a tener un cabello bonito y sentirse a gusto con él. Sobre todo hoy en día, en el que vivimos a toda velocidad y no tenemos tiempo para tratárnoslo nosotros mismos. Por ello, este proyecto es del que más orgullosa me siento y en el que ahora vamos a trabajar intensamente para desarrollarlo a nivel internacional.
Siempre has sido una firme defensora de la belleza como una herramienta de confianza, que empodera a la mujer…
Sí, sin lugar a dudas. Cuando empecé eran otros tiempos y además, yo vengo de una familia muy clásica donde ese mundo se veía como algo muy frívolo, muy banal. Pero para mí siempre ha sido todo lo contrario. De hecho, en este momento tan difícil en el que nos encontramos debido a la situación actual, hemos puesto un servicio de asesoramiento para nuestros clientes y todo aquel que lo necesite, porque verte bien te ayuda a sentirte bien, y estos días es más necesario que nunca. Lo primero que hace una persona cuando entra en un estado de depresión es abandonarse, y por el contrario, lo primero que hace cuando empieza recuperarse es arreglarse. Nosotros no salvamos vidas, pero me alegra saber que en ocasiones ayudamos a una persona a sentirse un poquito más fuerte y poderosa para afrontar situaciones difíciles.
¿Cuáles son las tres cualidades que más te han ayudado en tu carrera?
La primera sería la tenacidad, soy muy tenaz y como se me meta algo en la cabeza no voy a parar hasta conseguirlo. La segunda, que es muy importante para mi trabajo, es el don que tengo para encontrar cosas excepcionales de manera natural. Y la tercera es la consistencia, cuando tengo un problema siempre vuelvo a la base, ya que al final es la que sostiene el resto de cosas que haces.
Tienes la posibilidad de estar cerca del cliente, de fidelizar… ¿qué os gusta transmitir a ti y a tu equipo?
Debido a los viajes no siempre tengo la suerte de estar todo el tiempo que me gustaría con el cliente, pero considero que es una parte fundamental de mi trabajo. Aun así, siempre tengo reservados en mi agenda unos días para estar en los centros, donde puedo respirar cómo está el cliente, entender lo que necesita y conocer sus sensaciones respecto a lo que hacemos. Para nosotros cada cliente es único y es lo que queremos transmitir. Por otro lado, también nos gusta transmitir que cuidarse, tomarse un tiempo para uno es vital, ya que si lo hacemos nos sentiremos mucho mejor tanto exterior como interiormente.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?
Lo que más disfruto de mi trabajo es crear. Me apasiona crear experiencias, tratamientos… También me encanta el trabajo con el equipo, así como el trato con el cliente. Las relaciones humanas son muy importantes para mí.
¿Qué importancia tiene la tienda online en tu negocio?
Ahora mismo la tienda online tiene mucha importancia. Estamos trabajando mucho en ella, pues al final nosotros estamos localizados físicamente en Madrid y París y el negocio online tiene la ventaja de hacer posible que los clientes que no se encuentren en estos lugares y estén buscando las marcas exclusivas con las que trabajamos pueda conseguirlas fácilmente. De hecho, hacemos envíos tanto dentro de España como al resto de Europa.
¿Crees que las mujeres lo tienen más complicado en el mundo del emprendimiento?
Sí, sin lugar a dudas lo tenemos bastante más complicado. En primer lugar, en los negocios sigue ocurriendo que te encuentras con personas que por ser mujer no te toman en cuenta de la misma manera, que no te ven al mismo nivel que a un hombre. De hecho, en alguna ocasión desgraciadamente me ha pasado que he tenido que ir acompañada de un hombre aunque fuera yo la que iba a hacer toda la negociación, simplemente para que estuviera en boca de un hombre. En segundo lugar, todavía nosotras gestionamos el 100% de nuestro hogar, por lo que compaginar ambas cosas es mucho más complicado.
¿Qué consejo darías a alguien que quiere emprender?
Mi consejo es que no tenga miedo, que arriesgue, ya que no hay nada seguro que te garantice el éxito. Además de tener pasión, hay que ser osado, no dejar de intentarlo cuando algo no funciona ni considerarlo un fracaso, la clave en saber adaptarse. También puedo decir que emprender es una aventura maravillosa y las que tenemos esa pasión no podríamos hacerlo de otra manera.
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