Cómo decir "no": técnicas para no sentirte culpable

Aceptar un nuevo cliente sin necesitarlo, ir a esa cena que llevaba tiempo agendada o a la reunión familiar del domingo sin tener ganas ni apenas tiempo para hacerlo. Negarse no siempre es fácil y son muchas las ocasiones en las que, aunque no queramos, aceptamos situaciones y circunstancias por compromiso.

Cuando esto sucede, cuando accedemos a hacer todo lo que nos proponen sin querer hacerlo, nuestro bienestar se altera y la ansiedad y el estrés se apoderan de nuestra salud generando sensación de agobio o irascibilidad que podríamos haber evitado con «no». La psicología ya ha estudiado este fenómeno poniéndole nombre: FOMO fear of missing out«). El FOMO define el miedo a lo que podemos perder o a que no nos quieran y es el responsable de que no tomemos la decisión que queremos en el momento que debemos. Y en realidad lo único que perdemos escogiendo la opción que no nos interesa es el tiempo.

Dicen que una retirada a veces es una victoria. Por eso también se ha estudiado y otorgado nombre al efecto contrario, el de decir «no»: JOMOjoy of missing out«). Define al placer y la sensación que sentimos al escoger la acción que queremos aún a sabiendas de que estamos rechazando una de las alternativas, pero seguimos siendo fieles a lo que nos apetece hacer en cada momento. Con esta actitud aparece la tranquilidad, la confianza y, sobre todo, el alivio.

¿Cuántas veces te has sentido presionado al aceptar algo que no querías? Si eres del grupo de personas a las que les cuesta negarse ante una situación y que odia los compromisos, toma nota porque la coach de Inteligencia Emocional, Ixi Ávila, nos ayuda a visibilizar las claves que necesitas para aprender a decir «no» sin sentirte culpable por hacerlo.

Claves para decir «no»

Lo primero que comenta Ixi Ávila es la capacidad que cada persona tiene para tomar decisiones. Es primordial establecer prioridades y conocer qué es lo que se quiere hacer en cada momento. «Si no sabes lo que quieres, es muy difícil que lo puedas comunicar», comenta la coach. Por esta razón recomienda pararse a pensar y establecer las preferencias que mejor convengan a nuestra salud física, pero también mental. Olvídate del que dirán y haz caso a lo que tú quieres hacer.

Ser conscientes de lo que queremos en cada momento es fundamental. Identificar nuestros deseos nos ayudará a visibilizar la situación, pero hay mucho más. Ávila también aconseja tener en cuenta la energía de la que disponemos. Incluso, a veces, aunque tengamos tiempo nuestras ganas de llevar a cabo una actividad o el gusto por aceptar una propuesta no son altas. No nos encontramos capacitados o no nos convence demasiado la propuesta. Nuestra energía es limitada y consumirla en algo que no nos apetece es un error muy común en el que caemos con frecuencia. Tu ambición es alta, pero no todo vale y tu bienestar importa.

Si en cambio esa propuesta que te han hecho te convence, pero sabes que no estás en el momento adecuado para ejecutarla, otro de los tips que nos cuenta la coach en Inteligencia Emocional es el de proponer alternativas. Es decir, puedes aceptarla modificando la fecha siempre y cuando quieras de verdad aceptarla aunque sea en un futuro.

En esta decisión de posponer la propuesta es importante que evites cualquier excusa o que atrases tu respuesta. Si quieres aceptarla, hazlo. Si no quieres, recházalo. Si te apetece pero no te encuentras en el momento adecuado, coméntalo y propón una opción B. La comunicación y la honestidad son los características claves en este entrenamiento emocional. Esto es lo que Ávila denomina «comunicar desde la vulnerabilidad», la capacidad de ser sinceros y no forzar ninguna decisión. De ser libres de decidir obedeciendo en todo momento a nuestros sentimientos.

Si a pesar de todos estos pasos en la toma de decisiones sigues teniendo dudas sobre qué decisión tomar hay un truco claro (y fácil) que te ayudará a dirigir tu camino y a encontrar la respuesta. Cuando no visualizas el «sí» rotundo y te cuestionas qué decir, entonces, la respuesta ya la tienes: es el «no». Si te equivocas, no te preocupes, todo es un aprendizaje.

Puede que te resulte complicado llegar a exteriorizar lo que sientes y ser capaz de tomar las riendas de tus decisiones, pero para eso existen terapias y consejos de Inteligencia Emocional. Del mismo modo que fortalecemos nuestros músculos para ganar masa o fuerza, también podemos hacer lo mismo con las emociones.

La gestión emocional es un proceso y un aprendizaje al que debemos someternos. Controlar nuestra salud mental es fundamental si se quiere llevar un ritmo de vida saludable y seguir las pautas de expertos que ayudan a lograr ese equilibrio así como a obtener el control sobre sus propias emociones es posible.



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